Triptykon: Melana Chasmata

Cuatro años hemos tenido que esperar para recibir un segundo larga duración de la mano de Triptykon, pero la espera ha terminado. Tras el impecable éxito de «Eparistera Daimones», la expectación hacia este nuevo trabajo era máxima y, aunque cuatro años no son precisamente pocos, al menos no hemos tenido que esperar tanto como para un «Monotheist» que no se publicó hasta cinco años después de la reunión de Celtic Frost. Precisamente ese álbum fue el que sentó las bases primigenias de lo que posteriormente sería el sonido que Tom desarrollaría en Triptykon, e indudablemente se ha convertido en un álbum indispensable de este nuevo milenio. Así pues, ¿a dónde nos lleva el tercer escalón de este oscuro pasadizo?

Sencillamente, «Melana Chasmata» es una más que digna continuación a un trabajo que marcó diferencia. «Eparistera Daimones» fue todo un monumento, y una declaración de intenciones excelente sobre ese (en aquel entonces) nuevo proyecto: un colosal templo sonoro de blackened doom/death (o como demonios queráis llamarlo) que tomaba algo con lo que ya nos había deleitado Fischer y lo llevaba a un nuevo nivel gracias a una producción de mayor calidad. Al mismo tiempo, este álbum marca un antes y un después en la trayectoria de Triptykon: muy posiblemente es la clave para que muchos dejen de ver esta banda como «el nuevo proyecto de Tom» y se convierta en una realidad estable y más que tangible.

En comparación a su obra prima, «Melana Chasmata» ofrece más partes rápidas que su antecesor, pero por lo general siguen la misma tónica y realmente eso no es algo que nos preocupe. Está perfecto. «Tree of the Suffocating Souls» estalla como una infernal introducción a lo que se nos viene encima, mientras que «Boleskin House» nos ofrece la faceta más densa y oscura (si cabe) de la banda. Como un oscuro río de lava, los temas fluyen lentos y apesadumbrados, pero impregnándolo todo con un constante sofoco. Las fantasmales voces femeninas son sencillamente el mejor complemento que un álbum como este podía tener, y también contamos con algunos pasajes que nos muestran a Tom dándole a su interpretación un toque más teatral y desesperado, como en «In the Sleep of Death».

Los coros brillan en «Demon Pact», así como esos ruidos en la monstruosa «Black Snow», que denotan cierto coqueteo con el avant-garde, algo que espero que exploten más en la siguiente entrega. Lo que está claro es que las dotes compositivas en la banda de Fischer y Santura siguen intactas, y que en pleno 2014 son capaces de manufacturar trabajos tan grandes como este. Probablemente, «Melana Chasmata» esté ligeramente por debajo de su predecesor, pero sigue siendo un álbum de un nivel extraordinario. Parece mentira que músicos tan legendarios sean capaces de sacar al mercado perlas de tan alto nivel creativo tras semejante tiempo en la industria, pero es una realidad. Y doy las gracias por ello.