Bon Jovi: Lost Highway

En 1992, Bon Jovi se salvó de caer por el barranco del olvido gracias a un cambio de imagen bastante acusado y la renovación del estilo musical de la banda utilizando parametros más cercanos al pop-rock que al hard rock metalizado de los tres primeros discos. Tras una buena racha en la que los de New Jersey han dado a luz discos como “Crush”, “Bounce” o “Have a Nice Day”, siempre con un éxito considerable en todo el mundo, las cosas no estaban demasiado animadas en el seno de la banda. Algunos testigos afirmaban que durante un concierto en la localidad inglesa de Hull el pasado año, Richie Sambora y Jon Bon Jovi demostraron de manera bastante pública su distanciamiento sobre el escenario. Y como la maquina de los millones de dólares no permite de descansos como el de 1990, la banda decidió dar un nuevo vuelco a su estilo musical. ¿Solución? Un viajecito a Nashville, a ver si se pega algo.

Con el country – rock como principal referencia, Bon Jovi se lanzaron a la aventura en una época más bien complicada. La fórmula de hit de tres minutos y discos de temas de relleno estaba bastante mánida y , a buen seguro, la banda necesitaba un nuevo aliciente compositivo. Y, por suerte, lo han encontrado en  Dann Huff, un productor que ha sido artífice del éxito masivo de gente como Keith Urban. Así que con la inspiración que la ciudad de Nashville ha ofrecido a Sambora y Bon Jovi, el resultado de éste disco es ampliamente superior al de “Bounce” y, en menor medida, “Have a Nice Day”.

De entrada, el disco suena fresco y novedoso. A lo largo de toda la escucha hay esa sensación de “ a ver que nos encontramos” que motiva el que un disco entre a la primera o se haga un auténtico suplicio. Guardando las distancias, hay algo de “Keep The Faith” en éste disco, especialmente en el mencionado sentimiento de renacimiento y optimismo que fluye a través de las canciones del disco. A decir verdad, Bon Jovi necesitaban éste cambio como agua de mayo, porque se nota la comodiad de la banda en las nuevas composiciones. Nada de voces forzadas, de agudos innecesarios por parte de Jon Bon Jovi. Esto no es heavy metal. Es rock, para todos los públicos. Y Jon lo agradece a nivel vocal, tanto que uno se siente mal por la voz del pobre chico. Aunque cuando salga de gira y vuelva a cantar “Livin’ On a Prayer” volverá a pasarlas canutas!

El disco es dramático a nivel lírico pero indudablemente positivo en lo musical. Canciones como “Whole Lot Of Leavin’” poseen una melancolía innata en su letra pero una estructura musical rítmica, activa y dinámica, que incita a la escucha atenta. En el caso de “We’ve Got It Going On”, donde colaboran Big & Rich, el numero de beats por minuto es practicamente propio de un tema de música disco, por lo que lógicamente no estamos hablando de un disco aburrido y experimental, más bien un trabajo festivo y dispuesto a sacar a Bon Jovi del aburrimiento en que habían caído recientemente.

La influencia Nashville es altamente patente en el tema inicial del disco, el que da título a la obra, aunque tiene cierto deje a los U2 de “The Joshua Tree”, casualmente. Más a fondo, “Everybody’s Broken” y “One Step Closer” definen perfectamente el camio que la banda ha querido tomar con su nuevo trabajo, donde las guitarras son eminentemente contry, sin duda. Pero tambien hay espacio para el clásico homenaje que Bon Jovi hacen a Bruce Springsteen, aunque no se den cuenta. En éste caso se llama “The Last Night” y bien merece un par de escuchas, aunque solo sean por mera curiosidad.

Como nota destacable, el disco ha entrado con fuerzas en las listas españolas, lo que denota que aunque parezca lo contrario el público más amplio de Bon Jovi no está solo hecho de jovencitas histéricas, sino de gente con criterio musical. Ahora, con suerte, la banda se dará cuenta del detalle y seguirá haciendo discos de calidad como esteen lugar de trabajos facilones como el infumable “Bounce”. He dicho.