Llega por fin a nuestras manos uno de los discos del año, si más no para todos los fans de Michael Kiske, que no son pocos, a pesar de que nuestro amigo luche encarecidamente para perderlos día tras día. Aunque no necesita presentación, Kiske es la voz más imitada del heavy metal mundial, es la sublimidad y la perfección en el estilo tradicional del metal, millones de veces imitado pero nunca, absolutamente nunca igualado. Es mundialmente conocido por ser la voz de los imprescindibles KEEPERS de Helloween y por ir perdiendo la cabeza desde el CHAMALEON hasta nuestros días.

Kiske ha renegado una y mil veces, ha dicho que nunca más volverá al heavy metal, que su pasado pasado es, y que no le demos la lata, que él prefiere el country el pop y artefactos fallidos como SUPARED (¿Existe alguien al que le llegue a gustar ese disco?, ¿Y si no lo cantara Kiske?) En fin, el hecho de renegar estaría bien si hubiera desaparecido del mapa como ya lo hiciera otra de las grandes voces alemanas: Jan Barnett (Rough Silk), pero nuestro bipolar amigo nos ha acostumbrado a dar una de cal y otra de arena. Ahora colabora en un disco de metal o hard rock y por otra parte nos apuñala con un bodrio del que renegaría su santa madre. Y si le preguntas… en fin, no terminaríamos nunca…

Pero Kiske sigue jugando al no pero sí, cierto que no es metal esta vez, pero caen todas sus mejores composiciones de su etapa en Helloween en versión acústica, y eso nos sigue dando esperanzas vanas. Uno no es lo que dice y sí lo que hace, pero a este paso Kiske es capaz de desquiciarnos a todos, y más viendo como el tío sigue cantando como los ángeles. El disco es OBLIGADO para cualquier fan del divo: maravillosas interpretaciones, emocionantes, cálidas, íntimas pero llenas de fuerza y rotundez.

Un violín abre la maravillosa “You Always Walk Alone”, con un Kiske apoteósico envuelto en una aura oscura realzada por las orquestaciones. De vello de punta y lagrimita, palabra. Sigue la ronda Keeper con la imprescindible “We Got the Right” (¡con trompeta!), haciéndonos tocar el cielo y creando ese sentimiento de rendición ante el divo o de perseguirlo a collejas por no haber grabado un disco así hace años. El vibrato característico de Kiske sigue emocionando y si a uno le dicen que estas versiones fechan de 1988 dudo que alguien dudara de ello. “A Little Time” cierra el triunvirato excepcionalmente, bien arropado por una banda que cumple y deja todo el protagonismo y lucimiento a quien lo merece. Grandiosas esas melodías dibujadas por su voz, subiendo, bajando, vibrato, agudo y como siempre, con una absoluta facilidad, natural, orgánico y sentando cátedra.

El resto del disco es un compendio de sus composiciones en los habitualmente denostados CHAMALEON y PINK BUBBLES GO APE. Es difícil llegar a explicar como Helloween descendió al Hades después de tocar el cielo, pero gran parte de ello la tuvo el que Hansen se largara y que se le diera un mayor protagonismo compositivo a Kiske. A pesar de que las producciones no les hicieron ningún favor y de que al voceras le dio por sacar del cajón de sastre una sarta de ideas de bombero-pirómano, hay composiciones sublimes que, eso sí, nunca deberían haber aparecido bajo el logo de Helloween. La maravillosa “When the Sinner” es el mejor ejemplo de ello. Tema divertido pero serio, excepcional en composición y con una línea vocal alucinante. Sí, las dichosas trompetas y el efecto megáfono siguen ahí. Pocas veces un single provocó tantos sarpullidos, pero algunos de nosotros siempre amamos este tema. Del CHAMALEON hay también la extensa y trabajada “I Believe”, con un gran trabajo de guitarras y un Kiske bordándolo, e “In the Night”, con ese deje poppie.

Genial la inclusión de “Kids of the Century” un poco más ralentizada y dejando la sensación de que esos temas de los tiempos oscuros de Helloween han sido pasados por el tamiz de INSTANT CLARITY y READINESS FOR SACRIFICE, esos discos en solitarios del maestro que tanto decepcionaron a su audiencia. Qué lástima que no haya metido “Do I Remember a Life” y “Always” en acústico, pues son de lo mejor que ha compuesto este hombre en toda su carrera. Incluye finalmente un tema de nueva factura titulado “Different Ways”, melódico, en clave triste y evocadora demostrando que su magia está en todos los tonos, no necesita servirse de sus famosos agudos imposibles y que siempre estuvo a la sombra de Weikath y Hansen en cuanto a composición muy a pesar de haber firmado grandes cortes en sus tiempos. El búho (símbolo de sapiencia) de la portada sobrevuela una rosa de los vientos (¿símbolo de desorientación y de necesitar una brújula?), ojalá a partir de ahora nuestro héroe encuentre su camino.

Su juego, aún pareciendo absurdo, resulta bastante claro. A Kiske le encantaría empezar de nuevo con su carrera y tener el mismo éxito que tuvo con Helloween pero en otro estilo más mayoritario. Pero claro, su pasado hace que sus miles de fans sigan todas y cada una de sus entregas y hasta le aplaudamos discos infumables y temas bochornosos, porque aunque lo sean… los canta “la voz”. Y así sigue el hombre, intentando dar un campanazo fuera del rock con un disco que sólo escucharan metalheads y volviendo a las colaboraciones puntuales para seguir viviendo de ésto. PAST IN DIF… es un halo de esperanza, un paso que une pasado y sus nuevas orientaciones musicales, si es que se pueden decir nuevas. Ya importa poco si este señor vuelve al metal, lo que sí pedimos es que cante en directo y cumpla el sueño de sus fans. Ojalá en Wacken se suba sobre las tablas con el proyecto Avantasia y se le encienda la luz. Si Kiske quisiera podría ser como lo que se le recuerda: uno de los mejores cantantes de la historia del rock. En su mano está pasar a la historia…

Jordi Zelig Tàrrega

Grupo:Michael Kiske

Discográfica:Frontiers

Puntuación:8

Canciones:

  1. "You Always Walk Alone"
  2. "We Got The Right"
  3. "I Believe"
  4. "Longing"
  5. "Your Turn"
  6. "Kids Of The Century"
  7. "In The Night"
  8. "Goin' Home"
  9. "A Little Time"
  10. "When The Sinner"
  11. "Different Ways"

Año:2008