Paul Gilbert: Paul The Young Dude

Como un maldito cencerro. Paul Gilbert está como una regadera. Pero sigue siendo uno de los mejores y más imaginativos guitarristas que ha dado el Heavy Metal en décadas. Su carrera en solitario no es todo lo reconocida que debería, y siendo sinceros, nunca podrá llegar a las cifras millonarias que alcanzó junto a MR.BIG en sus tiempos mozos, pero sigue manteniendo intacto su talento. “Paul The Young Dude” es una buena muestra de creatividad exacerbada, de talento y de técnica a las seis cuerdas.

Por alguna extraña razón, todo aquel que ha pasado por las filas de MR. BIG parece un maldito adolescente incluso cuando pasa de los cuarenta años (veamos el caso de Gilbert en la portada de este disco, o sin ir más lejos el “eterno infante” Eric Martin). Algo realmente digno de estudio. El caso es que, de todos los ex –miembros, y con la excepción de Billy Sheehan, Gilbert es el que ha llevado una carrera más coherente y continuada. Sus salidas de tono son al menos imaginativas: desde versionar un tema de las SPICE GIRLS (“2 Become 1”) en su “Alligator Farm” del 2000 a no poner su nombre en las portadas de los discos, o la delirante foto de un hombre tocando un órgano ardiente para ilustrar la portada de su reciente “Burning Organ”. Para más referencias, hay que echarle un ojo a su web oficial, la cual es un compendio de cosas absurdas sin pies ni cabeza que hace sospechar de la buena marcha mental de este individuo. Al menos, el hombre tiene humor y ha sabido sacar adelante una carrera en el mundo del rock duro que haría palidecer a otros. Su trabajo con RACER X es su lado más metálico, mientras que los discos en solitario que hace bajo contrato con Mascot Records son su lado más imaginativo –pero no menos rockero por ello.

En “Paul The Young Dude” podemos encontrar los temas favoritos del propio Paul. Momentos absurdos como “I Like Rock”, baladas resultonas como “Girl Who Can Read Your Mind” hasta ataques de heroísmo guitarristico en “Individually Twisted” o el “Gilberto Concerto” adaptado de Bach. Todo ello aderezado con letras delirantes y de sentido escaso que le dan un tono positivo a las composiciones, más allá de dedicarse a masturbar su guitarra sin piedad hasta llegar a orgasmos de notas que lo salpican todo de tappings y dejan los temas hechos un asco. Y no, no me refiero a Yngwie. Para nada.

Se adjunta un segundo Cd, titulado “Gilbert Hotel” en el que Gilbert se dedica a explorar su lado más acústico, con temas austeros en instrumentación mas allá de unos bongos aquí y allá, y un Gilbert mucho mas centrado en la tarea vocal que no en impresionar a quien le escuche con sus licks de guitarra. “Lay Off The Morphine” o el curioso “Three Times Rana” dan una buena muestra del buen hacer de este hombre con cualquier instrumento que tenga cuerdas. Curiosamente, en ningún momento se echa de menos una batería o un poco de distorsión. Todo eso queda relegado al primer Cd, donde ya hay bastante empacho de solos imposibles aderezados de pirotecnia instrumental.

Gilbert ya no sorprende. A estas alturas todos ya sabemos lo creativo que es, pero sin duda, solo se puede congratular al guitarrista por haber sabido llevar una carrera en solitario con un mínimo de sentido después de la disolución de la banda que le dio la fama mundial.