Hammerfall: (r)Evolution

Un disco algo inferior a lo esperado tras el cacareado descanso de la banda. Falta más frescura y persiste esa sensación de que se siguen tomando a si mismos demasiado en serio, casi como si de los Manowar suecos se tratase.

Ahora en serio: ¿alguien se ha dado cuenta de que Hammerfall se han tomado un descanso? Editaron «Infected» en el 2011, giraron abundantemente, anunciaron su «descanso» con la edición del DVD en directo «Gates of Dalhalla» a finales del 2012, y a principios de 2014 ya estaban goteando noticias de su nuevo disco y participación en los festivales de verano. Algo así como decirle a tu novia que la dejas y llevártela a desayunar a la mañana siguiente al bar de siempre. Si pretendían hacer una maniobra de marketing para generar interés en una banda que estaba en caída libre (creativa y de popularidad) tengo mis reservas hacia el hecho de que les haya salido bien. Otro asunto es que no tengan la libertad económica para tomarse un descanso de cinco años, tal y como está el panorama de la música. En ese caso, han hecho lo que han podido y ahora toca cruzar los dedos. 

«(r)Evolution» tiene poco de revolucionario. Es un más de lo mismo, aunque menos cansino que «Infected», un disco que parecía compuesto via e-mail a base de clichés y sin muchas ganas. Pero, como sucede en el caso de Accept, la banda ofrece lo que se espera de ellos. La cuestión es que ya hace dieciséis años desde que fue 1998 y el mercado no es tan receptivo como antaño al metal que practican Hammerfall. Las ideas tampoco son las mismas que las de «Legacy of Kings» o «Glory to the Brave». Congéneres como Edguy evolucionaron hacia otros terrenos más aperturistas y lograron sortear la caída y mantener a sus fans así como seguir creciendo, pero Hammerfall son Hammerfall y -salvo el giro ochentero que dieron allá por 2003- no han evolucionado mucho más. Temas como «We Won’t Back Down» son como un eco de cualquier disco anterior de la banda, pero sin la misma urgencia juvenil de 1998, tan infecciosa y apetecible. Lo único que se acerca a aquello es la rápida «Origins», la animada «Hector’s Hymn» y el single «Bushido». Todo lo demás es tolerable, pero con cierto olor a relleno que se carga la intencionalidad renovadora del descanso y hasta del título del disco. 

Un disco algo inferior a lo esperado tras el cacareado descanso de la banda. Falta más frescura y persiste esa sensación de que se siguen tomando a si mismos demasiado en serio, casi como si de los Manowar suecos se tratase.