Satyricon: Live At The Opera

También hay que decir que no existe obligación de que todos los grupos de metal deban grabar un disco con una orquesta sinfónica o una filarmónica para tener prestigio o como colofón a su carrera, ya que no todo subgénero es susceptible de ello.

Hoy en día todos los estilos musicales son susceptibles de ser fusionados con otros, y el metal en general no es una excepción, siendo la música clásica el favorito para la mezcla desde aquel “In Concert with the London Symphony Orchestra” de Deep Purple. Como continuación de aquellos, años después empezaron a llegar directos con sinfónicas de bandas clásicas como Scorpions, Kiss, Within Temptation o Metallica. De forma mucho más reciente, esta tendencia ha llegado a grupos que raramente uno podría imaginar trabajando mano a mano con agrupaciones de música clásica, como Dimmu Borgir con su “Puritanical Euphoric Misanthropia” en colaboración con la orquesta sinfónica de Gotemburgo. Dentro de esa tendencia, los clásicos del Black Metal, SATYRICON, lanzan este “Live At The Opera” con el Coro de la Ópera Nacional de Noruega.

Con carácter general, uno espera que la colaboración con un conjunto vocal como es el caso de un coro operístico conlleve un incremento del carácter épico de los temas, especialmente en sus estribillos. Pues en este “Live At The Opera” no va a ser así. El papel del coro se limita a hacer arreglos a la melodía de los temas como si se tratara de una orquestación metida por medio de un sampler hecho con un sintetizador. Se desaprovecha la capacidad de un coro de estas características para robustecer el sentimiento en las partes más significativas de los temas. En temas como “Voice of Shadows”, “Now Diabolical” o “To the Mountains” el coro es imperceptible en beneficio del cantante Satyr, cuya voz en la mezcla está sobredimensionada respecto al resto de instrumentos en todo el disco.

Hay algunos cortes que sí parecen responder a esa finalidad de dar mayor ambientación a las composiciones como pueden ser “Repined Bastard Nation”, “Die by my Hand” o “Phoenix”, ya que el coro acompaña a la voz en la letra de los estribillos o en las estrofas, si bien no aportan nada novedoso al tema original.

Como ya se ha apuntado con anterioridad, en la mezcla parece haber un sesgo en hacer valer la voz del cantante del grupo por encima del coro e incluso de la banda. Si bien la voz de Satyr es uno de los elementos identificativos de SATYRICON, cuando se graba un disco contando con una colaboración de estas dimensiones, qué menos que reconocerle el papel que se merece y que no quede relegado a un segundo plano como si se tratara de una mera comparsa. Resulta chocante que un coro profesional de 55 personas tenga muchísima menos presencia que un único cantante que, además, carece de formación en canto clásico.

Quienes escuchen “Live At The Opera” no encontrarán nada nuevo respecto a los temas originales de SATYRICON, desperdiciando las posibilidades que se podían haber generado por el coro. También hay que decir que no existe obligación de que todos los grupos de metal deban grabar un disco con una orquesta sinfónica o una filarmónica para tener prestigio o como colofón a su carrera, ya que no todo subgénero es susceptible de ello. SATYRICON se han dejado llevar por la moda con un resultado bastante pobre.