Neal Morse: Momentum

Soy de los que maldijo el día que este hombre abandonó Spocks Beard para armar una carrera en solitario… pero con el tiempo, uno tiene que rendirse a la evidencia. Neal Morse está en un momento realmente mágico. Si “Testimony 2” ya era un discazo como la copa de un pino, puede que este “Momentum” llegue incluso a superarle. Los que estuvimos hace poco en su concierto realmente vivimos momentos absolutamente mágicos. No hay duda de que es uno de los jefes del rock progresivo actual. Su voz cálida y melódica, esos coros rimbombantes, esa delicadeza y ese teclado que fluye son sus credenciales. Musicalmente pasa del pasaje más desnudo posible hasta el festín instrumental. “Momentum”, a diferencia de su anterior obra está compuesta por un mastodóntico tema de más de 30 minutos junto a cinco piezas breves que no tienen ningún desperdicio.

“Momentum”, el tema, abre de inmejorable manera esta obra. Un clásico en toda regla y que a bien seguro pervivirá en un futuro. Gran estribillo y much´sismos juegos instrumentales. Hay esos grandes coros y la melodía siempre como protagonista. La apertura de “Through Part 5” es impresionante, con ese canon polifónico envolvente. Aunque pueda parecer imposible, la banda es capaz de reproducirlo en directo. El desarrollo instrumental es rotundo y espectacular, acercándose por momentos a Dream Theater y a Spocks Beard. Pero hay momentos en que se cede todo protagonismo a las voces. La balada del disco es la preciosa “Smoke and Mirrors” (nada que ver con Syphony X). Acústicas en clave triste y evocadora. Otro tema que realmente funciona es “Freak”, con ese aire Beatles, evocado por esos violines y esa preciosa línea vocal tan melódica. El tour de forcé lo pone la épica y recargada “World Without End”, dividida en seis partes. EL lucimiento individual de cada uno de los miembros es total. Desde el incombustible Mike Portnoy, pasando por Eric Gillette a las voces o incluso Paul Gilbert, que mete el solo en “Momentum”. La pieza final es otra demostración de clase en la composición y de lucimiento instrumental absoluto. Música en mayúsculas transitando cumbres y valles con decenas de clímax musicales.

Morse sigue a un ritmo frenético, pero lo más sorprendente de todo es que el tipo es capaz de mantener un nivel altísimo. Son muy pocas las mentes pensantes capaces de ofreceros tanto material y de tanta calidad. Personalmente considero que el disco es superior a sus últimas entregas, pero siempre recordando el enorme nivel de todas ellas. Neal Morse nunca baja del 8,5. Su rock progresivo sigue siendo sumamente personal, atrayente, muy delicado, pero cuando lo requiere gusta de recargar e incluso endurecer los pasajes. Incluso añadiría que me atraen bastante más sus entregas que las de bandas como Dream Theater. Definitivamente está en su mejor momento vital. Obras como estas sí que pueden llegarnos a convencer de que su inspiración divina es realmente cierta.