Han pasado casi 4 años desde que el guitarrista sueco lanzase su última obra “Unleash The Fury”, demasiado tiempo para componer un trabajo decente, que no notable, como es este “Perpetual Flame”. Un servidor, desde luego, esperaba bastante más. Resulta innegable que esta nueva obra de Yngwie suena a Malmsteen por los 4 costados, eso está fuera de toda duda, no obstante –y a pesar de jugar sobre terreno ganador- los temas, o muchos de ellos, carecen de gancho alguno más allá del arsenal habitual de Yngwie, es decir, riffs capaces de mover montañas y solos de corte neoclásico ejecutados a la velocidad de la luz.

Tras 6 años con Doogie White al frente, la banda de Yngwie Malmsteen dio la bienvenida hace unos meses al mercenario de Tim Ripper Owens, quién únicamente se limita a poner aquí sus voces pues todos sabemos que el ogro sueco escribe las letras y compone las melodías de voz por su cuenta, sin importarle un pimiento la opinión de aquel que las va a cantar. Por ello, creo que es evidente que Tim aquí no pega ni con cola. Canta bien, desde luego, pero su estilo no acaba de encajar sobre las armonías neoclásicas de Yngwie. O así lo veo yo. Además, los temas, carecen de aquellos estribillos mágicos que encumbraron al sueco (Junto a su forma de tocar, por supuesto), a mediados de los 80. Es innegable que Tim Owens se esfuerza y da lo mejor de sí tirando de agudos altísimos y rasgando su voz de forma tan característica, no obstante, el material de Yngwie creo yo requiere de un timbre algo más melódico y suave, y no tan duro y estridente como el de Owens. Esto no deja de ser una apreciación que carecería de sentido si los temas –o gran parte de ellos- se apoyasen por sí mismos, cosa que no sucede. Malmsteen despliega todo su potencial y entrega 9 temas que por lo general, podrían ser mejores.

“Perpetual Flame” se abre con “Death Dealer”, el clásico tema rápido y potente muy característico de casi todas sus entregas de los 90. Precedido por una pequeña intro que no deja lugar a dudas; Estamos ante un disco del maestro Malmsteen, no pasan ni 10 segundos para que Tim Owens ataque con un agudo marca de la casa. “Death Dealer” evidencia lo que sucede a lo largo de todo el disco; El poco peso que poseen los estribillos de los temas, siendo muchos de ellos insustanciales, sosos y seguramente, ya utilizados en el pasado con alguna ligera modificación. “Damnation Game” se abre con un riff que parece calcado al de “I’ll See the Light tonight” de hace 23 años. El tema en sí posee un tufillo ochentero muy logrado en todos los aspectos que sin embargo se desvanece cuando el trasnochado e insulso estribillo hace acto de presencia. Podríamos estar ante el mejor tema del disco, pero un himno requiere de un buen estribillo y desde luego el de “Damnation Game” apesta. Con “Live to Fight”, algunos errores se subsanan y parece que Malmsteen se reencuentra con el de sus mejores épocas. Con esta pieza de corte clásico y tintes épicos, Yngwie entrega otro potente tema que peca de lo mismo; Cuando le toca despuntar en el estribillo se ahoga y su hunde en vez de levantarse de forma monumental como el resto del tema así lo sugiere, invita e insinúa. Muy a pesar de su título, “Live to Fight” es una de las piezas más oscuras de Yngwie y parece extraída de “Alchemy” o “War to end all wars”, sus discos más tenebrosos.

Con “Red Devil” –tema lógicamente dedicado a sus queridos Ferraris- Malmsteen cambia de tercio y apuesta por un tema rockero mucho más abierto y amigable en lo estrictamente musical. La jugada le sale bien pues desde un punto de vista global, es seguramente el mejor corte del trabajo. “Four Horsemen” sin embargo, es otro tema clásico de Yngwie, rápido, sutilmente oscuro y con algún que otro deje al Power Metal de corte europeo. “Priest of the Unholy” baja el pie del acelerador convirtiéndose en un corte a medio tiempo, épico, cargado de barrocas instrumentaciones que por momentos eclipsan el trabajo solista de Yngwie. Tema notable en este disco, aunque pasable en el conjunto total de su discografía (Como casi todos los cortes de este album). Con “Be careful what you will for” Malmsteen nos trae de nuevo la velocidad –y es que a grandes rasgos, éste es un disco cargado de temas muy rápidos- y el Heavy Metal más duro. Quizá sea en este tema donde Tim parece sentirse más cómodo, seguramente por ser el que menos aire neoclásico desprende. Para el tramo final del disco, Yngwie Malmsteen se deja 2 instrumentales que bien podrían ser lo mejor de todo el disco, “Caprici di Diablo” y sobretodo la genial y baladística “Lament” (Curioso. Esto es lo más cercano a una balada que vais a encontrar en “Perpetual Flame”). No entiendo muy bien qué forma es ésta de cerrar un disco con 2 temas instrumentales, pero bienvenida sea la decisión. De hecho, me atrevería a asegurar que tanto “Caprici di Diablo” como “Lament”, de haber contado con líneas de voz, serían seguramente lo mejorcito del disco.

En un intento por clasificar los discos –existen muchas formas de hacerlo- podríamos hablar de aquellos que tienen hits en su interior y de los que no los tienen. Hay trabajos memorables de principio a fin y otros aborrecibles desde el primer minuto hasta el último. “Perpetual Flame” no pertenece a ninguno de estos 2 últimos casos, más bien se acerca a los de la primera clasificación. Todos los temas poseen maestría y buen gusto –destilan Yngwie Malmsteen por todos los costados- pero ninguno de ellos destaca lo suficiente como para darle un empujón al resto del disco. A diferencia de otros trabajos, el sueco lo tendrá difícil para rescatar un solo corte para sus futuras actuaciones en directo, muy difícil. Me quedo con su anterior “Unleash The Fury”. De calle, vamos.

Javi Félez (Javimetal@themetalcircus.com)

Grupo:Yngwie Malmsteen

Discográfica:Rising Force Records

Puntuación:6.5

Canciones:

  1. Death dealer
  2. damnation game
  3. live to fight
  4. red devil
  5. four horsemen
  6. priest of the unholy
  7. be careful what you wish for
  8. caprici di Diablo
  9. lament

Año:2008