Placebo: Meds

A nadie se le escapa quiénes son o quiénes dejan de ser PLACEBO. No, no es
metal. ¿Rock? Diríamos que sí. Y es aquí cuando le damos cabida en este espacio.
Si otros ostentan este privilegio, a ellos debemos tratarlos bajo el mismo rasero.
Y es que hoy en día muchas bandas que antes fueron metal siguen deambulando
por la escena habiendo cambiado el estilo totalmente, y haciendo una música
donde queda poco espacio para los riffs más agresivos o las voces rasgadas.

Es otro tipo de rock, pero se siguen distinguiendo a la perfección las guitarras
eléctricas, el bajo y la batería, aunque junto a ellas aparezcan sonidos electrónicos.

Una vez dicho esto, pongámonos en antecedentes. Dos de sus miembros, Brian
Molko(voz y guitarra) y Stephan Olsdal(Bajo),  fueron juntos al mismo colegio
en Luxemburgo sin mantener una relación de amistad alguna. Años más tarde coincidieron
en Londres y a raíz de dicho encuentro se plantaron las bases de PLACEBO. A
partir de este momento, la banda comenzó su imparable ascensión, avalada por
buenos trabajos que innovaban dentro de un estilo mascado y cansino.

Su rock hipnótico y atmosférico ha servido de guía para muchos seguidores de
vertientes más alternativas de los sonidos de guitarras eléctricas.

En esta ocasión la banda, ya consolidada y conocida en todo el mundo, presenta
su trabajo de estudio “Meds”. Tras un recopilatorio con grandes éxitos, la expectación
por material era grande. Y finalmente las nuevas canciones han llegado. Trece
ni más ni menos. Con un estilo muy dinámico y versátil. Melodías pegadizas,
la aterciopelada voz de Molko intacta, y un sinfín de artificios en forma de
orquestaciones, teclados y efectos que dotan de una riqueza muy llamativa a
la música de estos chicos.

Hay single hits del calibre de “Every you, every me” o “This Bitter End”. Hay
baladas y hay tristeza contenida, camuflada entre la melodía.

Para empezar una pegadiza “Meds” nos pone en escena y augura un disco muy accesible.
No nos equivocamos al pensar ésto. Otros cortes como “Drag”, “Because I want
you” o “Blind” corroboran dicha impresión inicial. Grandes temas.

Hay también algún que otro experimento y colaboraciones. Este es el caso de
“Broken Promise”, con Michael Stipe de R.E.M.

Y como no, la banda ofrece un antológico cierre con la tonadilla de “Song To
Say Goodbye”, el tema más comercial de este trabajo que incita al movimiento
instantáneo. Para aquellos reticentes a la música de este tipo de bandas quiero
destacar un detalle. Los teclados que aparecen en esta canción son idénticos
a los empleados por una banda pionera del Death y el Doom como PARADISE LOST
en su trabajo “Symbol Of Lyfe”.

En definitiva, un disco para el público general que gustará a los amantes del
rock y el pop de guitarras de toda la vida.