Drakkar: Run with the Wolf

¿Alguien recuerda a los itálicos Drakkar? Aquellos años 90 en los que la explosión del power metal nos trajo daños colaterales bajo el nombre de Shadows of Steel, Domine o sobretodo Skylark. Les tengo aprecio a todas ellas y defenderé sus momentos de gloria, pero estaremos muchos de acuerdo que si han quedado en el ostracismo es por algo.

¿Alguien recuerda a los itálicos Drakkar? Aquellos años 90 en los que la explosión del power metal nos trajo daños colaterales bajo el nombre de Shadows of Steel, Domine o sobretodo Skylark. Les tengo aprecio a todas ellas y defenderé sus momentos de gloria, pero estaremos muchos de acuerdo que si han quedado en el ostracismo es por algo. Drakkar asomaron el mascarón de proa con “Gemini” en los albores del nuevo siglo pero apenas hemos seguido su trayectoria. Parece ser que en 2012 volvieron a la carga, y escuchando este “Run with the Wolf” siguen jugando a lo mismo con los mismos ingredientes que en el pasado. ¡Sí, ese cargante teclado que parecía obligado en todas las agrupaciones transalpinas de power metal.

Soy fan de ese sonido que te transporta a 1999 e incluso la producción parece de esa época. Es como un objeto fuera de su tiempo, un “oopart”, pero supongo que se trata de eso. Como en todo disco del estilo que se precie la intro es OBLIGADA. Cabalgadas a doble bombo, himnos de puño en alto como “Unders the Banners of War” y sobredosis de teclados hasta no poder más. “Run with the Wolf” posee un estribillo funcional y un teclado puramente Deep Purple, pero no queda nada mal. Saben lo que quieren y te lo dan. Incluso todos los clichés de “Watcher of the Wall” les funcionan, y se agradecen. Las influencias de Thin Lizzy son notorias especialmente en “Invencible” o en “Ride the Storm”, que cuenta con unas gaitas que le dan un toque especial. Obviamente está todo el sabor de Skylark y Domine, los primeros Elvenking y derivados. Eso sí, la voz de Davide Dell’Orto está más cercana a Rock n’ Rolf que a la de Michael Kiske. Rematando las influencias de Thin Lizzy nos topamos con la preciosa “Southern Cross” cantada a dúo con fragmentos de la irlandesa tradicional “Danny Boy”. El guitarrista y compositor Darío Beretta es un fanático de los Lizzy…

Vuelve la fórmula del dueto vocal en la súper-épica “Gods of Thunder” incluyendo a Terence Hollder de Eldritch (¡olvidábamos a Eldritch!). El mejor estribillo del disco y con una orgía de teclados de las manos del omnipresente Lele Laghi. El inicio del disco es realmente grande… el final es todavía mejor. Aunque “Call of the Dragonblood” es de lo más extenso y evitable del redondo. Incluyen un disco extra con cinco temas antiguos regrabados para la ocasión y para que os quede claro que antes del 2000 esta gente ya andaban haciendo lo mismo, aunque no con tanta gracia como ahora. Cabe mencionar que viendo letras y títulos mantienen vivo ese amor por lo fantástico, la épica sin fin, los puentes de arco iris y, los dragones… ¡que no falten!

No sabría decir si soy yo que escuchando a Drakkar he tenido un bonito viaje a la infancia, pero ha sido un auténtico placer volver a escuchar power metal itálico de pura cepa. No hay grandes pretensiones, siguen orquestando todo con un solo teclado, a diferencia de Rhapsody, y de hecho esa es su gracia. Los temas tienen gancho, los estribillos se quedan y los tópicos y clichés aparecen todos en fila. Es como si nada hubiese cambiado. Con este disco puedes llegar a entender por qué el power metal italiano se extinguió, pero también puedes entender por qué tuvo tantos seguidores en su día. Aún recuerdo cuando Domine tocaron en Wacken la “Cabalgata de las Valiquirias” de Wagner con una guitarra. Ese día supe que el power metal itálico iba al hoyo.