Platitude: Silence Speaks

Tiene uno que sorprenderse ante ciertos datos. PLATITUDE es una banda sueca,
de la que por cierto desconocía su música y existencia hasta este “Silence
Speaks”, cuya media de edad ronda los 20 años. Lo más curioso es, que sin ser
el grupo revelación del siglo, el nivel compositivo de esta banda es más que
notable, pero supongo que será fruto de una experiencia aunque corta, intensa,
ya que el disco protagonista de esta reseña es el tercero con el que cuentan
en su haber. En cuanto a estudios de grabación y productor, han repetido fórmula
en estos tres discos de estudio. Las grabaciones de “Silence Speaks” se han
llevado a cabo en los cada vez más reconocidos Jailhouse Studios daneses, y
por otro lado, de los mandos de la producción así como de las mezclas, se ha
hecho cargo el mismísimo Tommy Hansen. Vistos los resultados, la elección no
ha podido ser más idónea.

Pertenecen PLATITUDE  a esa estirpe de bandas que suelen calificarse como
metal melódico progresivo. Grupos que, con una técnica más que solvente, compensan
de forma conseguida – en según que casos- su buen hacer en sus diferentes instrumentos,
con un logrado sentido de la melodía. Este quinteto sueco, a lo largo de los
temas de este “Silence Speaks” así lo da a entender, que aunque por arquetípicos,
no se disfrutan menos. Se alejan PLATITUDE de las pomposas e innecesarias muestras
de técnica de kilométricas millas, en favor de la plasmación de melodías atrayentes.
Todo ello contando con la agradable sonoridad que el vocalista Eric Blomkvist
desprende de su garganta, y el justo y racionado peso que los teclados tienen
en cada uno de los temas.

Temas como “Nobody’s Hero” (de las mejores del redondo), “Falling Down” o
la misma “Silence Speaks”, son muestras representativas de lo que este combo
nos ofrece en este álbum. Sin levantar el pie del acelerador, las melodías
y los estribillos pegadizos campan a sus anchas con un trasfondo técnico de
justas dosis. Las ejecuciones y parafernalias instrumentales no se riñen con
el principal protagonista, no se estorban, hay hueco para todos y en medidas
compensadas.  Los riffs gruesos y pesados, los usos inteligentes de teclados
en, por poner un ejemplo “Don’t Be Afraid”, son acompañantes de unos trayectos
cortos e intensos, cuyo guía son las líneas melódicas. Y así en todos los cortes,
donde, en alguno que otro, incluyen algunas particularidades (ya sean cambios
de ritmos inesperados, algún que otro riffs más endurecido de las patentes
más comunes, algún que otro pasaje más acelerado de la cuenta…) que vislumbra
una búsqueda de nuevas sonoridades. Eso sí, sin salirse de estructuras aparentemente
simplistas, pero como decía, con más que solventada técnica.

Es grata la sensación que PLATITUDE deja con este disco. Sin duda, los amantes
de las melodías con cierto relleno instrumental que se aprecie tras varias
escuchas, son los que más disfrutaran con esta obra.  La juventud de estos
suecos es una de sus bazas a favor y parece ser, que las ideas de cómo hacer
elaboradas composiciones sin complicarse por el camino, la tienen más que claras.
Habrá que estar atentos.