Revolution Saints: Revolution Saints

En medio de un clima repleto de bandas que tan solo intentan ser más heavy que la anterior, es casi refrescante escuchar un disco en el que lo que prima es la composición de buenas melodías, armonías y texturas.

Antes de que a Deen Castronovo le diese, presuntamente, por las metanfetaminas y por la violencia doméstica, todos le recordábamos como un enorme baterista y un vocalista muy capaz. Es por eso que un disco donde Castronovo finalmente da rienda suelta a su talento vocal en toda su extensión es una buena noticia. Pero es una noticia mejor si la banda la redondean Doug Aldrich (WHITESNAKE) y Jack Blades (NIGHT RANGER). Lo que sale de este supergrupo es más que obvio: un tremendo disco de hard rock melódico a la vieja usanza, con gancho, una producción actual y canciones muy bien talladas. Son precisamente las canciones lo que sustenta este disco, porque los supergrupos no se legitiman solo por el currículum de sus componentes sino por su capacidad para componer grandes canciones que aúnen lo mejor de cada casa.

Así pues, el disco de Revolution Saints recuerda mucho a Journey, en primer lugar, y a Whitesnake y Night Ranger en segundo lugar. Cualquiera que haya escuchado los trabajos más recientes de Journey podrá reconocer un sonido y cualidades muy similares. No en vano, el propio Neal Schon colabora en el tema «Way to the Sun», mientras que Arnel Pineda hace lo propio en «You’re Not Alone». Muestra de que sus compañeros de banda le apoyan en su andadura paralela, que no es poco.

El disco no tiene desperdicio, desde el inicio con «Back on my Trail» hasta la final «In The Name of the Father» (Fernando’s Song). Soy bastante incapaz de escoger una canción por encima de las demás, porque todas son una concatenación de estribillos brillantes, partes de guitarra excelentes y melodías pop metalizadas sacadas del mejor libro de estilo. Es obvio que algunas destacan, pero es un disco para escuchar de principio a fin, a poder ser en el coche y con las ventanas bajadas.

En medio de un clima repleto de bandas que tan solo intentan ser más heavy que la anterior, es casi refrescante escuchar un disco en el que lo que prima es la composición de buenas melodías, armonías y texturas. Especialmente memorable es el tono de guitarra de Doug Aldrich a lo largo de todo el trabajo, pues llena el sonido de una manera casi insultante. Grueso pero elegante, el sonido de Aldrich es una de las piedras angulares del disco. Y la calidez con la que ataca el solo de «You Are Not Alone» es emotiva, como poco. La pena es que una banda como esta no vaya a salir a la carretera, teniendo en cuenta la situación legal de Castronovo en la actualidad, algo así como el Phil Rudd del hard rock melódico.

Si en algún momento esto levanta la cabeza y deja de ser «otro» proyecto de estudio de Frontiers Records para convertirse en una banda de verdad, las posibilidades de estos tres genios son absolutamente ilimitadas.