Him: Screamworks Love In Theory And Practice

Imagino que por ser populares, por aparecer en televisión y por ser seguidos por millones de fans quinceañeras histéricas que ponen sus caretos en forma de pegatinas en sus carpetas del instituto, son los finlandeses HIM odiados al nivel de desear su extinción de la faz de la tierra. No culpo a quienes tengan estos sentimientos. El ser humano despliega odio por naturaleza y en según que casos, se canalizan mediante la aversión a ciertas bandas. No se puede hacer nada contra ello, ni es justificable. El caso es que a la banda de Ville Valo, autodefinida como grupo de “Love Metal”, poco parece importarle sus enemigos y siempre tratan de ganar amigos. Hasta el punto de que, una vez que vieron abiertas las puertas de los States (donde de paso, tuvieron que explicar las siglas del nombre de su banda a ciertos sectores conservadores), decidieron volcarse de lleno. Y listos que son, lo hicieron en materia de promoción y marketing sin sacrificar musicalmente su sello de identidad. Porque, o al menos así me lo parece, no hay grandes diferencias entre sus primeras obras o su anterior “Venus Doom” y este nuevo “Screamworks Love In Theory And Practice”. Y esto es precisamente lo que se les puede echar en cara: el poco riesgo compositivo en todas sus canciones.

En este nuevo disco, HIM siguen igual, con la ventaja que respecto a su anterior entrega, se han mostrado más inspirados y más dinámicos. Como en muchas bandas, independientemente del estilo, el factor sorpresa y la innovación con la que consiguieron un sonido único, ya es agua pasada. Ahora sólo queda entregar un buen disco, y poco más. Y la historia se volverá a repetir con cada nuevo trabajo. El comienzo con “In Venere Veritas” es el esperado. Tema que va acelerando su ritmo paso a paso, hasta explotar en un estribillo coreable y pegadizo. De manual. Se nota un atisbo de Valo de intentar encrudecer su voz, y también a lo largo de todo el trabajo. No es nada nuevo, y en muchas ocasiones consigue un buen resultado. Le van a la zaga su primer single y video clip “Heartkiller”, en las que destaca las líneas del guitarrista Linde, con ese nimbo de melancolía y/o romanticismo tan propio de la banda. Con más peso en los teclados se muestra “Love, The Hardest Way”, también con una melodía muy efectiva. Más activas  son “Dying Song”, “In The Arms Of Rain” o “Like St. Valentine” y “Ode To Solittude”; estas dos últimas, con las bases rítmicas más duras de todo el listado. Como viene siendo habitual en el quinteto finlandés, los medios tiempos y baladas están presentes a lo largo y ancho de este redondo. Comienzan pronto a endulzar el pastel con “Scared To Death”, y le ponen guindas con “Disarm Me (With Your Loneliness)” y “Acoustic Funeral (For Love In Limbo)”. Todas ellas con un gancho comercial de lo más palpable, pero como decía, en estas ocasiones han terciado a terrenos más movidos y dinámicos. En vez de cerrar como en otras ocasiones con un tema oscuro y largo, esta vez se han querido experimentar con “The Foreboding Sense Of Impending Happiness”, donde introducen, (y abusan, según se mire), mucha  electrónica por parte de los teclados de Burton.

Llegados a este punto de su historia, creo que muy pocos seguidores de la banda esperaban que revolucionaran la escena como lo hicieron “Greatest Lovesongs Vol.666" y su fantástico "Razorblade Romance" en su día. Han entregado un buen listado de canciones y con ello se pueden dar por satisfechos. Tanto la banda, como sus seguidores. Y sí, seguirán generando odio. Al igual que su estilo musical, eso tampoco cambiará.