Me imagino que más de uno se escandalizará al ver la nota que se le ha puesto a este disco, algo lógico si partimos de la premisa básica  ANNIHILATOR = banda de power/thrash metal. En cambio, si dejamos de lado la vinculación de la banda canadiense con dicho estilo musical y nos centramos única y exclusivamente en la calidad que "Set the world on fire" atesora, la puntuación está más que justificada.Muchas veces el público suele encasillar a una banda dentro de un estilo, generalmente el mismo que ha hecho ser popular a susodicha banda, pero hay veces que, o bien por inquietud, por intereses monetarios o simplemente por gusto a lo desconocido, las bandas deciden cambiar de orientación musical obteniendo dispares resultados; algunas fracasan estrepitosamente y se hunden en el más cruel de los anonimatos y otras sin embargo alcanzan una nueva dimensión musical subiendo un escalafón en su evolución lógica y predecible. En mi humilde opinión, ANNIHILATOR pertenecerían al segundo caso, aunque con algunos matices puesto que tras "Set the world on fire" (y su enorme éxito comercial), la banda volvió a sus fueros habituales con dos trabajos mucho más duros, agresivos y definitorios de su sonido clásico, "King of the kill" y "Refresh the demon".

De cualquier forma, la "traición" de ANNIHILATOR no se habría acentuado como tal de no ser por la incursión de las 2 famosas baladas "Phoenix rising" y "Sounds good to me", no me cabe la menor duda. Si echamos un vistazo al resto de temas de "Set the world on fire", encontraremos grandes canciones que rozan el power metal más pulido y menos crudo de la época como la inicial "Set the world on fire", "No zone", "Knight jumps queen" o "Don’t bother me".Si se hubiesen eliminado sendas baladas, el resto de temas (o casi todos ellos) podrían haber entrado perfectamente en "Never neverland", su anterior disco de estudio. Para que nos vamos a engañar, puestos a ponernos radicales, el único disco de thrash metal puro y duro que sacó ANNIHILATOR fue "Alice in hell" y sus 3 demos anteriores, de eso ya ha llovido mucho.Desde la publicación de "Set the world on fire", la banda canadiense
siempre ha metido baladas y temas rockeros melódicos en cada uno de sus trabajos, precisamente es ahí donde reside una de las peculiaridades que les hacen ser tan grandes, únicos y originales. Algunos ejemplos los encontramos en "Road to ruin", "Second to none", "Carnival diablos", "Innocent eyes", "Shallow grave" o "Nothing to me", temas anteriores y posteriores a "Set the world on fire" donde ANNIHILATOR se decantaban por su lado más melódico, rockero y pausado. Por la contra, tenemos canciones como "Hunter killer", "W.T.Y.D.", "Refresh the demon" o "The fun palace" que demuestran que ANNIHILATOR, tanto en 1989 como en el 2001 sabían meter caña en clave de thrash, power o speed metal.Con todos estos ejemplos me vengo a referir a que ANNIHILATOR nunca, salvo en  los tiempos de "Alice in hell" para abajo, fue una banda de thrash metal puro y duro. Jeff Waters nunca puso barreras a su música, él era el único que dirigía la nave hacia donde quería y así lo ha estado haciendo en estos 15 años, incluso permitiéndose el lujo de sacar un bodrio infumable como "Remains" o denegarle a Dave Mustaine la oferta que éste le hizo para entrar en MEGADETH a finales de los 80. Jeff Waters tiene las cosas claras y por eso hoy por hoy ANNIHILATOR posee
una base de fans casi tan sólida como la que tenía en los tiempos de "Never neverland".

Quién quiera creer que ANNIHILATOR con "Set the world on fire" traicionaron a algo o a alguien está en todo su derecho de hacerlo, yo tan solo le recomiendo que se escuche TODOS los trabajos de la banda (cosa que dudo haya hecho) para darse cuenta de que, tanto "Never neverland" como los posteriores discos a "Set the world on fire", no son tan diferentes entre sí como se tiende a pensar, sobretodo entre el sector más thrash a ultranza que no ha escuchado otra cosa salvo sus 2 primeros discos.

"Set the world on fire" parte de un power metal americano clásico y le incorpora algunos elementos "comerciales" tales como la voz limpia y ultra melódica de Aaron Randall, las mencionadas baladas, una producción nítida y perfecta y un gusto exagerado por el estribillo accesible y fácilmente reconocible.
El tercer disco ANNIHILATOR se abre con "Set the world on fire", uno de los temas más duros y agresivos del disco (que no rápidos) y que desde hace lo menos 5 años sigue siendo el único recuerdo de este disco en su setlist de directo. Las letras tratan acerca de la, por entonces, candente guerra del Golfo tal y como refleja la intro bélica del tema. A continuación llega "No zone", un tema de puro speed metal de apenas 3 minutos de duración que podría haber entrado perfectamente en "Never neverland"; Conciso, rápido, cargado de solos, con un trabajo de Mike Mangini espectacular y unas melodías de voz de Aaron Randall buenísimas.

"No zone" podría ser la banda sonora de cualquier videojuego de carreras que se precie. "Bats in the belfry" es un tema de aspecto bastante melódico con un estribillo donde las guitarras de Jeff Waters muestran su lado más esquizoide y desquiciado definiendo a la perfección su estilo como guitarrista. Un buen tema, sin más. "Snake in the grass" empieza con una introducción con guitarras
acústicas algo floja y descafeinada, mostrando el lado más descaradamente comercial de ANNIHILATOR. Cuando menos te lo esperas, entra el puente y el estribillo del tema cargados de mala leche en un alarde de hard rock Usa 80’s que debió descolocar a más de uno.A estas alturas de disco uno ya puede hacerse a la idea de por donde van a ir los tiros en los próximos minutos, "Phoenix Rising" es el brote de oro a la primera parte del disco siendo ésta una balada épica cien mil veces mejor que las basurillas que solían componer la gran mayoría de bandas de Usa hair-metal de la época cargadas de laca y pintalabios rosas. Sobre el minuto 2 de "Phoenix Rising" se produce un punto de inflexión perfectamente ingeniado donde Aaron Randall ataca con unos agudos bastante emotivos que darán paso a un ejercicio perfecto y magistral de Jeff Waters con la guitarra acústica, sublime. Si estas son las baladas que ha de hacer una banda de "thrash metal" como ANNIHILATOR, pues qué carajo, bienvenidas sean. Tras el lloriqueo y los ensalzamientos capilares producidos por "Phoneix Rising", llega uno de esos temas 100 % ANNIHILATOR, "Knight jumps
queen", con su particular inicio con unas líneas de bajo geniales, unos riffs harto característicos de Jeff Waters y el famoso estribillo
vacilón, chulesco y provocador. A continuación aparece "Sounds good to me", una balada que sin estar a la altura de "Phoenix Rising" posee unas muy buenas melodías de voz, una fenomenal estructura y unos arreglos excesivamente comerciales para mi
gusto. De cualquier forma es un baladón, pero es una lástima que aparezca tan seguida a otros temas lentos como "Snake in the grass" o "Phoenix Rising", podrían habérsela guardado para el final a modo de colofón, es normal que escuchando 3 temas lentos comprendidos entre las canciones 4 y 7, haya gente que llegue a pensar que esto es un disco de OISON, WARRANT o algo peor.

El sonido tanto de "Phoenix Rising" como de "Sounds good to me" desprende ese toque canadiense tan característico de gente como RUSH, TRIUMPH o incluso BRYAN ADAMS en sus días rockeros 80’s, algo lógico si partimos de la base de que sendas baladas fueron mezcladas en los estudios privados del otrora rockero y que dicho personaje, según lo que cuentan, es un acérrimo del thrash metal hasta el punto de ser el presidente del club de fans de SLAYER en Canadá. Fíjate tú, puede que hasta fuese fan de ANNIHILATOR y todo.Tras el final de "Sounds good to me" con su solo rockero, llega quizá el tema más comercial de este "Set the world on fire"; "The edge". No quiero que nadie se tome la palabra "comercial" como algo malo, todo lo contrario, "The edge" me parece una de las mejores canciones de todo este disco; Sencilla, para nada recargada, bastante alejada de las clásicas estructuras complejísimas propias de Jeff Waters y con unas líneas vocales perfectamente amoldadas al concepto de "tema de hard rock
80’s pegadizo, elegante y bien hecho".Con "Don’t bother me" (Tema donde Jeff Waters habla de sus problemas con el alcoholismo), ANNIHILATOR vuelven un poco a su sonido clásico, retorcido, agresivo y pegadizo, sin embargo en el siguiente tema, "Brain
dance", es donde se desata realmente la locura. "Brain dance" posee una entrada cargada de speed metal con algunos de los riffs más complejos del disco. A medida que van transcurriendo los minutos se dejan caer algunas partes más accesibles y melódicas, pero por norma general, el tema está repleto de riffs retorcidísimos, clásicos solos doblados a toda pastilla, estribillos enfermizos o el mítico interludio donde un coro de voz intenta emular a las bandas sonoras infantiles traperas de películas como "Alicia en el país de las maravillas" y demás. Ésta no será la última vez que la pobre Alice aparezca en "Brain dance" puesto que en la parte final del tema nos encontraremos con una melodía de guitarra que debería serle familiar a los thrashers "anti-Set the world on fire"… Hehe.

Como en casi todos los discos de ANNIHILATOR, los créditos de las canciones y las letras recaían en su mayoría sobre Jeff Waters pero en "Set the world on fire" el resto de músicos pusieron su granito de arena; Desde Coburn Pharr quien escribió varias letras junto a Jeff Waters antes de ser expulsado del grupo hasta los instrumentistas Neil Goldberg, Wayne Darley y Ray Hartmann (anterior y posterior a Mike Mangini) quienes ayudaron en la composición de varios temas de este disco.

"Set the world on fire" no entró en las listas de éxitos de ningún país como sí lo hicieron "Never neverland" (Uk Chart: 48) o el posterior "Carnival diablos" (Germany Chart: 71), pero consiguió que ANNIHILATOR salieran por ejemplo en portada en la versión española de Metal Hammer en su edición de mediados del 93. De dicho disco también se editaron 2 singles bastante difíciles de conseguir, "Set the world on fire" y "Phoenix rising".El paradero musical de los que participaron en "Set the world on fire"
es dispar y por momentos curioso. De Aaron Randall poco se sabe, al igual que del bajista Wayne Darley. Mike Mangini al acabar la grabación de "Set the world on fire" se fue con los EXTREME quienes vivían sus últimos días de gloria. Posteriormente se le vería durante bastante tiempo con el señor Steve Vai y hace poco a vuelto a ANNIHILATOR para cubrir la baja del huidizo mercenario Randy Black. Finalmente, el guaperas guitarrista Neil Goldberg estuvo en paradero desconocido durante un tiempo hasta que se volvió a saber de él cuando sacó un proyecto llamado REDLIST junto al señor Jeff Scott Soto, ¿Que qué hacían? (C)Rap camuflado de metal, nada digno de mencionar.

"Black album", "Youthnasia", "Flow", "Jugulator", "Draconian times", "The ritual", "Trash", "Chaos A.D."… Muchos han sido los discos de la discordia, discos que han dividido por completo a la opinión pública pero que para bien o para mal, han conseguido su reconocimiento varios años después, en un contexto musical e histórico diferente y con un análisis en perspectiva temporal adecuado.Dejémonos de cuentos, si te gusta el metal cañero, melódico y bien producido este disco es obligatorio. Si por el contrario eres del gremio de los thrashers que siempre suelen soltar aquello de "El primero es el mejor" y "A partir del segundo todos apestan", olvídate de "Set the world on fire" y atibórrate de "Alice in hell" hasta que te atragantes.

Javi Metal

Grupo:Annihilator

Discográfica:Roadrunner Records

Puntuación:9.5

Canciones:

    1. Set the world on fire
    2. No zone
    3. Bats in the belfry
    4. Snake in the grass
    5. Phoneix rising
    6. Knight jumps queen
    7. Sounds good to me
    8. The edge
    9. Don't bother me
    10. Brain dance

Año:1993

Votación de los lectores:9.4