Kilmara: Love Songs and other Nightmares

Hay cortes realmente inspirados y material que en directo puede encandilar pero su búsqueda de sonido propio ha hecho que en ocasiones exista una repetición de esquemas algo evidente. Justamente cuando se salen del guión es cuando más gratamente sorprenden. Veremos si el disco les lleva donde les tiene que llevar…

¡Sorpresón cuando vi que Kilamara habían fichado por Sony! De veras que es todo un logro para una banda local que pelea desde ya hace tanto tiempo; el conseguir la posibilidad de realizar un disco con todas las de la ley. Y habiendo escuchado y reseñado su anterior “Don’t Fear the Wolf” me parece bien que los grandes sellos tomen riesgo y que se hayan decantado por ellos. Pero el caso es que hay un cambio que suscita la eterna pregunta: ¿El grupo ha cambiado de sonido al fichar por la multinacional o cambió de sonido… y por eso fichó por la multinacional…? Veremos si en alguna entrevista nos sacan de dudas. Su metal más tradicional ha evolucionado hacia un sonido accesible, muy trabajado, muy personal y con novedades muy acertadas; aunque habrá quien creerá que han cambiado excesivamente. Repiten la carta de grabar con Roland Grapow, y la verdad es que nunca habían sonado mejor.

El disco mantiene un mismo estilo aunque van lanzando sorpresas interesantes. Buena apertura con “Fantasy”, jugando con duplicidad de voces, limpias y otra más agresiva. Guitarras de afinación grave con detalles constantes y una base rítmica precisa e incesante. Han trabajado bien los estribillos como es el mismo caso de la que abre fuego o en “The Devil’s Eye”. Hay algún momento que llegan a recordarme a los últimos Nevermore, pero es sobretodo por la voz de Wolf, algo similar a la de Warrel Dane (también en Sanctuary). Wolf es alemán de nacimiento y posee un inglés de pronunciación muy superior al de la mayoría de bandas de aquí, además de la posibilidad de cantar en germano o castellano. Personalmente me ha encantado su inmersión en las sonoridades Gary Moore en “Alpha”. Aromas irlandeses mezclados con las influencias nórdicas del viking metal. Un corte que rompe el ritmo y sorprende muy gratamente. En “Insomnia” hay un acercamiento al metal más actual, con voces distorsionadas y un pasaje esquizofrénico a lo Annihilator. No termina de convencerme el agudo estridente de Wolf en este corte.

Mención aparte merece la exquisita y extensa “Time Flies”. Con un deje a lo Masterplan (¿será la mano de Grapow?). Medio tiempo que va aumentando y fluyendo dejando bien claro de lo que son capaces Kilmara. Excelentes detalles de guitarra por parte de John Portillo y Kike Torres y un final con canon polifónico. Por cierto, al políglota el peor idioma que se le da es el de Cervantes… Interesante el riff de “The Break Up” si bien hay ya un poco de repetición de esquemas; pero la verdad es que el tema está muy bien, con otro estribillo con gancho optimista. En “Believe” amagan el momento balada del disco, pues pronto sale a relucir un riff y desembocan en un medio tiempo interesante, accesible y trabajado. “Usual Strangers” mantiene el estilo y la dinámica, cuenta con un buen solo y otro estribillo pegadizo. Destacar también “Play to Win”, quizá la más accesible y melódica de todas ellas.

Giro de timón al sonido y a la carrera de los catalanes Kilmara. Habrá quien prefiera su anterior disco, pero la verdad es que su apuesta actual es más que interesante y atractiva. Suenan a metal moderno pero hay muchas influencias netamente heavy metal clásico y tampoco es un romper con todo. La obra es sumamente profesional y todo está cuidado al milímetro: desde la producción por parte de Grapow hasta la preciosa portada con tonos lilaceos. Hay cortes realmente inspirados y material que en directo puede encandilar pero su búsqueda de sonido propio ha hecho que en ocasiones exista una repetición de esquemas algo evidente. Justamente cuando se salen del guión es cuando más gratamente sorprenden. Veremos si el disco les lleva donde les tiene que llevar…