Scorpions: Sting In The Tail

A sabiendas de que se acerca el final del camino, es inevitable escuchar este trabajo y no sentir nostalgia por adelantado. SCORPIONS han decidido retirarse, y lo hacen por todo lo alto. A sus espaldas dejan una historia plagada de temas memorables e inmortales, discos convertidos en clásicos por los siglos de los siglos, conciertos grandiosos y grabados a fuego en la mente de sus asistentes, y logros y éxitos de incalculable valor. Y sí, también hubo una época de despiste, pero es mera anécdota en la cátedra que han sentado los de Hannover a lo largo de su carrera. El porqué deciden hacerlo ahora, cuando han demostrado que en vivo son capaces de aplastar y reducir a la nada a cualquier banda con la mitad de años en sus carnes, y que en estudio estaban alcanzando un nivel equiparable a sus obras cumbres, es toda una incógnita. Pero es muy respetable. Mejor decir adiós y dejar en sus seguidores un buen sabor de boca. Un recuerdo imborrable, de los que perdura para siempre. Porque los éxitos son fugaces y los fracasos muy duraderos y difíciles de borrar.

La pregunta, llegados a este punto, es la siguiente: ¿Es “Sting In The Tail” una despedida digna?. Al menos, para servidor, sí. Y es que después de “Humanity – Hour I”, uno de los mejores discos de toda su carrera, era de esperar algo igual de bueno. En este trabajo SCORPIONS han dejado un poco de lado ese sonido moderno y oscuro de su anterior disco, y han rescatado esa esencia de hard rock clásica por la que son y serán conocidos. Una retrospectiva a trabajos como “Blackout” o “Lovedrive” te invadirá cuando estés escuchando este trabajo. Evidentemente, con una producción actual y a la altura de las circunstancias, cuyo papel ha sido delegado al tándem sueco formado por Mikael "Nord" Andersson y Martin Hansen, en vez de repetir experiencia con el rey Midas Desmond Child, como en su anterior obra.

Sólo hay que oír las guitarras iniciales de “Raised On Rock”, para percatarse de ese sonido rock made in SCORPIONS. La base rítmica va empujando con garbo hasta llegar a un estribillo cargado de pegamento mental. Igual de dinámicos se muestran en el tema título “Sting In The Tail”, con esa pureza en su sonido inundándolo todo. No necesitan mostrar su cara más metálica para conseguir que la fuerza sea la gran protagonista. Te recordará sin duda, a su época más americana de los 80. Le va a la saga “Slave Me”, donde vuelven a reciclar sus propios riffs y solos de guitarra de antaño, con un Klaus Meine en plena forma jugando con esas cadencias vocales tan personales en puente y estribillo. Llegan a la primera balada del redondo con “The Good Die Young”, en la que en los coros colabora Tarja Turunen. Y permitidme el atrevimiento, pero su voz queda eclipsada por la dulzura y timbre de Meine, en unos trayectos donde pasa de notas graves a notas media-agudas enmarcadas en una deliciosa melodía. Los solos hirientes, ya sean de Matthias Jabs o de Rudolf Schenker, tampoco faltan a la cita para dejar patente que su faceta baladística sigue en apogeo a día de hoy. Aunque a nivel personal, no es la mejor del listado.

Con “No Limit” siguen marcando el paso en clave de rock, aunque bien es cierto que en este corte se acercan más a lo que ofrecieron en “Humanity – Hour I”. De las más potentes y macarras es “Rock Zone”, con Kottak martilleando cajas y platillos casi con el automático puesto, aunque variando en intensidad, donde las guitarras afiladas con riffs repetitivos hacen que no decaiga la intensidad en todo el trayecto. Vuelven a la calma con otra balada, “Lorelei”. La voz de Meine, acompañado por acústicas y teclados de trasfondo, te transporta a otra dimensión. Conforme van sucediendo los segundos, se va sumando las eléctricas, para culminar en pleno clímax con un solo de guitarra punzante, y vuelta a empezar. Marca de la casa, y de las mejores en este campo dentro del álbum. “Turn You On” tiene uno de los mejores estribillos, y unas guitarras muy trabajadas. Si hubiera que elegir un corte que pasara a la categoría de clásico, éste entraría en la convocatoria con pleno derecho. Solo hay que oírlo para rendirse a lo obvio. Suena clásico, suena atemporal, suena a los SCORPIONS de toda la vida. Y es que si hay una palabra que pueda definir este trabajo, es rock. Puro, duro y machacante rock. Y no sólo es por los títulos. Con “Let´s Rock” vuelven a incidir en ello, pero es que su capacidad para mantener el nivel en un camino recorrido un millón de veces, no tiene parangón. No tardan mucho en entregar otra balada con “Sly”. Los ingredientes son los mismos; juegos de claros-oscuros, ora acústicas, ora eléctricas, ora solo de guitarra y vuelta a empezar. Pero, ¿a quién le amarga un dulce?. Más desapercibida puede pasar “Spirit Of Rock”, aunque su estribillo es de los que entran a la primera. Digamos que es el “Arizona” de este disco. Y sí, lo habéis adivinado, cierran con otra balada. Tal vez sea el punto más negativo de este disco de despedida. No es que “The Best Is Yet To Come” no tenga parte de encanto, pero una cosa es un poco de azúcar y otra distinta es una hiperglucemia.

En unas primeras escuchas, “Sting In The Tail” sorprende poco. No hay excesivas sorpresas, e incluso da la sensación de desinflarse un poco en el último tramo. Es un disco homogéneo y compacto en el que repiten mucho los esquemas. No existe ese nivel de riesgo que había en su anterior disco ““Humanity – Hour I”, y ni tan siquiera en “Unbreakable”, si de su época más reciente hablamos. Eso sí, sencillo pero efectivo. No le vayamos a restar más méritos de la cuenta. Todos los temas que aquí se incluyen se han ganado el puesto para pertenecer a esta última entrega de los germanos. Seguro que con el tiempo, este trabajo va desgranando algún que otro clásico que se convertirá en inmortal, como tantos temas del catálogo de SCORPIONS.

Sólo queda despedirnos de ellos. Esperar una visita en nuestro país, y responderles a esa carta de despedida que tiene por nombre “Sting In The Tail”. Tristemente, aunque muchos no lo quieran, toda historia tiene un final.