Rhapsody: Symphony Of Enchanted Lands Part II – The Dark Secret

El mundo lo estaba esperando. Justo cuando Christopher Lee estaba a punto de hundir su trasero en su cómodo sofá para disfrutar de la jubilación viendo películas de Paco Martinez Soria mientras sus nietos se sacan los ojos en el comedor, sonó el telefono. Era Joey Di Maio. Contrariamente a la Biblia, a Nostradamus y a todo Cristo, Joey Di Maio decidió que el fin del mundo iba a ser “aquí y ahora”. Y Christopher Lee iba a narrar el apocalipsis.

Maldita la hora en que alguien le compró un retroproyector a Luca Turilli y maldita la hora en que este descubrió la grandeza del invento de los hermanos Lumière. Si no hubiera sido por ese detalle, Turilli estaría ligando con rubias en Arenys de Mar como cualquier otro italiano de pro haría. Pero no, el hombre tuvo que hacer amigos como Alex Staropoli y dedicarse a crear el Film Score Metal con todas sus cinemáticas cualidades. Bienvenidos a un nuevo mundo de colores y sabores.

Al menos, su otro compañero de batallas, Fabio Lione ha aprendido a modular mejor su voz y ahora tiene un tono más agradable en la gran mayoría de temas de este “Symphony Of Enchanted Lands Part II – The Dark Secret”. De todas maneras, su pronunciación sigue siendo pésima. No se entiende nada. És una mezcla de italiano, berebere, ingles aprendido en Nápoles, y latin hablado al revés como haría la niña de “El Exorcista”.

Creadores ellos solitos de la ola de bandas italianas pesadas como ellas solas con su concepto épico y su power-metal enfermizo, RHAPSODY pueden estar orgullosos de haber llegado hasta donde han llegado. Gracias a ellos tuvimos que tragar a bandas como SIGMA, pero también descubrimos a otras muy validas como LABYRINTH. De hecho, abrieron las puertas a muchas bandas de su tierra, invitandolas a asolar Europa junto a ellos a base de dragones, espadas y demás, pero todo aquello ya pasó. Y evidentemente, el bastión que sobrevive fue el que más grande fue en aquel momento, y por ello es acertado pensar que a RHAPSODY todavía le queda mucho camino por andar.

“Symphony Of Enchanted Lands Part II-The Dark Secret”, ya siendo serios, únicamente peca de grandilocuente. En otras palabras, es necesario escuchar el disco alrededor de un millón de veces para que todos los detalles queden fijados en tu mente. La producción ha conseguido mezclar de manera muy válida la complejidad de los instrumentos clásicos con la dureza de la base metálica que tienen todos los temas. Luca Turilli particularmente, parece muy inspirado en temas como “Sacred Power Of The Raging Winds”, donde se emplea a fondo para demostrar que es un guitarrista con mucha imaginación. Alex Staropoli tiene su momento de gloria particular en “Never Forgotten Heroes”, donde ejecuta un solo de teclado que cruza tu cerebro como un rayo.

Sin embargo, hay momentos prescindibles. Uno de ellos es “The Last Angel’s Call” cuya épica musical puede producir serios daños a un cerebro humano. Especialmente, cuando Fabio Lione ataca con lo de “seven wizards came…” es imposible reprimir la carcajada pensando en “siete caballos vienen de Bonanza”, pero debo ser el único individuo tan retorcido como para establecer semejante paralelismo. El momento mas decididamente impresionante del disco es el crescendo vocal de “Guardiani”, donde Fabio Lione consigue por primera vez en su vida ponerme los pelos de punta.

La voz de Christopher Lee es un aditivo que no aporta demasiado al disco, sinceramente. Probablemente hay algún señor en Calasparra llamado Rodolfo Perez con una voz igual de potente que la de este hombre, pero evidentemente no tiene la misma leyenda ni el mismo status que Lee. Sin embargo, es una muestra más de la influencia “Di Maio”, y probablemente no será la última que veamos.