Jorn: Life on Death Road

Otro disco más en el haber del gran cantante noruego a pesar de que suena tal como uno podía esperar. Jorn Lande no baja el nivel vocal pero sus discos son sumamente predecibles jugando al sota-caballo-rey. Sorpresas escasas aunque interpretación vocal rotunda. “Dracula” nos dejó algo fríos así que tocaba volver a la senda marcada con “Life on Death Road”.

Es innegable que el noruego Jorn Lande es una de las mejores voces de la escena, de eso no hay duda, pero si analizamos su carrera en solitario puede que muchos prefiramos sus colaboraciones, duetos y experimentos que sus discos en solitario. Para una gran mayoría Ark, Millenium, Beyond Twilight, Avantasia o Masterplan están por encima de sus discos en solitario. Eso no quita que este enorme vocalista lance cada cierto tiempo discos en los que su voz es la absoluta protagonista. Siempre a medio camino entre Coverdale y Dio mantiene una importante carrera en solitario en la que el hard rock es siempre protagonista. Esta vez ha buscado la calidez de lo analógico buscando un sonido muy real y conseguido. Por otro lado decir que es el típico producto Frontiers con los que parecen ser los músicos residentes de la escudería: Matt Sinner (bajo), Alessandro Del Vecchio (teclados), Alex Beyrodt (guitarras) y Francesco Jovino (batería).

“Life on Death Road” funciona perfectamente y abre el disco con potencia y enseñando los dientes. Canta como los ángeles y cabe destacar unos coros y unos solos de guitarra preciosos y virtuosos. Pero como en todo disco de Jorn hay la sensación de que se instala en el piloto automático y de que los temas pueden lucir bastante más. Es una cuestión de composición más que de otra cosa, pues la producción es perfecta. “Hammered to the Cross (The Business)” curiosamente recuerda a los Black Sabbath de la era Tony Martin. En “Love Is the Remedy” hay un teclado más protagonista y una base más cercana a Ark aunque siempre bajo las premisas básicas del hard rock. El teclado de Del Vecchio es onda “Rainbow in the Dark” de Dio. “Dreamwalker” pone el contrapunto dulce de inicio amagando a balada. La voz de Jorn es excelsa y cada intervención dactilar de Beyrodt es espectacular. “Fire to the Sun” posee unos solos pirotécnicos y consigue la banda un temazo cadencioso que es de lo mejor del disco.

En “Devil You Can Drive” la influencia de Whitesnake es exagerada y excesiva a más no poder, pero técnicamente es un tema completo y trabajado. “The Optimist” es dulce y reposada con unos bonitos arreglos de teclado imitando violines. El homenaje a los 80 llega con “Man of the 80’s”. Directa, desenfadada y con la espectacular garganta del divo. “Blackbirds” un poco repite esquemas ya desarrollados a lo largo del disco (y de los anteriores) aunque cierra la obra con estilo y melodía. En “I Walked Away” hay ecos Whitesnake-Inglorious, tirando de medio tiempo con elegancia. Finalmente destacar lo que parecen dos homenajes a Dio en toda regla: “The Slippery Slope (Hangman’s Rope)” e “Insoluble Maze (Dream in the Blindness)”, intensas, épicas y cargadas de emotividad en la voz de Jorn.

Otro disco más en el haber del gran cantante noruego a pesar de que suena tal como uno podía esperar. Jorn Lande no baja el nivel vocal pero sus discos son sumamente predecibles jugando al sota-caballo-rey. Sorpresas escasas aunque interpretación vocal rotunda. “Dracula” nos dejó algo fríos así que tocaba volver a la senda marcada con “Life on Death Road”. Pudimos verle en el Ripollet y la verdad es que convenció a pesar de que los temas más coreados fueron siempre versiones o cortes de sus anteriores bandas. Puede que el problema lo tenga yo, pero considero que este hombre debería estar junto a Tore Ostby (Conception). Y sino desempolvad los discos de Ark en los que la voz de Jorn daba lo máximo en estructuras fluctuantes. Puede que el hard rock sea su vida, pero Jorn puede abarcar otros estilos y seguir sentando cátedra…