¡Pendejo!: Sin Vergüenza

A pesar de que parezca que salen de algún rincón de México, ¡Pendejo! vienen desde Holanda con unas letras en castellamo de lo más directas. Esta banda no pasa desapercibida por su curiosa forma de componer, mezclando aspectos tan diversos como el stoner e instrumentos de viento.

Con su potente mezcla de metales, riffs cañeros y esas letras que no dejan indiferente, ¡Pendejo! no es una banda de rock cualquiera. Fundada por dos primos holandeses de raíces latinas, han decidido tomar parte de su cultura para llevarla a este curioso proyecto musical. Y ha funcionado, vaya si ha funcionado. Sus poderosos directos han recorrido salas de Europa y Latinoamérica, compartiendo giras con nombres como Hamlet, Monster Magnet, Fu Manchu o Karma to Burn.

Su álbum debut fue lanzado en 2010 bajo el nombre ‘Cantos a la Vida’, proporcionándoles ya un considerable reconocimiento, incluso fuera de su Holanda natal. Su segundo álbum, ‘Atacames’ (2014) los llevó a girar por el mundo hasta la actualidad. Su tercer álbum, ‘Sin Vergüenza’ (2018), llega cargado de mensajes ácidos y música potente y personal, que han presentado recientemente en una completa gira por nuestras tierras.

La curiosa mezcla sonora de ¡Pendejo!

Este personal álbum arranca con «Don Gernán». Con una base stoner pesada y potente mezclada con los metales de la mano de una trompeta protagonista (entre otros), se combinan sellados por la personal voz de El Pastuso. Puede parecer una combinación ilógica, pero el resultado es de lo más interesante, donde ambos elementos se mimetizan aportando una personalidad brutal a la música de la banda holandesa. El stoner más pesado vuelve a la carga con «La Cagada No Termina», donde la voz explora más sus recursos y la mezcla musical vuelve a sorprender una vez más. En esta ocasión, los metales dejan el protagonismo al stoner, que se convierte en un estilo experimental con elementos más melódicos y otros más cañeros.

Con «Hacia la Luz», la voz va un paso más allá, rasgándose por momentos hasta llegar al gutural y subiendo en otros momentos hasta alcanzar tonalidades más agudas. El Pastuso no es ningún virtuoso, pero sabe controlar su instrumento para sacarle el máximo partido según lo que quiera hacer en cada momento. En este tema, las trompetas vuelven a la carga con melodías solemnes que llenan mucho la pesada base instrumental, que juega con subidas y bajadas de intensidad. «La Mala de la Tele» ofrece un ritmo más cambiante y un sonido menos pesado, donde la voz vuelve a ofrecer sus mejores cualidades y, a base de acelerar y aminorar, muestran una canción simple, pero dinámica. Por momentos, retoma esa fuerza stoner que le devuelve esa potencia y pesadez, a lo largo de diversos cambios durante la canción.

Potencia y originalidad en «Sin Vergüenza»

Así a lo tonto, ya casi llegamos a la mitad del álbum cuando aparece «Bulla». El ritmo es lento y la canción no muestra muchas sorpresas, salvo la sutil colaboración de los metales una vez más, acompañado el ralentizado ritmo de la canción. Esa sutil colaboración de los metales en la canción anterior pasa a ser protagonista en «El Timón Holandés», donde sí pasan a un segundo plano las potentes melodías de guitarra. La voz directamente no tiene presencia en este caso, ya que es una canción íntegramente instrumental. Sigue con una línea similar la siguiente canción, «El Rutger», con la diferencia de que la versatilidad vuelve a la carga con muchos más cambios que en el caso anterior. La voz aparece acompañada simplemente de un ritmo de batería, casi rapeada, combinándose a ratos con las intensas guitarras y los enérgicos metales.

Nos acercamos al final cuando llega el turno de «El Espejo», canción que comienza suave y sutil, con una rasgada voz y una simple melodía de guitarra. Rápidamente entra en escena la trompeta, con su particular estilo solemne acorde con el ritmo lento y pesado de la canción que, en este caso, mantiene un estilo más acústico que en canciones anteriores. Más adelante, el tempo gana algo de velocidad y la canción sube en intensidad guiada por la voz de El Pastuso, que es seguida por el resto de instrumentos para terminar con fuerza. Tras esa especial pieza llega «Llanto», que comienza con una suave melodía de trompeta que da paso a una potente base stoner como las de la primera mitad del álbum, donde destaca una voz poderosa y desgarrada. Despiden el álbum con «Facista», una última muestra de potencial con una progresiva subida de intensidad que culmina y vuelve a aminorar, manteniendo una atmósfera de originalidad, palabra que puede resumir bien este álbum.