Megadeth: Super Collider

Decía Dave Mustaine pocos días antes de la edición de su nuevo disco, que Universal se ha gastado más en las fotos promocionales de ‘Super Collider’ que su anterior sello en los vídeos que hicieron con ellos. La verdad, dejando de lado los problemas que tuvieran con ellos, los tres trabajos editados con ellos estuvieron a la altura de lo que puede ofrecer un grupo que lleva alrededor de treinta años en esto. Es cuestión de que tanto una parte (el grupo) como la otra (la discográfica) deberían hacer todo lo que estuviera en su mano para ofrecer algo de calidad.

Los antecedentes de ‘Super Collider’, en forma de noticias (y adelantos) sobre él, crearon cierta división de opiniones sobre qué esperar. En el lado positivo estaba que, por fin, quince años después, repetían line-up con respecto a su antecesor, ya con Chris Broderick y Shawn Drover totalmente asentados, y tras la vuelta en 2010 de Dave Ellefson. También repetían productor tras la buena recepción de ‘Thirteen’, aunque a priori, Johnny K era una persona alejada del sonido habitual de la banda. Lo que más sorprendió, por la manera de hacer encajar, es que precisamente un vocalista que había trabajado con dicho productor, colaboraba con Mustaine y los suyos: David Draiman de DISTURBED y DEVICE. Pero los peores presagios llegaron con el primer adelanto.

‘Super Collider’, el tema título, traía sobre la banda la sombra de los nubarrones de una etapa que parecía olvidada, la de ‘Risk’. Totalmente falto de inspiración, plano, soso, aburrido… La mayoría esperábamos que estuvieran jugando al despiste, y que las malas sensaciones que causó en la mayoría causara el efecto contrario a lo normal: aumentar las ganas de escuchar el álbum al completo para ver si todo iba en esa línea. Para compensar, ‘Kingmaker’ sí nos ofrecía unos patrones más habituales en MEGADETH: rápido (pero no frenético), riff sencillo pero efectivo, buen solo de Broderick… vamos, un poco lo de siempre. Si el disco mantuviera esos patrones, hubiera mantenido el tipo.

Pero no ha sido así. ‘Burn!’ continúa ese lado facilón y acomodado del primer adelanto, y cuando parecen recuperar la buena senda en ‘Built For War’, de nuevo con algo de caña y una batería de Shawn Drover muy presente, marcando el camino, se vuelven a desinflar por completo en ‘Off the Edge’, todavía más simplona que las anteriores. Y esa dualidad de buen tema/prescindible es la que va reinando en todo el álbum, para nuestra desgracia. Entre los temas lentos, sobresale ‘Dance In The Rain’, alternando partes rápidas con otras más rockeras, con el solo más destacado de ‘Super Collider’ y con un final variando toda la estructura anterior que marca la aparición de Draiman. De largo, el tema más completo.

El bajo de Ellefson da paso a una lineal ‘Beginning Of Sorrow’, para sorprender con ‘The Blackest Crow’ en una onda acústica y sureña, haciendo más de interludio que otra cosa. La segunda aparición de Draiman pasa más desapercibida en ‘Forget To Remember’, sin mostrar su mejor lado ni el grupo ni el vocalista; sin más. Se agradece que se guarden algo bueno para casi el final, con ‘Don't Turn Your Back…’ donde recuperar algo de chispa, refrendada en la versión de THIN LIZZY de ‘Cold Sweat’, donde parecían más inspirados que en la mitad de los cortes anteriores. Teniendo en cuenta los últimos tiempos, uno no puede dejar de lado que veinte años han cumplido tanto ‘Rust in Peace’ como ‘Countdown to Extinction’, viendo una reedición el segundo hace poco, y tocando íntegramente el primero en una gira años atrás. Está claro que Mustaine sabe de la nostalgia de muchos de sus seguidores y les da lo que quieren. Pero dicho sea de paso, a mí me encantaría que hiciera lo propio con un disco tan personal como fue ‘Youthanasia’. Porque me da a mí que con ‘Super Collider’ no es que vaya a tener demasiado que hacer. Dudo que vayan a incorporar a su set más de tres o cuatro de ellas.