Monster Magnet: Mastermind

A pesar de que el bueno de David Wyndorf mantiene el tipo hay que confesar que este nuevo disco está algo por debajo de los “4 Way Diablo” y de “Monolithic Baby!”. Es bueno ver que a pesar de sus problemas de salud y sobrepeso el monstruo magnético sigue moviéndose pero si lejos queda de sus anteriores discos más aún está de sus momentos de gloria de los 90. Si uno es fan acérrimo puede que encuentre todos esos ingredientes que esperaba, incluso algún que otro buen tema, pero la inspiración y los extensos cortes en los que se mezcla densidad y space rock caen en la contumacia previsible.

Directamente podemos seleccionar como grandes momentos esos dos primeros temas que abren, “Hallucination Bomb” (muy Black Sabbath) y “Bored with Sorcery”, más directos e inspirados, pero también ese ejercicio acústico y templado pero denso que es “Ghost Song”, en la que juegan con los volúmenes generales de sonido. Wyndorf suena algo apagado en todo el disco, pero mantiene ese toque personal inequívoco. Sus composiciones suenan siempre a Monster Magnet.

Pero en general hay una notoria repetición esquemática que ya viene de su último compacto. “All Outta Nothin” rompe el ritmo, siendo muy accesible y jugando con el efecto eco, muy rockera, aunque densa y con un Bob Pantella dándole colorido mediante una pandereta. Sigue dominando el bajo en la mayoría de temas, algunas cadencias a lo Black Sabbath potenciadas por riffs pétreos y combinadas con esas atmósferas densas y oprimentes. “Dig that Hole” funciona a base de riff machacón, pero posee una bonita línea vocal y un buen estribillo. Pero como a la mayoría de temas, les sobra algo de minutaje.

En “The Titan Who Cried Like a Baby” lo mejor es el título, pues ese ejercicio lento con narración –casi- acompañada de teclados debería haberse quedado en una intro o interludio, nunca subir a los cuatro minutos. Otra de las más flojas del disco es “Gods & Punks”. “100 Milion Miles” es un corte más rápido, con una contundente batería, gentileza de Pantella, y otro gran estribillo en el que luce también las guitarras y los efectos siderales. Un posible single. “Perish in Fire” sigue ese mismo camino trazado pero con un riff mucho más protagonista.

Previsible, denso… pero también efectivo y auténtico. A pesar de que podía haber estado mucho mejor, si te gusta la banda terminas con una amplia sonrisa en los labios. Uno obtiene lo esperable, y la verdad es que a pesar de lo lento de los cortes, de lo largo de los temas, sigue Monster Magnet manteniendo ese estilo único y atractivo. No es de lo mejor que han grabado y dudo que alguno de estos temas llegue a sobrevivir al setlist de la próxima gira… pero vale la pena darle unas escuchas. De la decepción inicial pasarás a quedarte enganchado.