Motorhead: Motorizer

Recientemente, me llamó la atención la noticia de que algún chalado en alguna parte del mundo está preparando un documental sobre la vida de Ian Kilmister, Lemmy para los amigos. Vivimos en tiempos peligrosos, tiempos en los que se hacen documentales sobre ANVIL que llegan a presentarse en festivales internacionales de cine como el Sundance, por lo que no hay nada fuera de lo habitual. Bueno, si. ¿A nadie le sorprende que se haga ahora un documental sobre Lemmy? El tipo ha sido una leyenda desde hace cuarenta años. Estudiar la biografía de Lemmy debería ser tan importante en los colegios como estudiar los logros de Cristobal Colón, el crack de 1929 o el sistema político bipartidista de España en el siglo XIX. Y si eso es exagerado, como mínimo, el documental debería haberse hecho ya hace bastante tiempo. Por Dios, que ha habido biopics de gente tan aburrida como Johnny Cash en cartelera. ¿Quién es tan interesante como Lemmy? Estamos hablando de un tipo que es fan confeso de todo lo relacionado con la Segunda Guerra Mundial, cuya sangre es demasiado tóxica para un humano normal y que en una ocasión embadurnó de queso a un promotor impertinente antes de lanzarlo al público.  Y eso solo es la punta de un iceberg tan grande y extenso como la agresión que desprende éste nuevo trabajo de MOTORHEAD, “Motorizer”.

No espero nada de un nuevo disco de MOTORHEAD a dia de hoy, basicamente porque es mejor no esperar nada y llevarse una grata sorpresa. Pero los de Lemmy son una banda que, consistentemente, ha hecho buenos discos a lo largo de toda su carrera. Es difícil que ahora, en plena tercera edad musical, vayan a dar un paso mal dado.  Pero aun así, me ha sorprendido “Motorizer” porque es lo mismo de siempre…pero con un elemento indescriptible que lo hace tan apetecible como cabe esperar. Ya sabes: tienes un plato favorito que estás harto de comer pero cuando comienzas a comerlo siempre le encuentras ese “qué” que te ha hecho repertir una vez más. “Kiss of Death” fue un gran disco, avalado por dos años ininterrumpidos de gira. “Motorizer” es igual de bueno, aunque quizá con más variedad, si es que dicho concepto existe en la tierra de Lemmy.

No es fácil describir un disco de MOTORHEAD, puesto que no hablamos de temas sueltos sino de unidad inquebrantable que podría comenzar y acabar con cualquier de las piezas musicales que la componen. El orden es indiferente. La matraca es continua, hasta el punto en que tus orejas se resienten, cosa que no sucede ni escuchado grind-core. Es la potencia elevada a la máxima ídem. Dentro de ese bloque de hormigón que es lanzado contra tu cara una y otra vez, encontramos piezas como “One Short Life”, donde el blues más corrupto se erige como principal influencia, “Runaround Man”, donde tiene más pegada la guitarra que la batería prácticamente, “English Rose”, donde Lemmy parece sacar al don Juan que lleva dentro o “Time Is right”, sacada directamente de las sesiones de “Another Perfect Day” (o eso parece). Como se puede comprobar no hay margen de error posible en los discos de los britanico-escandinavos-cuyo-lider-reside-en-América.  No hay un tema de relleno, no hay un tema que se pueda evitar. Lo único que puedes hacer es darle volumen, obviar que el mundo existe ahí fuera, y dejarte apisonar por la simpática verruga de Lemmy y por la determinación de sus dos compinches de aventuras, el homeless Phil Campbell y el hair-drummer Mikkey Dee. 

Es lo mismo de siempre. Es el inicio del ciclo mil veces realizado por la banda. No hay una banda a la que sea más aplicable el esquema de disco-gira-disco-gira como a MOTORHEAD. Pero ahí siguen, demostrando que el que se queja es porque realmente no sirve para esto. Se puede sacar un disco cada dos o tres años sin que tenga que ser necesariamente malo y con temas que puedan convertirse en nuevos clásicos. Miren sino lo bien que funciona en directo un tema como “In The Name OF Tragedy”, extraído de “The Kiss Of Death”. El abuelo Lemmy debe estar contento, siempre quejándose de que la gente no ve más allá de “Ace OF Spades” y “Overkill”. Puede que algunos no sean capaces, cierto. Pero hay que saber apreciar lo que las bandas te dan en cada momento y, para llevar treinta años en marcha, que MOTORHEAD suelten un disco como “Motorizer” es casi digno de estudio.