Crowbar: Symmetry in Black

Como con cualquier otra banda de la escena de Nueva Orleans, en la trayectoria de Crowbar hay un antes y un después marcado por el Huracán Katrina, y si bien es cierto que para ellos no ha supuesto un parón tan desértico como para Eyehategod, sí que es innegable que desde hace años su carrera ha funcionado a trompicones. Incontables cambios de formación y publicaciones de trabajos aquí y allá (2005, 2011), pero parecía que no iban a volver a despegar con la fuerza que llevaban antes de la catástrofe. Por esto, y os seré sincero, cuando Kirk Windstein abandonó Down me alegré. ¿Por qué? Porque el supergrupo era lo que ocupaba la mayor parte de su tiempo y esfuerzo, y por mucho que duela decirlo, la maquinaria de los de Phil Anselmo puede funcionar a la perfección sin él.

El poder del riff sigue estando con Pepper Keenan, y de acuerdo que su sustituto no es tan genial como Kirk pero decidme una cosa… ¿Por qué sólo tener a Down publicado trabajos potentes cuando puedes tenerlos a ellos y a Crowbar y a la vez? Seamos sinceros, la reanimación de la intensa actividad de los segundos no habría sido factible sin que Windstein abandonase a Anselmo y compañía. Y esto se nota en el esfuerzo puesto en este álbum. Hace unos días leía por Internet que «Crowbar han decidido tomar la senda Slayer«. ¿Y cuál es la senda Slayer? No modificar nada de tu sonido, y simplemente sacar más discos repitiendo fórmula. Dicho así puede sonar despectivo, pero no lo es en absoluto. Simplemente es otra manera de hacer música, y allá cada uno la valoración que haga. Personalmente disfruto mucho con las bandas que están en constante evolución y que innovan su sonido en cada nuevo trabajo, pero no tengo nada en contra de que bandas como la que hoy nos incumbe publiquen más y más temas de algo que ya de por sí nos encanta.

«Symmetry in Black» es un muy buen álbum, y os diré muy convencido que puede ser uno de los que más vaya a escuchar de la discografía de los de Nueva Orleans, porque la producción es excelente, y este es el mayor punto a favor de este trabajo. Suena absolutamente de escándalo, mucho mejor que nada que hubieran publicado anteriormente. Y la calidad compositiva de los temas es tan alta o superior a la de muchos álbumes anteriores. El stoner plaga los recovecos sonoros de este redondo, y también podemos disfrutar de baladas más oscuras que la obsidiana como la excelente «Amaranthine». Excelentes ejercicios de doom son por ejemplo, «Reflection of Deceit» y «The Forebonding», mientras que los momentos más metálicos y acelerados los podemos encontrar en temas como «Symbolic Suicide». En definitiva, este disco reúne todo lo que representa a Crowbar, y además con mejor sonido que nunca. ¡No esperes a ponerle las garras encima y ponlo a todo volumen en el coche tan pronto como puedas!