Ted Nugent: Shut Up & Jam!

Hay una parte de mensaje servida con rock visceral y actitud y otra realmente brillante a la vez que egocéntrica (la portada ya lo dice todo), pero repito, es indivisible una parte de Ted Nugent de la otra. Si le vas a odiar por sus postulados políticos vas a perderte uno de los mejores discos del pasado año.

Si os digo la verdad… las expectativas eran realmente bajas a la hora de enfrentarse con este nuevo disco de The Nuge. Harto estaba de sus habituales directos y sus dos últimas obras, muy espaciadas en el tiempo, tampoco habían despertado en mi una gran pasión. Pensaba que este troglodita se había pasado definitivamente a la política y al rifle y que poco tenía ya que contarnos. Cierto es que nunca ha dejado su actividad en directo, pero… ¿un gran disco a sus 65 años? Pues sí. “Shut Up and Jam!” me parece de notable alto. El loco del arco y las flechas nos vuelve a demostrar que tiene todavía mucho que ofrecernos. Menuda ración de hard rock cavernario, primario, garajero e infeccioso. Hasta cierto punto me ha llegado a recordar esa obra maestra del gran Alice Cooper: “The Eyes of Alice Cooper”, cuando el mítico cantante salió por la tangente y se marcó un disco crudo, directo, sincero y rockero como pocos. Después de una etapa en la que coqueteó con los sonidos modernos.

El rock de Detroit suena mejor que nunca y los tópicos de Nugent no los esconde sino que los airea. Humor peculiar y ácido, patriotismo de bandera, armas y salvajismo animal. Su banda atruena como siempre y ha llamado a Sammy Hagar y a Derek St. Holmes para que le echen una mano. Hay momentos alucinantes como la homónima “Shut Up and Jam!”, algo así como cállate y toca. Alguien que suponemos que debe conjugar muchos verbos en imperativo en su vida diaria nos demuestra que es capaz de grabar un clásico digno de su legado a estas alturas. Bailable, sucia, hímnica y con una guitarra tremenda. Puro rock de la ahora decadente ciudad del motor (Detroit). Pero hay más… “Never Stop Beleving” va a sonar sí o sí en todos sus próximos conciertos. Menudo trallazo con un Greg Smith al bajo y un Jonathan Kutz a la batería excepcionales. Melódica, adictiva y con un estribillo para el recuerdo. Mucha atención a la versión blues del mismo tema que hay al final. El gran inicio de disco se ve confirmado con el medio tiempo “Fear Itself” y por la bluesy “Everything Matters”. Ambas realmente inspiradas y con sendas demostraciones de gran guitarreo. En esta última encontramos a Derek St. Holmes a la voz.

Tremendo dueto vocal en “She’s Gone” y curiosa intro para el tema. Ted y Sammy disfrutan de lo lindo al más puro estilo de los discos con amigos del rockero rojo. Otro de los puntos más álgidos de esta obra con una refrescante cadencia, un groove festivo, percusiones coloridas y una guitarra incesante. “I Still Believe” y “Trample the Weak Hurdle the Dead” son pura propaganda patriota, pero un disco de Nugent no sería completo sin estos arrebatos nacionalistas sobre el sueño americano. “I Love My BBQ” es el momento freak elevando la costumbre de combinar carne y cerveza en el jardín del Tío Sam. Incluso hay referencias inclusivas a los canadienses y al jalapeño mejicano en un corte en el que declara su amor por los animales… a la parrilla. En “Do-Rags and A. 45” te recomienda que disfrutes de paseos por las calles de Detroit… con una pistola. Mejora la cosa con la potente “Screaming Eagles” con cierto guiño a The Stooges, tan directa como sucia.

Puede que cada vez que hable suba el pan, que sus ideas retrógradas y cavernarias bordeen lo absurdo y que sea más un chiste que un político de verdad, pero como músico este tipo sigue siendo un ciclón. Dadle una guitarra y dejarle berrear y pronto caeréis rendido ante el personaje. Predica que todos tenemos una bestia interior y que hay que dejarla salir y cuidarla. Postulados Nietzchianos que dan buena muestra de cómo las gasta The Nuge. Hay una parte de mensaje servida con rock visceral y actitud y otra realmente brillante a la vez que egocéntrica (la portada ya lo dice todo), pero repito, es indivisible una parte de Ted Nugent de la otra. Si le vas a odiar por sus postulados políticos vas a perderte uno de los mejores discos del pasado año.