Iron Maiden: LIVE AFTER DEATH

“Live After Death” pasará a los anales de la historia por ser, sin duda,
la quintaesencia de los discos en directo. Un disco en directo de Heavy Metal
(quizá solo comparable a grandes obras como el “Made In Japan” de DEEP PURPLE
y el “Song Remains The Same” de LED ZEPPELIN) grabado en el cénit de popularidad
de una banda. Y es que, a fin de cuentas, la esencia de los discos en directo
siempre ha sido esa: capturar un momento mágico o especial de una banda y
poder transmitirlo a surcos del vinilo o los microsurcos del CD.

En 1984, IRON MAIDEN habían editado un gran disco: “Powerslave”. La gira
fue igual de faraónica que lo que la temática escénica reflejaba. Un año entero,
sin pausa, en la carretera,. IRON MAIDEN reventaron los recintos de toda Europa
y Estados Unidos. Y es en Estados Unidos donde se llevó a cabo la acción que
este directo refleja. Durante cuatro noches consecutivas, IRON MAIDEN agotaron
las localidades del Long Beach Arena, congregando muchísimos miles de personas.
Era un momento clave: el Heavy Metal, la NWOBHM, e IRON MAIDEN como abanderados
de todo ello, estaban en pleno ascenso. “Live After Death” refleja lo que
fue el pico mas alto de popularidad para IRON MAIDEN en los años 80. Y lo
curioso es que se grabó apenas de 5 años después de la edición de su primer
disco de estudio.

El disco comenzaba con la inquietante intro de Winston Churchill, la cual
enlaza con una brillante versión de “Aces High”. Desde el primer segundo,
desde la explosión pirotécnica que marca ese inicio de concierto, IRON MAIDEN
demuestran ser una de las maquinas mejor engrasadas del negocio. Bruce Dickinson,
obviamente, se sale en su interpretación vocal y las guitarras dobladas de
Dave Murray y Adrian Smith son la primera marca identificativa de la banda
que el publico escucha. El rugido, por descontado, es ensordecedor.

“Two Minutes To Midnight”, “The Trooper”,  “Revelations”, “Flight of The
Icarus” y ya no hay quien pare a la doncella. Steve Harris como maestro de
ceremonias en la sombra y Nicko McBrain como soporte indiscutible completan
una formación que para muchos, y me incluyo, es la formación estrella de IRON
MAIDEN.

Si hay un corte especialmente destacable es “The Rime Of The Ancient Mariner”,
el cual en directo suena incluso mas potente que en estudio, por difícil de
creer que parezca. La fuerza que imprime Dickinson al tema es suprema, y la
fidelidad con la que reproducen todos los detalles del disco es incluso sospechosa.

“Powerslave” marca la aparición de un Eddie momificado en escena, con el
consiguiente griterío del publico, que gritará incluso mas con la llegada
de “The Number Of The Beast”. Cualquiera que haya visto el video que acompañó
el lanzamiento del disco, podrá recordar perfectamente la escena final del
tema, con todo el escenario bañado por el destello del fuego rojo. Impresionantes.

Ya en la recta final, suenan “Halloweed Be Thy Name”, “Iron Maiden” –la versión
definitiva-, un “Run To The Hills” de órdago y para finalizar un “Running
Free” que, pese a estar recortado no pierde la fuerza. Siendo un disco en
directo habría sido lógico dejar la parte central del tema en la cual Bruce
juega a su antojo con el publico, pero teóricamente, por razones de tiempo,
esa versión completa debió quedar fuera.

“Live After Death” es, así mismo, la quintaesencia de los discos en directo
en cuanto a libreto. Multitud de fotos, cifras acerca de la gira, el itinerario
completo de la misma, todas las especificaciones técnicas de los instrumentos
que lleva la banda, una nota del productor Martin Birch, las letras de los
temas, y hasta el horario de trabajo del equipo de gira de la banda.

Sin duda, probablemente el mejor disco en directo de Heavy Metal de todos
los tiempos.