Vision Divine: Stream Of Conciousness

Ciertamente, Olaf Thörsen, dejando definitivamente de lado a sus añorados LABYRINTH, ha tomado la decisión correcta al centrarse exclusivamente en el que fuera pocos años ha su proyecto paralelo. VISION DIVINE, tomando la parte inicial del nombre de la prehistoria de LABYRINTH, vino a significar el reencuentro del guitarrista con el vocalista Fabio Lione, algo así como la continuación musical de aquel olvidado “No limits”. Y, aunque el homónimo disco inicial de la banda fue bastante acertado según la época, no se pudo decir lo mismo del siguiente “Send me an angel”, el cual rebosaba mediocridad en cada una de sus pistas, algo que, por contra, no encontramos en esta tercera entrega, afortunadamente sin el sobrevalorado vocalista de RHAPSODY, llamada “Stream of conciousness”. VISION DIVINE, con un nuevo cantante llamado Michele Luppi, han sabido recuperar el sentimiento de nostalgia de un disco tan sobresaliente como aquel “Return to heaven denied” de LABYRINTH, incorporando reminiscencias más clásicas a lo YNGWIE MALMSTEEN en muchos de los pasajes del álbum. Obviamente, Olaf se basa en lo que sabe hacer, power metal un tanto progresivo, pero, al menos, lo hace bien, muy bien, envolviendo el disco en atmósferas conmovedoras y dotando de un regusto de melancolía al mismo haciendo de su historia conceptual una idea acertadísima, la depresión de la locura, la incomprensión del mundo real.

Después de una acertada introducción en la que el protagonista de la historia tararea sobre una canción emitida por la radio, muy en la onda “Starlight” de HELLOWEEN, “The secret of life” se abre al oyente iniciando la citada nostalgia a los buenos tiempos de LABYRINTH y, a su vez, descubriendo el buen papel del también nombrado Michele Lippi el cual da más credibilidad al power exhibido asemejándose su tono de voz a la de un Mark Boals. El resto del disco se resume en un ejercicio de laboriosidad instrumental gratamente acompañado por detalles elegantes en forma de teclado y pasajes lentos muy conseguidos, buen ejemplo de esto sería la excepcional “Colours of my word” y “The fallen father”. Para los ansiosos de power metal sin más, también encontramos un corte como “La vita fugge” en la que, a pesar de que el riff inicial recuerde exageradamente al “Man on a mission” de GAMMA RAY, el sonido que hizo famosos a STRATOVARIUS en su día se muestra muy presente, quizás demasiado, eso va a gustos. También muy notable el corte acaecido en “Versions of the same” y, aunque el final del disco sea un tanto más discreto en términos compositivos, la elaboración y sensatez exhibida por Olaf hace de “Stream of conciousness” una buena prueba de que el power metal hecho con estilo y ganas todavía puede ser un buen contraste con la mayoría de grupos de Walt Dysney que se arrastran por todo el continente.