Stone Temple Pilots: Stone Temple Pilots

He aquí otro de los grupos que se apuntan a la moda de las reuniones. Y como toda reunión, no se sabe cuanto durará, si será solo por dinero (el caso de casi todas)… y tantas otras preguntas. Al menos, habiendo disco de por medio, tras unas fechas el año pasado, a buen seguro que estarán juntos un tiempo. Al menos el necesario para presentar esta nueva obra.

STONE TEMPLE PILOTS han nombrado de manera homónima a su sexta obra de estudio, y mucho ha llovido desde la anterior, la criticada ‘Shangri-LA DEE DA’. Aquello pareció la losa definitiva a su carrera, rematada con un disco recopilatorio. Mientras Scott Weiland se embarcaba con los ex-GUNS N’ROSES en VELVET REVOLVER, los hermanos De Leo hacían lo propio junto a Richard Patrick y Ray Luzier, formando ARMY OF ANYONE. El debut de los primeros fue bien recibido, pero pronto llegarían disputas, broncas y malos rollos con sus compañeros, que incluso han durado hasta hace no mucho; por su parte, los segundos, editaron un disco que pasó sin pena ni gloria.

Estaba cantado que con cada pieza del grupo sin nada que hacer, era solo cuestión de tiempo que STP volvieran al panorama musical. El miedo a un disco tan flojo como el último era algo normal, pero parece que han recuperado la chispa de sus primeros tiempos. Esto dista mucho de ser un ‘Core’ o ‘Purple’, básicamente porque no creo que les interese lo más mínimo hacer un disco como aquellos en los tiempos que corren. Han bebido más que nunca de influencias de rock más clásico, y en algunas composiciones parecen estar sumidos de pleno en los años 70, pero con su esencia de siempre.

Lo que es innegable es que a pesar del paso de los años fuera de circulación, siguen siendo un grupo con mucho gancho. Prueba de ello es debutar en el segundo puesto del Billboard americano; pero más prueba es el gancho que tienen muchos de los temas de este álbum. Empezando sin ir más lejos con el single ‘Between the Lines’, rockero, corto y pegadizo. No es la única cuyo ritmo se te queda grabado con dos escuchas; en esa línea están las también rockeras ‘Hazy Daze’, ‘Huckleberry Crumble’ y ‘Fast As I Can’.

Pero donde el grupo se mueve más cómodo en este trabajo es en los medios tiempos. Quitando las citadas, y los ritmos más clásicos de ‘Hickory Dichotomy’ y ‘Bagman’, que se desmarcan de las demás, el disco se carga con ese tipo de composiciones sin llegar a aburrir ni a resultar monótono. ‘Cinnamon’ tira de melodías muy suaves, al igual que en ‘First Kiss On Mars’. También encontramos ‘Dare If You Dare’ parece que fuera una versión cantada por los hermanos Gallagher, terminando todo con el tema más lento de todo el álbum, ‘Maver’.

Como decía en el primer párrafo, solo queda saber hasta donde aguantará la maquinaria. Y es que está claro que Scott Weiland es una persona que puede dinamitar aquel grupo donde esté de un día para otro. Si no son declaraciones explosivas, son problemas con sus adicciones (como en la primera época de los propios STP). Al menos ahora parece estar calmado, tanto en el aspecto personal como en gran parte de lo musical; y por el bien de los seguidores de su grupo, que siga así un tiempo, que nos tienen más acostumbrados a noticias negativas que a positivas. Vamos, que la vuelta con esa portada mostrando la paz actual del grupo está muy bien… pero no hubiera estado de más otra con los dedos cruzados.