Falconer: Northwind

Cuando a principios de la presente década FALCONER pisaron por primera vez la escena metálica, el mercado del power metal ya estaba alcanzando los límites de saturación que anticipaban su temprano declive. Sin embargo, muchos fuimos los que nos interesamos por esta banda debido a su pre-historia, un origen que resulta bastante atípico. El guitarrista de los suecos vikingos MITHOTYN, un grupo hasta entonces bastante apreciado dentro de la escena, decide disolver la banda para transportar su particular sentido de ver la música al terreno del power metal. Chocante en su momento, sin ninguna duda. De forma afortunada para los intereses del grupo, la banda logra conseguir los servicios del por entonces desconocido Mathias Blad, un cantante de ya cierta edad que nunca había entrado en contacto con la escena metal o rock y que se caracterizaba por moverse con soltura en los tonos medios, todo un soplo de aire fresco para una escena había provocado que incluso los dragones chorrearan agudos por las orejas. Así pues, con su primer disco homónimo la banda se nos presenta con dos alicientes apetitosos: por una parte las singulares melodías y fraseos de guitarra del señor Stefan Winerhall, totalmente deudores de su etapa en MITHOTYN, y el carismático registro del señor Mathias, todo ello adocenado con un sentimiento Folk arraigado en algún lugar de su Suecia natal más profunda. Estos tres factores se convertirían, como era de esperar, en la seña de identidad de la banda, una formación con bastantes cosas a decir en su momento. Y si dijera que “Falconer” muy probablemente esté entre mis diez  discos preferidos de power metal, probablemente no exageraría lo más mínimo. Al poco tiempo, e iniciando su carrera para editar un disco de año (comprensible en parte si tenemos en cuenta la poca actividad en directo de la banda), editarían su “Chapters For a Vale Forlorn”, un disco que, aunque bastantes pasos por detrás de su disco debut, también dejaría el estandarte de la banda en una posición más que notable.

Tras ello, FALCONER son reclamados para aparecer en algunos de los escenarios más importantes del circuito veraniego de festivales de aquél año. Con el bagaje de tan sólo un concierto en su Suecia natal a sus espaldas, su segundo y tercer conciertos son en los escenarios de los festivales Rock Machina  Wacken Open Air respectivamente ¡casi nada! Todavía me acuerdo de la sorpresa que nos llevamos muchos al ver aparecer en escena a un canoso cantante entradito en años, un bajista con una camiseta blanca rota y el pelo a lo The Beatles y, en definitiva,  una formación con unas pintas algo peculiares, máxime teniendo en cuenta que la mayoría nos esperábamos el típico grupo de power que no supera la treintena. Tras ello, Mathias deja la banda alegando que a él nunca le atrajo la idea de tocar en directo para seguir centrándose en su formación como cantante. Reconozco no haber escuchado los dos siguientes discos que la banda grabó con el cantante Karl Kristoffer Göbel, ya que en el momento en el cual se anunció la marcha de Mathias, mi interés por los suecos decayó enormemente. A pesar de ello me consta que en Grime vs Grandeur la banda abandonó un poco más sus señas de identidad para pasar a realizar un power metal más al uso.

Ahora con “Northwind”, la banda vuelve a sus orígenes con la vuelta de Mathias Blas y recuperando las melodías y los retazos Folk más característcos de sus inicios. ¿El resultado? A medio camino entre su primer y segundo disco, ni más ni menos. He aquí la prueba de fuego en clave de compacto que viene a demostrar que el disco homónimo de FALCONER  ya no tendrá réplica en términos de calidad, pero que sus raíces germinaron lo suficiente como para dictaminar el estilo que haría cabalgar a la banda por los senderos de la singularidad. La primera escucha a “Northwind” me dejó un poco frío, pero no tardé en ver que las constantes de la banda que siguen estando ahí rebelan su validez con las escuchas. No encontramos infinitos dobles bombos, no encontramos arreglos bombásticos, no hay lluvias de agudos, no existe una necesidad irrefrenable de caer en convencionalismos y, sobretodo, el disco no destila falsas aspiraciones, sino que alumbra cierta modestia. FALCONER van a su bola, crean unas canciones la mar de sinceras y todo queda en casa, a veces a costa de cierto simplismo en la composición de según qué temas. El corte que abre el disco no posee un estribillo sobrecogedor ni impactante, sino relajado y tranquilo, dispuesto a que las melodías de guitarra se ocupen de arropar el tema con candidez. Sin embargo más acertado me parece por ejemplo “Waltz With The Dead”, con lentas guitarras dobladas y Mathias metiéndose totalmente en materia, modulando su delicada voz a su antojo pero siempre escapando de los extremos. El regustillo Folk a estas alturas ya se comienza a erigir como una de las claves, y alcanzará su culminación con “Himmel Sa Trind”, un delicado tema cantado en sueco, detalle habitual en los discos más laureados del combo.  Los temas no son excesivamente largos, sino más bien lo contrario, y  se suceden como una exhalación, no llegando éste a hacerse pesado en ningún momento (y este apunte no es gratuito conociendo como está el percal) y, como es habitual en la banda, logran empalizar cierta simpatía en el oyente, cierta sensación de cercanía. A destacar el ritmo dicharachero de “Spirit of the Hawk”, un corte algo rapidito que contrasta con el minimalismo Folk de “Legend and the Lore”, así como el muy acertado “Blinded”, posiblemente el corte más completo del álbum. El momento baladístico también tiene cabida de la mano de “Long Gone By”, con unos resultados simplemente correctos. Poco más que decir salvo que si te gustaron los dos primeros discos de la banda, te gustará este. Un disco bastante relajado e interpretado con todo el buen gusto del mundo, así como, no lo duden, superior a la media de los discos de power metal. Ahora sólo nos queda por ver qué nos depara el directo de la banda, ya que si bien hasta ahora su interpretación sobre las tablas ha resultado intachable, su presencia escénica ha resultado prácticamente nula. Ahí queda eso.