Artas: Riotology

Grandísima sorpresa uno se lleva con estos austríacos metaleros y practicantes de deathcore moderno, por llamarlo de alguna manera. Ante todo se hace sumamente difícil etiquetarles debido a las múltiples influencias palpables en su apuesta y a la arriesgada decisión de cantar en diferentes idiomas. Las influencias van desde In Flames, pasando por el death técnico danés hasta a Linkin Park.

De entrada “Fortress of No Hope” es un tema espectacular, combinando voces limpias y guturales, riffs muy marcados y logrados y demostrando una contundencia evidente aunque no falta de melodía. Todo un himno para el grupo. La abrasiva “The Day the Books Will Burn Again” va directa a la yugular demostrando el buen gusto compositivo del combo vienés. Aquí hay un riffeado cercano al de los Sepultura más exitosos, con parones, pero sin dejar de mirar al death estilo Goteborg. Su velocidad es endiablada, pero desgraciadamente la producción es algo mejorable. Este disco con un sonido mejorado sería todo un cañonazo. Es como si la discográfica ya hubiera dado por buena la maqueta con la que se presentaron, eso sí, sigue sonando de maravilla.

“The Suffering of John Doe” es un cruce imposible entre los Paradise Lost del “One Second” con detah metal. La verdad es que las líneas vocales y las melodías están cuidadas y muy trabajadas. A partir de entonces se suceden las sorpresas y los cambios de idioma son constantes. “Rassenhas” y “Gipfelsturmer” están en la lengua de Nietzsche, siendo esta última la que más destaca y queda. Por otro lado en “O5” hay una pequeña balada que nos da un poco de aire y tregua ante tanta contundencia. Una bella balada que demuestra las múltiples caras del grupo. También está la cachonda “No Pasaran” en castellano, pero fiel a su estilo.

“Le Saboteur” está en galo, pero es también otro de sus temas más logrados, con un buen estribillo y un riff muy deudor de Soulfly. Otra cosa criticable es que hay hasta 16 cortes, un empacho excesivo en el que obviamente hay una repetición de esquemas evidente. “Between Poets and Murderers” posee aires arábigos y violín incluido, y hay otro momento de relax en otra instrumental también llamada “O5”, pero en general todo sigue los patrones marcados y la hoja de ruta. Terminan. Eso sí, con otra balada a acústicas muy conseguida: “Sorrounded By Darkness We Are Able To See the Stars”, a modo de epílogo.

Interesantísima obra de una banda ecléctica, original y políglota, pero que tampoco aporta grandes novedades. Exceso de canciones y producción mejorable, pero eso no quita que estemos ante un buen disco y que este grupo pueda ser capaz de brindarnos alguna que otra sorpresa en tiempos venideros. Veremos si su próxima obra es más… redonda.