Han tenido que pasar once años de nada para que KISS se decidan a hacer un nuevo disco de estudio, algo que hace apenas un año parecía una tarea imposible. Cuando hablábamos con la banda al inicio de la gira europea del 2008 en Oberhausen, Paul Stanley no dejaba de repetir que KISS no tenían ningún interés en hacer un nuevo disco para que la gente lo ignorara por completo y les dijeran eso de “si, está muy bien, ahora tocad ‘Love Gun’”.

¿Qué ha cambiado en poco más de doce meses? Esencialmente que la banda comenzaba a agotar cartuchos. Tan solo puedes tocar los mismos clásicos un número determinado de veces antes de que la gente comience a mirar hacia otra parte porque le parece que ha visto el mismo show demasiadas veces. Puede que en Europa lleváramos sin ver a KISS una década hasta que se dignaron a pisar el continente el año pasado, pero en Estados Unidos el set-list ha sido muy, muy parecido desde que la banda se reunió en el año 1996 para el mítico tour de la reunión. Las giras de “Psycho Circus”, el “Farewell Tour” y la gira “Rock The Nation” aportaron pocos elementos frescos. Un “Tears Are Falling” por aquí, un “Unholy” por allá…pero esencialmente el mismo escenario y el mismo set de siempre. No es una sorpresa que las cifras de asistencia en la última gira americana de la banda fueran menos satisfactorias de lo habitual.

Lo único que podía ayudar a renovar el interés en KISS era, sin duda, un disco con nuevos temas, con su sonido clásico y con la participación activa de todos los miembros de la banda, ahora que son funcionales y que se han acabado las historias de drogas, alcohol y músicos de sesión a escondidas. El único problema, reiterado por Gene Simmons en varias ocasiones, es que no hay mercado para un nuevo disco de KISS. Mercado hay, obviamente. Lo que no hay es garantías de que el disco vaya a vender lo suficiente como para considerarlo un éxito en tiempos actuales, donde las ventas caen en porcentajes exagerados año tras año. Así que, siguiendo el ejemplo de JOURNEY, THE EAGLES, AC/DC o GUNS N’ ROSES, KISS han apostado por cerrar un trato con la cadena de tiendas Wal Mart, un auténtico gigante del comercio estadounidense. El equivalente a si en España los discos los vendiera Eroski, Opencor o algo por el estilo. La gran cadena compra un número considerable de unidades bajo la condición de “no retornables” y aunque, a priori, la operación puede parecer insegura, no lo es tanto. La cadena se beneficia de clientes poco habituales que entran a comprar el disco y acaban comprando también una cortina de ducha, unas bebidas, algo de ropa o algún aparato electrónico. Así mismo, el precio del nuevo disco de KISS, tan solo doce dólares, es más que competente. Especialmente si tenemos en cuenta que se incluye un segundo CD con quince clásicos de la banda regrabados por los miembros actuales y un DVD de seis temas grabado durante la reciente gira latinoamericana de la banda. Si no se venden un millon de cópias de esto en Estados Unidos, es que el mundo está enfermo. JOURNEY, siendo una banda de menos peso específico que KISS, consiguieron vender más de medio millón de copias de su último disco con la misma formula.

Desde hace meses, la banda ha insistido en que el disco iba a ser un retorno a su sonido clásico de los años ’70, sin temas de relleno, sin productores de moda y sin tonterías. Producido por Paul Stanley y con la ayuda inestimable de Greg Collins, “Sonic Boom” es – en efecto- un retorno al sonido clásico de KISS propio de 1975-1979, con incursiones obvias en la época de los ’80 y de los ’90, haciendo así un recorrido muy notable por los mejores momentos de su discografía. No hay equivocación posible: desde que comienzas a escuchar el disco, suena a KISS. No suena a “Saturday Night Fever” como “Dynasty”. No suena a la NWOBHM como “Creatures Of The Night”. No suena al hard pulido y repleto de brillantina de “Crazy Nights”. Suena a KISS. A los KISS que todos aprendimos a apreciar en la primera fase de su carrera.

El disco comienza con “Modern Day Delilah”, un medio tiempo, amenazante y serpenteante obra de Paul Stanley. El riff recuerda mucho al de “Watchin’ You” o “God Of Thunder”, parido por la guitarra de Stanley. No es la mejor maravilla del disco, pero es una buena señal de que el disco va por el camino correcto. Se hace especial hincapié en los coros, que son de Gene Simmons. En lugar de usar veinticinco capas de la voz del propio Stanley, Simmons le hace los coros. Algo tan aparentemente simple llevaba sin suceder un par de décadas, básicamente desde “Hot In The Shade”, si no recuerdo mal. El solo de Tommy Thayer, está repleto de licks robados de Ace Frehley, tal  y como se esperaba. Tommy Thayer no está ahí para crear nada nuevo. Está ahí para ayudar a replicar lo que solía hacer Ace, sin tener que aguantar a Ace, que es para lo que le pagan Gene y Paul.

“Rusian Roulette” es un tema vacilón al clásico estilo de Simmons. Se nota que el demon ha estado implicado en el disco, porque se trata de sus contribuciones más notables desde la época de “Revenge”. Los que escuchamos “Asshole”, su disco en solitario del 2004, nos esperábamos lo peor (ya saben: Simmons siempre quiere tocar todos los palos posibles sin quedarse con ninguno de ellos, consiguiendo pastiches realmente horrorosos como “No, No, No”, “Murder In High Heels”, “We Are One” y similares…) pero Simmons ha hecho cuatro temazos muy rockeros en éste disco que rezuman su personalidad por todas partes. Además, en ésta ocasión se nota que el bajo lo toca el, no Jean Beauvoir ni Bruce Kulick ni Ace Frehley. Simmons vuelve a demostrar que es un muy buen bajista, casi tan bueno como lo es a la hora de hacer dinero.

“Never Enough” es un tema puramente Stanley, muy propio de la época de “Revenge”, y con ese toque positivo-festivo a lo “I Just Wanna” que te hará mover los pies. No obstante, quienes vayan un poco más allá veran las similitudes con “Nothin’ But a Good Time” de POISON en el estribillo y con “Slide It In” de WHITESNAKE en el riff principal. En el fondo, es justo. POISON robaron el lick de guitarra de “Deuce” para el mismo tema.

Simmons vuelve al ataque con “Yes I Know (Nobody’s Perfect)”, un tema cuyo origen se sitúa en la demo “Nobody’s Perfect”, grabada en la época de “Asylum” y que ha circulado mucho entre los fans acérrimos desde entonces. Las letras son de tercero de primaria, como en la época de “Rock N’ Roll Over” o “Love Gun”, donde el tema del sexo es el más recurrente, aunque en ésta ocasión las metáforas son mucho más cuidadas. Nadie quiere escuchar a un montón de tipos de sesenta años sonando como viejos pervertidos!

La joya del CD, en mi opinión, es “Stand”. Se trata de un tema donde Simmons y Stanley comparten labores vocales, como en los buenos tiempos, y que habla esencialmente de la amistad. Es el típico tema de KISS de tono positivo en plan “Crazy Nights”, “God Gave Rock n Roll To You” y demás, con un riff que quita el hipo. Si después de la primera escucha no lo estás cantando en la ducha es porque algo falla en tu sistema auditivo. La parte central, cantada por los cuatro miembros del grupo, está directamente sacada de “I Just Wanna” o “God Gave…”, sin duda.

“Hot N’ Cold” es otro tema rijoso y facilón de Simmons, antiguamente llamado “Rotten To The Core” y que data del año 1975. Parece ser que Simmons ha sido el que más ha tenido que recurrir al baúl de los recuerdos a la hora de componer material para éste disco. No obstante, el estribillo no tiene nada que ver con el de la vieja demo y es totalmente nuevo, tanto que parece algo inconexo respecto al resto de la canción. Pero a la segunda o tercera escucha, ya se te pega, sin posibilidad de quitártelo de encima.

Una de las sorpresas de éste nuevo disco viene de la mano de “All For The Glory”, el primer tema en un disco de KISS donde canta el baterista Eric Singer. Su voz rasposa recuerda a la de Peter Criss, aunque sin ese tono italo-americano tan duro e ininteligible del catman original. Singer se defiende muy bien en una canción propia de la factoría Stanley, que en éste disco parece un libro de autoayuda con sus letras positivas y llenas de buen rollo. Otro tema que se pega como una lapa, especialmente dadas las tesituras más agudas de Singer, quien aun mantiene la voz en buen estado. Stanley por su parte ha optado por no corregir nada en éste disco. Su voz, que está bastante cascada, sigue sonando cascada en este disco. Si bien en el disco de clásicos regrabados su voz era mágicamente similar a la de los ’70, en “Sonic Boom” suena tan natural como en los shows que la banda ha hecho en el último año y medio. Para bien o para mal.

Otro de los grandes temas de Stanley en el disco es precisamente “Danger Us”. Parece sacado de “Creatures Of The Night” o de cualquier otro disco ochentero de KISS como “Crazy Nights”. Estribillo pegadizo y una melodía de guitarra simplona pero efectiva, con letras tan simplonas que uno siente vergüenza ajena por momentos. Luego te das cuenta de que la base de KISS reside justamente en el simplismos de sus letras y desaparece el enrojecimiento de tu cara…

Simmons hace un último ataque con la maliciosa “I’m an Animal”, que parece un deshecho de “Carnival of Souls” o “Asshole”. No obstante, el riff es muy similar al de “Almost Human” de “Love Gun”, al menos en espíritu. La voz de Simmons suena intacta, como si no hubieran pasado 30 años desde aquel disco. Impresionante.

Tommy Thayer canta por primera vez también en éste disco de KISS. La electrizante “When Lightning Strikes” (que recuerda mucho a CINDERELLA, todo sea dicho) es su carta de presentación como vocalista ante el público de KISS, y hay que decir que lo hace terriblemente bien. No en vano, Thayer siempre había dicho ser un vocalista muy apto y lo demuestra con creces.

Finaliza el disco la potente “Say Yeah”, muy ochentera también y muy Paul. No cabe duda de que el material de sonido más actual ha sido el que ha facturado Stanley, mientras que los temas de Simmons son los más cercanos en espíritu al sonido de los ’70, algo lógico si tenemos en cuenta los orígenes de dichas composiciones.

Hay varios detalles que saltan a la vista. Además del impresionante robo de licks por parte de Tommy Thayer a Ace Frehley (en “Yes I Know” los roba del solo de “Love ‘Em Leave ‘Em, en “Hot And Cold” replica el solo de “She” y en “All For The Glory” replica licks del de “Parasite”, no me extrañaría que al llegar a casa diga “aaack” y se beba dos botellas de Dom Perignon), la banda suena más cohesionada que en “Psycho Circus” (donde no habia tal banda, sino Simmons y Stanley más un montón de músicos de sesión, claro) y, sin lugar a dudas, el material que aportan al catálogo de KISS es el más potente que han grabado desde “Revenge” y de eso hace, tristemente, diecisiete años. No obstante, queda probado que si ellos quieren, pueden hacer un gran disco. Probablemente no venderá los millones que el de AC/DC, pero a buen seguro será uno de los éxitos de ventas del año en Estados Unidos y parte de Europa.

 

Sergi Ramos

Grupo:Kiss

Discográfica:Kiss Records / Roadrunner

Puntuación:9

Canciones:

  1. Modern Day Delilah
  2. Russian Roulette
  3. Never Enough
  4. Yes I Know (Nobody’s Perfect)
  5. Stand
  6. Hot And Cold
  7. All For The Glory
  8. Danger Us
  9. I’m An Animal
  10. When Lightning Strikes
  11. Say Yeah

Año:2009