Jorn: Lonely Are The Brave

Desde que Jorn Lande dejara de lado MASTERPLAN, el hombre parece que está muy motivado e inspirado de cara a potenciar su carrera en solitario. Una carrera que, hasta que entró en la banda de Roland Grapow, pasaba mucho más desapercibida que ahora, con la excepción de aquel fantástico disco de ARK editado hace poco más de un lustro.

En solitario, Jorn Lande tiene toda la potestad para ejecutar su música como el quiere y es ahí donde se nota realmente de donde bebe este hombre vocal e instrumentalmente hablando. No es ningún secreto que Lande es un fan a muerte de David Coverdale y sus WHITESNAKE pero lo de sus discos en solitario es algo que parece un cruce entre “1987” y “Slip Of The Tongue” con un John Sykes de mentirijilla personificado en el guitarrista Tore Moren. Nada contra ello, obviamente. No es precisamente un coñazo tener que escuchar un disco que parece parido por el propio Coverdale, por mucho que la originalidad brille por su ausencia. Estoy totalmente convencido de que Jorn es consciente de que su propuesta no es original y el hombre desiste de intentar hacerla parecer novedosa. Sabe que lo que la gente espera de el es un potente clon mejorado (en las condiciones actuales, claro) de Coverdale y eso es lo que el provee a los fans.

“Lonely Are The Brave” es un disco bastante mejor que “The Gathering”, su última obra de estudio que data tan solo del año pasado. La estructura de las canciones hace que el disco entre con mucha más facilidad, demostrando que el punto fuerte del vocalista es el estudio, especialmente tras su desastrosa gira española de hace un año, cuando hizo los conciertos más aburridos que servidor recuerda haber visto en toda su existencia. El disco es un buen compendio de hard rock muscular, expresado claramente en canciones como “Shadow People” o la inicial “Lonely Are The Brave”. Guitarras de fácil asimilación por el cerebro humano, riffs simples pero efectivos y la dosis justa de masturbación instrumental por parte de la competente banda que acompaña a Lande, donde destacan especialmente el batería Willy Bendiksen y los guitarras Moren y Jorn Viggo.

Vocalmente, Lande se mantiene dentro de su rango, grave y rasgado. Lejos quedan ya los esfuerzos de subir a una octava que no era la suya en las canciones de su anterior banda Masterplan, donde se le podía ver pasándolo francamente mal en los directos. Ahora Lande puede hacer lo que le apetezca y cantar en el tono que le apetezca, como demuestra en “Promises”, pese a que se atreve a ir un poco más allá en temas algo más agresivos como “The Inner Road”.  En líneas generales, se trata de un trabajo consistente y acorde a donde está actualmente posicionado Lande: como un soberano cantante de hard rock con las limitaciones lógicas del género. Y si uno tiene eso en cuenta y no espera maravillas, se va a encontrar con un gran disco de hard ochentero en sus manos a cargo de uno de los vocalistas con la voz más cazallera que ha dado la música en muchos años.