Pain Of Salvation: Road Salt Two

Difícil resulta elegir entre dos piezas creadas prácticamente en el mismo espacio de tiempo, por un grupo de músicos con tanto talento como PAIN OF SALVATION. Era casi obvio que, musicalmente, las diferencias entre este “Road Salt Two” y su hermano mayor, publicado el pasado año, no serían tan evidentes si nos pusiéramos a hacer un ejercicio comparativo con el resto de las obras de los suecos. Pero como en muchas cosas en la vida, no importa repetir de algo que gusta y se degusta. Seguro que en ocasiones venideras nos sorprenderán con otra vuelta de tuerca sin perder su esencia. Es decir, sin mermar la magia con la que maravillan a todos sus seguidores y a los que poco a poco van cayendo en su embrujo.

Como decía, no les ha hecho falta romper esquemas con su disco predecesor, pues la calidad de las canciones habla por sí sola. Aunque alguna que otra pincelada de nuevos colores, tras las muchas y merecidas escuchas que se merecen este disco, sí que podemos percibir. Vuelven a tirar de esos ritmos arrastrados y setenteros llenos de intensidad a las primeras de cambio. Con el tema de apertura “Solftly She Cries” (sin contar la intro “Roalt Salt Theme”) se puede llegar a palpar hasta el grosor de las cuerdas de bajo, y con “Eleven”, por arrastrar, lo hacen hasta con los coros. La cantidad de matices, aun siendo conocidos, pero nunca esperados por los seguidores de la banda de Daniel Gildenlöw, sigue siendo inmensa, y en cualquier tema se puede apreciar sin excesivo esfuerzo. Caso de “The Deep Cut”, con uno de los cambios de ritmos más extravagantes del disco, y con unos juegos de claros-oscuros más que atractivos. También el tema de cierre “The Physics of Gridlock” (de nuevo sin contar el outro “End Of Credits”), es una montaña rusa de cambios de ritmos y sonoridades que, curiosamente, son guiadas por una serie de notas que rozan el minimalismo. Precisamente, este completo corte podría servir de ejemplo de todo lo que son capaces de ofrecer en este gran trabajo. Como no podría ser de otra manera, también hay espacio para la melancolía, donde la camaleónica voz de Gildenlöw hace que cada fraseo sea una delicia; pongamos como ejemplo “Healing Now” o “1979”, donde los arreglos de teclas y de instrumentos de viento juegan un papel muy importante.

Mucho se podría hablar de este álbum y de cada canción, pues no escatiman los suecos nunca en detalles. Mirándolo desde otra perspectiva, más por repercusión que por su solvente calidad compositiva, parece que con sus últimos discos se les están abriendo las puertas que desde hace años tocaban con fuerza. Estuvieron de gira en nuestro país hace poco como teloneros de OPETH y dentro de varias semanas lo harán como cabezas de cartel. Se merecen eso y más. Todavía sigue siendo un puzzle el line-up definitivo de la formación, pero confiaremos en que es una banda que no depende de individualismos, porque desde hace tiempo, han dejado demostrado que PAIN OF SALVATION es un motor de originalidad que arranca y funciona por sí solo.