Sonata Arctica: Reckoning Night

Probablemente, los únicos que se salvan de la quema. Aparecidos mientras la nueva ola de metal europeo amenazaba con inundar y ahogar definitivamente el mercado e industrias derivadas, SONATA ARCTICA quedan ahora como testimonio de una época vergonzosa en los plagios, carente de originalidad y en resumen, muy prescindible. Ellos son unos de los pocos elegidos, que mediante innovación en algo poco renovable como el power metal, han conseguido hacer de su ilusión una carrera en el mundo de la música.

Cuando irrumpieron en el 2000, “Full Moon” se convirtió durante muchos meses  en el tema favorito de todos aquellos que les vimos de gira con RHAPSODY y STRATOVARIUS. La banda tenía una frescura insólita, unas ideas muy validas y lo único que fallaba era la instrumentación. Mas concretamente, la voz. De alguna manera, Tony Kakko ha ganado paulatinamente el control sobre su propia voz y ahora se destapa como un gran vocalista de Heavy Metal sin errores de base como solía cometer antiguamente, ergo, abusar de los agudos para ser más heavy a la mínima que podía. Mas rasgado y menos infantil, Kakko es actualmente la principal mejora que presentan los fineses SONATA ARCTICA.

Tras un desastroso directo titulado “Songs Of Silence – Live In Tokyo” y un discreto “Winterheart’s Guild”, los paisanos de NIGHTWISH vuelven con fuerzas renovadas tras firmar un potente contrato con la todopoderosa Nuclear Blast. Así mismo, traen nuevo disco bajo el brazo, y se trata de uno de los mejores discos a los que han dado forma.

“Winterheart’s Guild” era un disco que denotaba una madurez mas que tangible (especialmente en temas como “Broken”), mientras que “Reckoning Nights” viene a querer decir “lección aprendida”. La banda se dedica a ejecutar de nuevo el power fresco de su primer disco con el añadido de que ahora son mejores músicos y compositores.

Siguiendo con estructuras de temas algo marcianas para el esquema básico de un tema de power metal, los fineses han cuadrado un disco muy potente, con clásicos instantáneos –caso del single “Don’t Say a Word”-, momentos relajantes e intimistas como “Reckoning day , Reckoning Night”, o grandes momentos doblebomborianos como “Misplaced” o “My Selene”. La segunda especialmente tiene un trabajo de teclados de Henrik Klingenberg que arropa al tema como ningún otro instrumento podría.

Los momentos mas abiertamente experimentales en las letras y melodías vocales son “The Boy Who Wanted To Be a Real Puppet” y el acústico “Shamandalie”. Sin embargo, para todos los metalheads que descubrieran éste estilo de música con los fineses, “Reckoning Night” será un bonito y logrado deja-vu diseñado para agradar al fan de antaño tanto como al nuevo y casual.