Parkway Drive: Reverence

Ni reverencia ni decepción. Así se resumiría este “Reverence”, donde los australianos vuelven a dar un paso atrás en su sonido, empeñados en explorar cuevas profundas que les acercan más ale EMO que a su sonido clásico. Sexto álbum de una banda que es un referente de la escena Metalcore.

Con su anterior disco, “Ire”, la formación dio síntomas de estar buscando una nueva fórmula, mucho más personal y buscando apartarse de una música que no terminaba de definir su estilo. Pero en el anterior disco se dieron de bruces con un espejo roto, sacando lo peor de un experimento fallido y quedándose a medio camino de lo que intentaban.

Con este nuevo trabajo, no han caído tan profundo, pero han coqueteado peligrosamente con repetir descalabro, y para contártelo, nuestro misterioso colaborador Stilav Groot ha elaborado esta crítica de Parkway Drive – Reverence.

Vientos oscuros para los australianos

Desde la intro de “Wishing Wells” te das cuenta que algo no va bien: los teclados toman el relevo de los riffs agresivos y pegadizos característicos de la banda. A nivel sonoro es Parkway Drive de pura cepa, pero se pierden en la experimentación, algo de lo que ya adolecía “Ire”. Entrando de lleno el segundo corte, la cosa mejora. “Prey” está hecha a la antigua usanza, mucho más metalcore, con las guitarras recuperando protagonismo y con una propuesta mucho más cercana a lo que esperan los fans.

Nos tienen acostumbrados a un estilo muy surfero, y eso es lo que se echa en falta en las nuevas canciones, ese carácter alegre de anteriores composiciones, esa sensación de estar sobre una ola con el sol en el rostro, las gotas de agua salada en el labio y los pies firmes sobre la tabla.

La esperanza se pierde nuevamente con “Absolute Power”, canción que pierde fuelle por momentos y que pretende ser una balada a medio tiempo, y en ese intento, se pierde a sí misma, sonando demasiado enlatada y acercándose peligrosamente al Un Metal noventero de bandas como P.O.D. Experimentos los justos, y esta canción resta mucha calidad al disco, con ciertos momentos contundentes, pero falta de personalidad en su ejecución.

La cosa no mejora con “Cementery Bloom”, un intento de mantra más propio de trailers de series vampíricas, y que se queda en una intro que ocupa el puesto de una canción, en un disco de apenas diez temas. Tres minutos de cantos gregorianos, que buscan una epicidad que no tienen. Estamos ante un desperdicio de pista, y con estas premisas, llegados al ecuador del disco, la sensación que nos invade es que otra vez lo han vuelto a hacer: relleno sin inspiración.

Fieles a sus temas hechos para directos

Y de repente, tras tamaño despropósito, llega “The Void”, con un sonido brutal, hecha para el directo, con un estribillo fiel a la banda, con riffs auténticos, con unas guitarras que el peso de la composición y con la voz acercándose a un estilo muy Trashero que no desentona.

La pregunta es inevitable: ¿por qué no seguir esta línea? Los desaparecidos solos, alegres y necesarios, hasta el momento inéditos en el álbum, vuelven con fuerza, y el estribillo te invita a sacar la ira que has acumulado con la anterior canción. Sin duda estamos ante la mejor canción del álbum con diferencia, corta pero intensa.

Pareciera que “I Hope You Rot” fue compuesta tras “The Void”, pues aunque es mucho más experimental que su predecesora, no desentona y recupera los guturales más contundentes de anteriores trabajos, y ese ritmo que se te mete en el cuerpo y te invita a moshear. Sin duda estamos ante otro tema que posiblemente incluirán en sus directos, habrá que esperar poco más de un mes para comprobarlo. Segunda composición que se salva de la criba en este nuevo trabajo.

De regreso a las cenizas de tiempos mejores

Y deja de contar. “Shadow Boxing” hace honor a su nombre y es un golpe de realidad en el rostro: experimentar para empeorar. Rapeo de baja calidad, pianos sin sentido y una entrada que se queda a medio camino, cual coitus interruptus. El intento queda a media escritura, y aunque los arreglos de piano y chelo no quedan mal, la canción se pierde en un batiburrillo de estilos que no cuajan entre sí.

Tras el buen sabor de boca que nos dejaron los anteriores temas, se nos queda una sensación agria en el paladar, por mucho que hayan intentado paliarla con violines, voces (otra vez) más propias de cantos gregorianos, y un final bestia, que por sí solo sería un tema salvable.

“In Blood” parece recuperar sensaciones, pero con pretensiones de himno no llega ni a medio grito revolucionario, con cambios de ritmo muy forzados y con la batería sonando a lata, a no haber sido grabada en estudio y sí añadida digitalmente. No llega al despropósito de “Cementery Bloom”, pero entra en la lista de temas decepcionantes del disco, y como un álbum es la suma de sus partes, le baja considerablemente la media, para desgracia de nuestros corazones y oídos.

Un final digno y nuevo relleno

Parkway Drive siempre han ido más allá en sus discos, buscando la fórmula para que entre tanto corte de corta duración, encontrar ese tema épico que se acerque a las grandes composiciones de otras bandas. “Chronos” es la canción más larga de “Reverence” y lo cierto es que salva las distancias con aquellos experimentos que lastran el disco. Buen tema, pero que no llega a las cotas que nos tienen acostumbrados.

Pero claro, cuando te encuentras con un nuevo track de relleno con “The Colour of Leaving”, te vuelves a sentir estafado. Al igual que “Cementery Bloom”, sólo es un epitafio, un relleno que no es una canción, que sirve para decir que el álbum tiene diez temas más y que te deja con cara de haber esperado un postre en condiciones y haberte quedado con la aceituna en el plato.

Decepcionante nuevo disco ‘Reverence’, de Parkway Drive. En resumen, con tres temas salvables, dos rellenos y, en definitiva, un álbum sin concepto, sin personalidad y con muchas más sombras que luces. Habrá que ver cómo funcionan algunos de los temas en su visita al Download Festival de Madrid, tras más de tres horas de Guns N’ Roses y con apenas una hora de actuación, pero lo cierto es que el despegue meteórico de hace unos años de Parkway Drive, se ha quedado a medio camino. Una pena, pues sus directos son de quitar hipo.