Big Bang: Sin renuncia a la esperanza

Interesantísimo proyecto el los badaloneses Big Bang, que se nota que llevan ya años tocando y creando un estilo realmente peculiar y definido de rock-metal-fusión. Cada corte del disco te deja con una sonrisa y consigue hacer que creas en su proyecto a pesar de que no son una banda de metal tradicional y muestran una amplísima paleta de pintor con ml colores e influencias. Han estado 10 largos años peleando para conseguir sacar adelante este disco, y ya sólo por eso merecen una alabanza por la fe depositada en ello. Los cortes son frescos y sumamente trabajados.

Ante todo destacar el Groove del combo, pero especialmente la base rítmica que se lanza en intrincadas partituras y sobre la que la guitarra de Francisco Rubiales dibuja armonías y en la que brilla en lo alto la personal voz de Manuel Rubiales. Era un disco que llevaba tiempo en el montón de críticas para hacer, pero tras verlos en directo, quería volver a saborear su trabajo, esta vez estando atento a los matices y detalles, que son muchos. Es un estilo muy personal, y habitualmente transitan por el jazz de la mano de su bajista Rafa Caamaño y la precisión de Siscu Carrasco, enorme a lo largo del disco. Posiblemente debas calificarlos como inclasificables…

“Hay sueños” es un buen ejemplo de todo lo hablado. A medio tiempo, con un Manuel que susurra y narra en ocasiones más que canta, pero que luego se desgañita en el estribillo. Hay en algunos momentos la sensación de que se cruzan los Dream Theater sin teclados con los riffs y sonoridades grunge de los 90. Ejemplo de ello es el inicio de “La espiral”. En general hay un sentimiento melancólico bastante profundo, pero termina por dejar una sensación optimista, algo que no es nada fácil de conseguir. La inicial “Oír y callar” ya te mete de lleno en su mundo complejo pero rico en detalles.

Quizá en algún momento pecan de exceso de linealidad compositiva. Su definido estilo hace que los temas se parezcan en exceso unos y otros. Lo que si destaca especialmente es el trabajo de riffs. Muestra de ello es la excepcional “Fiel”, posiblemente el mejor tema de este disco y en el que la banda desarrolla todas sus posibilidades al unísono. Espectacular el trabajo instrumental. Oscuridad y preciosos detalles instrumentales dominan “En calma”, con unos cambios realizados con sumo gusto. “Siento el dolor” es un perfecto ejemplo de todas las características del grupo, esos cambios, esos detalles, esa oscuridad, y esos riffs bien definidos. Mención merece el destacar las letras, también muy cuidadas.

Gran debut a pesar de que este grupo quizá hubiera sido justo que lograran grabar este disco unos años atrás. Ideas muy buenas, excelente ejecución y detalles muy cuidados, desde la preciosa portada a la masterización en los estudios Masterdisk de Nueva York. Esperemos que al grupo le vaya bien y puedan darse a conocer, pues el show que les hemos visto cumplió sobradamente las expectativas. Eso sí, necesitas ser algo abierto de mente con ellos, suenan muy personales… y eso es bueno.