Avatar: Schlacht

De Gotemburgo, cuna del death metal melódico, nos llegan AVATAR – no confundir con los black sinfónicos belgas – banda quizá recordada por anteriores venidas por España taloneando a grupos como EVERGREY, HOLY MOSES u OBITUARY. Por esto muchos seréis cuanto menos conocedores de su música en directo, algo que, tal y como están las cosas hoy en día, ya es decir mucho. Hoy son noticia porque recientemente han editado un nuevo disco de estudio, el segundo en su carrera, y lo han hecho a través de GAIN Music Entertainment, una modesta discográfica sueca distribuida en España por Avispa Music. Ya que se ha hablado en mayor o menor medida de estos chicos por cuestiones de directo en los últimos dos años, vamos a analizar su otra faceta, la de estudio, y para ello nos centraremos en “Schlacht”, que así se denomina su nuevo LP.

Para hablar sobre AVATAR en primer lugar habría que referirse a sus raíces y al death metal melódico que reina en su lugar de procedencia. Las compañías en muchos casos tienen fe ciega en las formaciones que, con base en Gotemburgo, dicen emular a sus ídolos locales y practicar dicho estilo. Probablemente pensando en lo genuino que resulta contratar una banda cuyo estilo autodefinen como death metal melódico, empresas como GAIN contratan y apuestan por grupos de este calibre, deparando en pocos detalles más. Ni que decir tiene que esta es la causa principal de la saturación de mercado que vivimos, si bien el 99% de esas bandas aportan poco o nada, degenerando en la mayoría de los casos el estilo que dicen tributar.

El caso de AVATAR es más o menos ese. Una banda de Gotemburgo con músicos todos ellos desconocidos anteriormente que se reúne para practicar algo que ellos definen como death metal melódico. La etiqueta, como muchas, es discutible, sobre todo si comparamos la música de estos jóvenes con la de teóricos padres del movimiento como pudieran ser AT THE GATES o DARK TRANQUILLITY. Lo que hacen AVATAR es una mera aproximación, una conjunción entre voces que no llegan a guturales y guitarras con melodías curiosas enterradas en un amasijo de riffs sin control empobrecidos aún más si cabe por una producción bastante deficiente. A la mascada mezclas se le añaden aires modernitos y acústicas de vez en cuando, pero no dejan de ser ese grupo entre el millón que le cantan al odio y otras emociones basando su música en la explotada “actitud”.

Masa hay, y eso queda demostrado en temas como “When Your Darkest Hour Comes” o “I Still Hate You”, pero sigue faltándome ese punto de claridad y sobre todo personalidad, eso que te hace identificar un grupo a los pocos segundos de escuchar uno de sus temas que por desgracia con AVATAR no sucede. Melodías aquí, partes lentas allá, algún solo con lucedez, el ritmo que se acelera, guitarras armonizadas y Johannes Michael gruñendo una y otra vez con un registro que no termina de convencerme lo más mínimo. Probablemente, a fin de cuentas, estemos ante un claro ejemplo de necesidad de evolución, y quizá con un poco de suerte con una producción mejor y un asentamiento de ideas logren transmitir esa agresividad y ese sentimiento que dicen llevar implícitos.

No obstante, es de agradecer que hayan incluido como bonus en la edición normal del disco un buen número de extras entre los que se cuenta un concierto entero, entrevistas, tour report, grabaciones de estudio y otro material de interés que sin duda ayudará a conocer mejor a la banda para aquellos que os animéis a descubrir el disco. Punto a su favor.

Lo que no se puede negar es que AVATAR han sabido aprovechar al máximo sus aptitudes y han tenido la suerte de rodearse de gente influyente que les ha guiado por una senda con la que muchos soñarían. Tanto es así que el propio Björn Gelotte ha contribuido en su disco con un solo de guitarra para el tema “Letters From Neverland”, de lo mejor de “Schlacht”, por cierto, y como decía al principio han tenido la suerte de girar con formaciones muy importantes por toda Europa. Esperemos que sepan aprovechar las grandes oportunidades que el destino les está brindando y hallen el modo de llegar hasta la gente practicando un tipo de música personal y enraizada al mismo tiempo. Con unos 23 años de edad media, tiempo para comerse el mundo tienen.