Pendragon: Men Who Climb Mountains

Calidad a raudales y música en mayúsculas con un Nick Barret estelar. El disco me ha enganchado mucho más que los últimos trabajos de Porcupine Tree, Devin Townsend, The Flower Kings, Neal Morse o Transatlantic. Bandas dispares, y a veces lejanas en cuanto a sonido, pero algo sumamente ilustrativo del estado de gracia de Pendragon. Uno de los grandes discos de 2014 que ha quedado tapado.

Poco hemos hablado de Pendragon en estas páginas. Han tenido que ser ellos mismos quienes se pusieran en contacto para hacernos notar del gran error que hemos cometido durante tanto tiempo… Resulta curioso, pero después de tantos años y hay grupos que apenas has llegado a nombrar. Ellos forman parte de esa primera hornada de prog inglés con Pallas, IQ o los propios Marillion. Llegaron a hacerse un hueco pero la cosa no despegó como merecía. Una lástima pues sus primeros discos y “Believe” merecen mucho la pena. Su rock progresivo es suave y elegante, muy detallista y marcado por ese gran teclado atmosférico de Clive Nolan y la combinación espectacular y característica de voces por el propio Nolan y el eterno guitarrista Nick Barret. Craig Blundell debuta como baterista sin alterar para nada el sonido del grupo y haciendo un gran papel. Composiciones largas y elaboradas con suficiente calidad para que no se te hagan pesadas.

Impresionante disco a nivel compositivo y de sonido. No tarda uno demasiado en entrar en su mundo de melancolía y belleza calmada con esa espectacular intro “Belle Ame” y con la tremenda “Beautiful Son”. De verdad que hasta el mismísimo Steven Wilson mataría por estos cortes. Un arranque de disco detallista, colorido y pegadizo. Una de las piezas monumentales y preciosistas es “Come Home Jack”, con atmósferas cambiantes y una guitarra suave que fluye en los cuidados y desnudos solos. Juegos de voces y subidas y bajadas de intensidad y volumen que sientan cátedra. El tema se funde en “In Bardo”, una continuación mayormente instrumental en el que la banda se luce sin llegar a empachar y demostrando clase. En “Faces of Light” tenemos un dueto vocal con Tiggy. Otra gran demostración de sentimiento y calidez evocadora.

Tremenda inicio de disco aunque luego la cosa baja un poquito. El contrapunto agresivo lo pone “Faces of Darkness” con ese piano de inicio de pura inspiración clásica. Protagonismo total para la base rítmica y especialmente para el bajo del eterno escudero de Barret, Peter Gee. Con él desde la génesis del combo de Stroud. Encontrarás aquí lo más agresivo a lo (para entendernos) Dream Theater; el resto es más a lo Steven Wilson (para entendernos). En “For When the Zombies Come” hay una aura 100% Pink Floyd. Ese sonido que evoca a bruma matinal luchando con los primeros rayos del sol y comandada con una acústica de fondo sobre la que se dibujan melodías. Siguen la misma fórmula en la bella “Netherworlds” y se marcan otra excusión progresiva en extensa y variada “Explorers of the Infinite”.

Genial obra de mano de una banda veterana que nunca se da por vencida. Calidad a raudales y música en mayúsculas con un Nick Barret estelar. El disco me ha enganchado mucho más que los últimos trabajos de Porcupine Tree, Devin Townsend, The Flower Kings, Neal Morse o Transatlantic. Bandas dispares, y a veces lejanas en cuanto a sonido, pero algo sumamente ilustrativo del estado de gracia de Pendragon. Uno de los grandes discos de 2014 que ha quedado tapado. Si eres de los que tiene a las bandas anteriormente mencionadas como referente dale una escucha a esta maravilla. Si amas a Pendragon no necesitas ya presentación. Como siempre, encandilan. Un disco que en su primera página se cite al explorador Ernest Schakleton ya lo tiene todo ganado…