Like A Storm: Catacombs

Like A Storm ha sacado un muy buen álbum con temas que cuentan con estribillos pegadizos, cambios rítmicos bien ejecutados y donde todo integrante de la banda es protagonista en algún momento. Su objetivo es ir dando pasos que les acerquen cada vez más al éxito en países europeos para tocar en escenarios que para nada se les quedarían pequeños, como el Wacken, el Hellfest o el Graspop, donde ya mostraron una vez su valía. Es un buen disco, así que si saben promocionarlo debidamente, casi con total seguridad podremos verles en varios carteles en un futuro no muy lejano.

La banda de hard rock más grande de Nueva Zelanda nos sorprendió el pasado 15 de junio con uno de sus mejores trabajos hasta la fecha, Like A Storm – Catacombs. Después de tener el privilegio de tocar con bandas tan consagradas como Korn o Alter Bridge y de ser parte del cartel de festivales tan importantes como el Graspop, decidieron poner toda la carne en el asador con un sonido algo más cañero: los riffs, los ritmos e incluso las líneas vocales son algo más fuertes que en sus trabajos anteriores.

Like a Storm siempre se ha caracterizado por usar instrumentos de viento típicos de Oceanía, concretamente de Australia, pero siempre ha sido algo que acompañaba a la melodía principal y que no tenía protagonismo alguno. En Catacombs esto cambia ya desde el primer tema, “The Devil Inside”, que también es el primer single. Comienza con un instrumento de viento al que se adhiere el riff inicial pasados ya unos cuantos segundos. Esto, junto al constante cambio de ritmos y de registros vocales por parte de Chris Brooks, pasando de gutural a melódico con una facilidad pasmosa, hacen de este tema uno de los más jugosos del disco.

Una de las reglas no escritas de cualquier banda de metal es hacer una canción que se llame “Out of Control”. Los ritmos de este segundo tema no cambian tanto como los del anterior, pero los coros del estribillo hacen que sea uno de los temas más épicos del álbum. Es un tema muy melódico que en directo funcionará a la perfección con total seguridad.

La tercera canción es la que pone nombre al álbum, “Catacombs” (Like A Storm). Da un giro evidente con respecto a lo que hemos escuchado hasta ahora: el tempo es más lento y, en general, es un tema bastante más oscuro e intenso en el que Chris hace brillar su voz melódica -hay un par de versos guturales, pero pasan bastante desapercibidos-. “Complicated – Stitches & Scars” retoma lo que nos encontramos en los dos primeros temas. La potencia de la batería hace un papel fundamental, y aunque contraste muchísimo con el ritmo de las voces en los estribillos, el resultado final queda sorprendentemente genial.

En «Solitary», Matt Brooks, el guitarrista principal y el programador de los teclados de la banda, asume el rol de vocalista. Es un giro inesperado que cuaja a la perfección. Tiene una voz limpia que podría gustar bastante, aunque es cierto que hay partes en las que abusa de los arreglos informáticos para sonar mejor. Es una canción que de primeras te entra bastante bien, pero que según va pasando el tiempo te aburre por eso mismo, se te hace muy artificial, muy de mentira. La idea y la canción son buenas, pero el autotune tan metálico se ha cargado una canción que tenía mucho potencial.

Un álbum con pinceladas de muchos colores que encajan a la perfección

Ya en el ecuador del álbum nos encontramos con una de las mejores piezas del ‘Catacombs’, “The Bitterness”. No ofrece gran novedad, pero sí una calidad altísima que te obliga a aporrear el aire con baquetas imaginarias al ritmo de los “the bitterness, the bitterness” tan pegadizos del estribillo. Sin duda alguna los protagonistas de esta gran canción son las guitarras y la batería. En la siguiente, «Until The Day I Die», el protagonismo también reside en Zach Wood (batería), pero Kent Brooks cobra una importancia brutal con un bajo potentísimo que se hace notar como en ningún otro tema del disco. Chris también hace un trabajo brutal: primero te atrae y te enamora con una voz dulce y suave para después arremeter con una emoción y una ira que traspasa cualquier muro que se le ponga por delante.

“Hole In My Heart” comienza muy suave y deprimente, casi parece que el mundo interior de la banda se hubiese desmoronado. Más o menos cumplido el primer minuto, todo ese dolor se transforma en ira que se descarga con unos guturales fortísimos que se van intercalando con voces que aunque sean limpias, también traspasan la frontera del dolor. La batería acompaña a esta descarga de sentimientos, creando una canción totalmente apta para los directos –sobre todo en los festivales. Es una canción que gustará a casi todo aquel que la escuche, por lo que es una opción más que recomendable para darse a conocer-.

“Bullet In The Head” parece que viene con fuerza y que tendrá un estribillo pegadizo, pero la verdad es que es bastante caótico. Parece que no está nada ordenado, que han juntado un “like a bullet in the head” en gutural con otras líneas vocales limpias y con partes de batería de otra canción. Son piezas bastante atractivas, pero que no encajan cuando las intentas unir para completar el puzzle.

La salida del hard rock y la entrada al death metal es evidente al final del disco

Estamos en la recta final y nos topamos con la pieza más alejada del estilo que caracteriza a la banda: “These Are The Bridges You Burn Down” se acerca mucho más al death metal que a cualquier otro género, así que sin duda alguna será de los temas más polémicos. Like A Storm no es una banda de death, así que sus fans responderán de mil formas diferentes: a algunos les encantará la evolución, pero otros dirán que es un paso atrás y que prefieren lo anterior. La polémica de siempre cuando una banda se sale un poco de su género madre. ¿Será esto una señal que nos advierta hacia dónde le gustaría ir en un futuro?

“Pure Evil» es el tema final del disco, además del más largo -casi siete minutos-. Al igual que el anterior, también se aleja de la temática de las anteriores canciones. Es de extrañar que una canción tan diferente esté siempre en sus últimos conciertos, que no pasan de las seis canciones, ya que no define para nada al álbum que se supone que tienen que promocionar. En cualquier caso, es una canción bastante buena en la que se dejan todo sobre la mesa. Las guitarras, la batería, los teclados… todo suena tremendamente bien. Es un muy buen punto final.