Nikola Tesla era un inquieto croata nacido a mediados del siglo diecinueve
quien desde los cinco años descubrió que su pasión en la vida era la de inventar
artilugios que tuvieran algún uso útil en la sociedad. Cuando ya acarreaba varios
niveles de estudios en su ser, viajó a Estados Unidos y se plantó delante del
mismísimo Thomas Edison para mostrarle, entre otros inventos, su descubrimiento
de la corriente alterna, método de transmisión de energía eléctrica que se utiliza
incluso en la actualidad. El señor Edison no vio factible esta forma de corriente,
pero aún así estaba sorprendido por los conocimientos de Tesla, así que lo contrató
y le prometió 55.000 dólares si conseguía perfeccionar otro tipo de corriente
en la que él trabajaba: la corriente continua. Nikola Tesla lo consiguió, pero
Edison para no pagar su deuda, ya que consideraba imposible que lo lograra,
justificó que lo del dinero como apuesta era un simple chiste americano. Evidentemente
Tesla no se lo tomó nada bien, y partió toda unión con su ídolo, e incluso desechó
un premio Nobel de Física al tener que compartirlo con el norteamericano. Pero
la puñalada trapera no quedó ahí, Edison habló con distintas autoridades para
que prohibieran la corriente alterna, entre otros motivos, por la mala propaganda
de su uso en la nueva silla eléctrica. Aún así, Tesla no se desmoralizó y ganó
la partida en la Exposición Universal de Chicago donde logró hacer funcionar
su invento iluminando cincuenta mil lámparas a distancias kilométricas e implantando
posteriormente su invento en muchos sitios del planeta. Tesla se hizo rico y
famoso, pero si era un excelente inventor, era todo lo contrario en los negocios,
de ahí que perdiera la autoría de muchos de sus inventos, caso del radar o de
la radio, cuya patente fue robada por el italiano Marconi. Sus inventos superaron
los 700, algunos más curiosos e importantes que otros (¿qué era eso de máquina
para fotografiar el pensamiento?) pero no pararíamos nunca de contar anécdotas
de este señor.

Muchos estaréis pensando a que viene esta introducción en una web donde se
habla de rock, metal y similares. Bueno… nunca esta de más un poco de cultura
general, y más aún, si dicho personaje histórico guarda relación con la banda
a tratar. Originalmente llamados CITY KID, TESLA fue fundado como grupo alrededor
de 1984 en Sacramento, California, por los siguientes miembros: Jeff Keith (voz),
Tommy Skeoch (guitarra), Frank Hannon (guitarra y teclados), Brian Wheat (bajo)
y Troy Luccketta (batería). Fue la propia compañía Geffen, con la que ficharían
de forma casi inmediata, quién les sugirió un cambio de nombre, ya que con el
ridículo CITY KID no llegarían a tocar más allá de dos manzanas de su local
de ensayo, así que adquirieron el apellido del inventor croata, y posteriormente
todos los títulos de sus trabajos de estudio, incluso de algunos temas (exceptuando
su regreso en el nuevo milenio con “Into The Now”) guardan estrecha relación
con las teorías y la vida extravagante de Nikola Tesla.

El mismo año que entraron en las filas de la discográfica Geffen, en 1986,
se publicó “Mechanical Resonance”, su disco debut, que fue recibido en todo
el globo como una nueva visión de interpretar hard rock fuera de las corrientes
más usuales y explotadas que se practicaban en Norteamérica por aquellos tiempos.
Y es que TESLA es un ejemplo particular y genuino de aquella época. Sus apariencias
distaban mucho de las clásicas bandas de moda de hair metal, ya que ellos no
usaban toneladas de coloretes ni pintalabios y tampoco prescindían de la experiencia
de un peluquero que hiciera malabares para moldear y cardar sus melenas con
exceso de laca. Musicalmente TESLA también se alejaba de las patentes casi clónicas
de las formaciones de la época, incluyendo la ferviente escena angelina con
MOTLEY CRÜE y unos recién llegados GUNS & ROSES como epicentros de atención.
Su hard rock era duro y metálico moldeado a su época, a la misma vez que rancio
y con cierto sabor añejo al incluir bases blueseras propias de los 70 en sus
composiciones, todo ello acompañado con la particular voz rota y rasgada de
su vocalista Jeff Keith como sello propio. Tampoco buscaban los estribillos
fáciles de índole comercial, ni melodías con grandes dosis de edulcorantes;
TESLA iban siempre a contracorriente, si las bandas de hard rock (dígase también
sleazy, A.O.R., Hair Metal, rock melódico…) de finales de los ochenta se suavizaban
más cuanto más se acercaban a los 90, TESLA se endurecían más, y si la gran
mayoría de las formaciones buscaban ese ansiado tirón comercial con alguno de
sus singles, los de Sacramento se limitaban a componer canciones que se convertirían
en clásicos atemporales (algo parecido les pasó a CINDERELLA, con quién guardan
ciertas similitudes en sus carreras musicales). TESLA mantuvieron, y siguen
manteniendo, una personalidad a prueba de bombas. Lo extraño fue que el público
le diera la razón aún estando al margen de las modas, tal vez porque encontraban
en esta banda una vía de escape ante tanto modelismo estético y carencia de
ideas musicales. Un disco de platino conseguido con “Mechanical Resonance” y
el puesto 32 del ranking Billboard, son datos que bien lo certifica.

“Mechanical Resonante” se abre con el excelente y pegadizo “Ez Come Ez Go”,
tema a medio tiempo que no pierde crudeza en ningún momento, sobre todo en puentes
y estribillo donde la voz de Jeff se eleva paulatinamente con garra y potencia.
Más acelerada se presenta a continuación “Cumin’ Atcha Live”, tras una intro
de guitarra en la que se simula una improvisación (tal vez lo sea), y en la
que TESLA presenta una de sus mejores cartas: las guitarras de Tommy Skeoch
y Frank Hannon. Solos rápidos y metalizados se conjuntan  a la perfección con
un estribillo pegadizo, puro y propio de este estilo. Y no solo en este tema
ni en este disco, en toda su discografía, este grupo ha tenido una gran baza
a su favor en estos dos guitarristas, ya que siempre se han mostrado imaginativos,
sorprendentes e inspirados en cada interpretación y junto al tono de voz tan
característico de su frontman, y al tratamiento único que imprimen cuando incluyen
guitarras acústicas en sus composiciones, las guitarras de estos dos hachas
han formado parte del sello de identidad de TESLA.

“Gettin’ Better” y “2 Late 4 Love”, son los dos siguientes cortes en aparecer.
Dos temas a medio tiempo donde el gancho, las buenas melodías, los excelentes
estribillos acolchados por coros nada redundantes, y en general, todo lo necesario
para que una canción sea redonda, llegan a tiempo a la cita para seguir manteniendo
el alto nivel de “Mechanical Resonance”. A continuación llega uno de los mejores
temas de este disco, “Rock Me To The Top”, de ritmo más vivo que el tan practicado
medio tiempo. El trabajo de las guitarras de trasfondo suena fresco, preciso,
e incluso dejan huecos para que el bajo de  Brian Wheat luzca su propia línea
melódica, mientras que por otro lado, Jeff Keith se despacha a su antojo con
unas magníficas melodías que encuentran su golpe de efectismo en un pegadizo
estribillo, de los mejores y más logrados de todo el redondo. “We’re No Good
Together” es un amago de balada, su inicio es lento, con un Jeff Keith intachable
en su libre y particular forma de ejecutar las líneas vocales, pero a mitad
del mismo rompen en ritmo enérgico dando lugar a un desparrame de solos de guitarra
que hacen culminar este tema con gran intensidad. Y hablando de energía, intensidad
y pletóricos solos de guitarras, el medio tiempo “Modern Day Cowboy” los contiene
en grandes dosis, brillando y destacando con luz propia esos punteados a las
seis cuerdas en el ecuador de este corte.

Un inicio lento de teclados marca el comienzo de “Changes”, con un vocalista
que presta su voz a la suavidad y la melancolía. Tema que ondea entre la balada
(en sus estrofas vocales) y el medio tiempo con el que levantan rítmicamente
el estribillo, donde los teclados también tienen su parte de colaboración pero
de forma leve y sin restarle protagonismo a unos excelentes (para variar) solos
de guitarras. Con “Little Suzi” ponen TESLA en práctica, como se citó anteriormente,
una de las señas propias que más ha marcado su particular estilo, las guitarras
acústicas, que hallan la perfecta armonía con las eléctricas que ejecuta los
punteos. Aún usando acústicas, no por ello caen esta formación en el típico
recurso de introducirlas sólo para las baladas, también exhiben una gran maestría
en su uso dentro de los medios tiempos. Con los mismos elementos (acústicas
que se unen con eléctricas en perfecta comunión) y también a medio tiempo, suena
a continuación “Love Me”, donde predomina la sintonía blues de su melodía vocal.

TESLA desde sus inicios ha sido un grupo atemporal, atípico en el movimiento
musical que se enmarcaba dado su localización geográfica sobre todo, y dentro
de su estilo nunca se han olvidado de aplicar varios apuntes de innovación.
Pues bien, los dos últimos temas de “Mechanical Resonance” abrían con total
transparencia esta posibilidad en sus futuras entregas, algo que corroboraron
a lo largo del tiempo. En “Cover Queen” introducen distintas distorsiones, algún
que otro talk box y efectos, pero lanzados en destellos y sin perder hilaridad
y el sentido de rítmico y melódico de una canción en sí, y por supuesto, sin
abandonar el sonido TESLA. Algo que no suele faltar en un disco de hard rock
y estilos aledaños es una balada, y este disco debut la contiene como tema de
cierre. Pero “Before My Eyes” no es una balada al uso, es más, se calificaría
más bien como una canción lenta por ser…digamos, un tanto atípica y distinta
de lo que entendemos por balada estrictamente. Su ritmo es arrastrado, pesado,
atmosférico, para nada propio de este estilo, pero aún así contiene magia y
belleza al mismo tiempo, y reafirma que TESLA pueden poner en práctica todas
las ideas de renovación que se les antoje sin perder su personalidad sónica.
Sin duda, un extraño y raro final para un disco memorable, sin ninguna lacra
en su contenido, y que sentaría una base sólida para la carrera musical de esta
agrupación.

Su popularidad aumentó tres años después de forma considerable a partir de
la publicación de su segundo disco “The Great Radio Controversy” que encontró
en la balada “Love Song” un extraño hits que les hizo escalar dentro del Top
10 de Estados Unidos. Y fue un extraño hits, porque este tema se aleja por kilómetros
de las pomposas baladas de aquellos tiempos. En 1990 TESLA se adelantaron y
crearon precedentes en el formato acústico tan explotado posteriormente por
la MTV, publicando un excelente directo llamado “Five Man Acoustical Jam”, en
el que dejaban constancia, aparte de su gran humor en escena, de su técnica
en las acústicas, de la naturalidad con la que encaran un directo, y de su maestría
a la hora de realizar y adaptar versiones a su terreno. Con su tercer y cuarto
trabajo de estudio, “Psychotic Supper” en 1992, y “Bust A Nut” en 1994, TESLA,
sobre todo en este último, regresan a sus raíces setenteras pero con más contundencia
y con un sonido más cercano al heavy metal tradicional que al hard rock tan
característico de sus dos primeras obras. Tristemente no todo el público entendió
esta propuesta, aunque la calidad de sus temas es indiscutible, y este último
“Bust A Nut” supuso el enterramiento antes de lo esperado de la banda. Fueron
muchas las causas de su disolución, entre ellas el abandono de Tommy Skeoch
quién jugueteaba peligrosamente con las drogas, y por otro lado, aunque este
disco llegó a ser disco de oro (medió millón de copias en los Estados Unidos
que se dice pronto), a nivel de ventas, Geffen lo consideró un fracaso en comparación
con las cifras millonarias de sus primera entregas. Tampoco podemos olvidar
que dicha compañía había aumentado su ambición empresarial ya que tenía en nómina
a un monstruo de las ventas a los que les dedicaba la mayor atención; sin duda
estamos hablando de NIRVANA. A duras penas se completó la gira promocional de
“Bust A Nut” como cuarteto, y ahí quedó todo, con 14 millones de copias vendidas
en todo el mundo por toda su producción musical hasta entonces, y con una considerable
fama.

Mientras TESLA se encontraban fuera del panorama, se editó el recopilatorio
“Time’s Makin’ Changes” en 1995 para cerrar flecos con la compañía. Cinco años
después, en Octubre del 2000, decidieron reunirse de nuevo con Skeoch de nuevo
en sus filas, para dar un concierto en acústico en su Sacramento natal, y de
dicha actuación se publicaría al año siguiente “RePluggedLIVE”, y otro recopilatorio
para celebrar tan esperada vuelta llamado con la originalidad de estos casos
“The Best Of Tesla”. Como muchos sabéis el regreso de la banda con  nuevo trabajo
debajo del brazo se produjo en el 2004 con “Into The Now” a través de Sanctuary
Records, un disco que nos devuelve a los mejores y más potentes TESLA, sin olvidarse
de plasmar ideas de renovación acorde a los nuevos tiempos. La longevidad de
su ausencia no caía en saco roto con este disco, que aún sin haber escrito material
nuevo en casi diez años, los norteamericanos graban uno de sus mejores trabajos.

Sin duda, el disco protagonista de esta reseña bien merece un hueco en todas
las estanterías de los seguidores y no tan seguidores del hard rock en general.
Hace casi veinte años que “Mechanical Resonance” vio la luz;  sonaba fresco
e innovador por aquel entonces, sigue sonando de la misma forma en los presentes
días, y con toda seguridad, dentro de otros veinte años, mantendrá su frescura
intacta. Sin fecha de caducidad.

Satur Romero

Grupo:Tesla

Discográfica:Geffen Records

Puntuación:9.5

Canciones:

    1. Ez Come Ez Go
    2. Getting’ Better
    3. Cumin’ Atcha Live
    4. 2 Late 4 Love
    5. Rock Me To The Top
    6. We’re No Good Together
    7. Modern Day Cowboy
    8. Changes
    9. Little Suzi
    10. Love Me
    11. Cover Queen
    12. Before My Eyes

Año:1986

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