Mayan: Quarterpast

Mark Jansen, ex de After Forever y líder de Epica, ha formado un nuevo combo con el que debuta. El nombre de la agrupación es Mayan y la verdad que es un proyecto absolutamente ambicioso. Una especie de reunión de las mejores voces femeninas del metal de corte operístico cantando sobre unas bases que navegan entre el death, el gótico y el metal. Hay una cierta conexión con el excepcional primer disco de After Forever, pero no nos engañemos, no llega ni por asomo a esa obra maestra. A pesar de todo el disco cuenta con excelentes músicos e invitados que dan color a este disco.

El death metal y en especial la composición caótica y sorpresiva de Chuck Schuldiner están más que presentes esta vez. No es novedad pues Epica más de una vez han tocado en directo algún tema de Death. Parece que Mark ha querido unir su pasión por el llorado genio americano con el material que viene haciendo durante esta última década, y todo a lo grande, con nombres lustrosos y reconocidos dentro del negocio. Pero cuidado, intentar emular a Death, especialmente los de su último disco es complejo y arriesgado, y ese es el principal inconveniente que le veo al disco: sensación de desorden, caos, meter melodías con calzador y servirse de la mano maestra de Sascha Paeth para hacer que todo encaje y suene de maravilla. El naufragio es evidente.

Nunca podemos hablar de un mal disco e incluso la cosa empieza bien con la extensa y enrevesada “Symphony of Agression”, pero luego pasar a lo angelical y lo sinfónico como la intro “Quarterpast” hace que la cosa vaya dando volantazos de un lado a otro. Podemos disfrutar de las voces de Floor Jansen, Simone Simons, Henning Basse o la enorme Laura Macri en los terrenos puramente operísticos. Pero la sucesión de voces, cambios de estructura, coros ampulosos llega a recordarme a esos primeros discos de Elvenking en los que en un tema llegaban a tocar todos los estilos y vertientes del heavy metal.

En “Course of Life” nos adentramos en el black metal de Cradle of Filth con desarrollos progresivos que muchas veces resultan innecesarios, lastran las composiciones y las llevan a sumar minutos innecesarios. Obviamente la calidad musical está fuera de duda, pero los temas como tales quedan sobrecargados hasta lo absurdo. El teclado de Jack Driessen es omnipresente y carga en exceso a pesar de que consigue acompañar las cabalgadas a blastbeat para luego crear atmósferas tétricas. Eso mismo pasa en “The Savage Massacre”, que goza de un buen estribillo a pesar de que está metido, otra vez, con calzador. El resto de los temas siguen la misma tónica destacando de ellos “Drown the Demon”, menos enrevesada, más llana y con una preciosa combinación de guturalidades y voces femeninas.

“Celibate Aphrodite” es una cabalgata de voces invitadas y aglutina todas las muchísimas influencias, estilos y estructura de Mayan. Un tema que resume perfectamente lo que es el grupo y por lo que apuesta. De lo mejor del disco. EL ritmo a ¾ y la oscuridad domina “War on Terror” que vuelve por derroteros Cradle of Filth mezclados con Death. Finalizan con la instrumental “Tithe”.

Enrevesado hasta el hartazgo pero a la vez rotundo en lo musical. Mark ha querido rizar el rizo hasta romperlo. Por mucho que intente volver al sonido y composición de “Prision of Desire” va a ser difícil la cosa. Me quedo con el descubrimiento de Laura Macri (escuchad “Essenza Di Te” y veréis) y que los Epica como músicos son enormes. Pero veo a Mayan como una voluntad de experimentar y de sacudirse los esquemas habituales que imperan en Epica. A veces la complejidad hace que los temas se pierdan en mil cambios de estructura insustanciales. Y a pesar de que el disco va ganando con cada escucha y de que nunca podemos hablar de un mal álbum… Dudo que sea el mejor camino. Quién mucho abarca…