A estas alturas de su carrera, parece de primeras que HAMLET tengan poco que demostrar; y aún así, consiguen sorprender, hacer gala de su valía, pero sobre todo, de tener intactas sus ganas a la hora de hacer un disco. Y más cuando se trata de un álbum como «La Puta y El Diablo», que además del efecto sorpresa que puede causar (y de hecho causa), resulta ser su primer disco con Roadrunner, convirtiéndose en una prueba de fuego en ese aspecto.

Para empezar, hay que quitarse de la cabeza casi cualquier cosa que se pudiera esperar del grupo con este nuevo álbum. ¿Por qué? Muy sencillo: no tendrá que ver nada con lo que se pueda imaginar Siempre he pensado que la carrera de HAMLET, a cada disco, ha tenido diferentes puntos de inflexión, y cada uno a su manera. Bueno, quizá los dos primeros discos, de los que hicieran gira de aniversario antes del verano, y que en parte han servido como inspiración para «La Puta y El Diablo» se puedan englobar en los mismos términos, pero después cada disco ha sido especial y único. «Insomnio» fue su primera vuelta de tuerca, con una mayor presencia de melodía en las voces; después llegarían las atmósferas más oscuras y pesadas de «Inferno», para volver a términos más agresivos con un disco homónimo, ahora conocido como disco negro. «Syberia» en cambio se mostró como su disco más íntimo y melódico por las experiencias personales del grupo, reflejadas en unas letras cargadas de dolor; y por último, «Pura Vida», era un poco la mezcla de distintas etapas de la banda. Esto es solo una etapa más, pero donde consiguen dar con algo que hoy en día es bastante difícil: el elemento sorpresa. Que no es un estilo musical del todo novedoso, de acuerdo; pero para lo que nos tenían acostumbrados, ver canciones de más de seis minutos, con estructuras más elaboradas que antaño, sorprende… para bien.

Lo mejor que tiene su carrera sea, seguramente, que no tiene puntos y aparte. Toda ha tenido una línea continua, con distintos matices, pero siempre mirando hacia delante, sin importar el famoso «que dirán». Ni las salidas de Augusto en su momento, o la más reciente de Pedro, han supuesto un obstáculo insalvable en su lucha por alcanzar los objetivos que se marcan; Álvaro en el pasado y Alberto ahora han encajado a la perfección y los cambios no se notan; o si lo hacen, es para bien. Y esta vez no han pensado de manera distinta; como suele ser habitual, esto es un trabajo sin complejos, y desprendiéndose de cualquier presión, han conseguido su disco más elaborado hasta la fecha. Canciones largas, con estructuras complejas, y con multitud de sentimientos: agresividad, agonía, amenaza, angustia… Cada canción tiene detrás una pequeña historia, que más allá de las letras (que cada uno puede tener su interpretación de ellas), son dignas de ser descubiertas.

El oyente habitual de HAMLET seguramente esté acostumbrado a temas de cuatro minutos, directos y concisos, con unos patrones mas o menos concretos. Pues bien, que la gente se olvide de eso. Empezar un disco con «El Hábil Reino del Desconcierto», un tema de más de seis minutos, es hacerlo con dos cojones. Y aquí uno ya se empieza a dar cuenta de puntos destacables presentes en todo el disco: Paco haciendo posiblemente su mejor trabajo hasta la fecha (y siendo ya hora de que se reconozca su labor), unos cambios de ritmo acentuados, y Molly cantando en un registro cercano a «Inferno», pero más grave y agresivo; sobre todo por la temática que tienen las letras. Incluso se llega a advertir algún toque en determinados temas más clásico en su voz, pero con ese tono grave característico.

Las estructuras elaboradas y complejas que decían tener los temas son algo comprobado. Y también el hecho de que cada tema puede tener ocultas muchas sorpresas; el disco hay que escucharlo por completo para observar todos los cambios de ritmo que se incluyen en él; en ese aspecto Luis y Alberto se han dedicado a tocar y tocar más, sin llegar a hacerse pesados en ningún momento. Quizá en este primer corte, por ejemplo, no sean tan evidentes como en otras, pero está lleno de matices que lo enriquecen. Quien se lleva el premio en ese aspecto es «En El Nombre De Dios»; tras treinta segundos se convierte en una especie de bola llena de ira, para escupir su letra, y así se mantiene durante su larga duración, con altos, bajos, cambios, agresión… para de repente, sin que nadie lo pueda esperar, salir con un pasaje casi acústico, dejando un final calmado tras la tempestad. De diez.

Eso sí, no todos los temas siguen esas directrices. Otros como «El Traje Del Muerto» o «Escupe Tu Vanidad» resultan directos, muy directos. Son más cortos, lo que hace que sean más accesibles, y el segundo de ellos sobre todo está cargado de mala leche. Ese mismo sentimiento está muy presente también en «La Tentación» (con un final espectacular de los que se te quedan grabados), pero en esta no se cortan a la hora de coger riffs de aquí y allá, y sobre todo, sin llegar a hacerse pesados ni cargar en exceso los temas. Y no es fácil hacer temas largos sin caer en el aburrimiento. «No Habrá Final» es un punto de inflexión el el disco; su ritmo, su tempo, su registro y la ambientación hacen pensar que «Inferno» podría sonar ahora mismo de esta manera. Un tema de cerca de siete minutos, donde la voz entra pasados los cuatro (no creo que sea el único que pensó de primeras que se trataba de un tema instrumental), un corte que llega a sonar agobiante y agonizante en su parte final

Puede que de primeras tanto «Si No Tu Quién» como «Revolución» puedan llamar algo menos la atención, pero una vez que pasan las escuchas del disco, te das cuenta de que ellas forman parte del conjunto, del bloque que hacen los diez temas para formar «La Puta y El Diablo». El primero de ellos vuelve a traer algo más de melodía, mientras el segundo es más machacón y con un final arrasador. Para terminar de nombrar todos los temas, por un lado está «Siete Historias Diferentes», la más melódica (en cuanto a la música, que no respecto a la voz) y pegadiza de todas las composiciones, candidata a ser single, y cuyo estribillo queda grabado desde su primera escucha; y no por ser melódica tiene carencia de fuerza, ya que encaja perfectamente con todo el disco. Y por otro, «Sacrificio», que mezcla esos cambios de ritmo rompedores, melodía, un tramo calmado, una vuelta a la caña, y un final que casi parece sacado de una improvisación en el estudio, haciendo que la guinda del pastel se convierta en una montaña rusa de emociones. Si con la gira de Aniversario ya tuvimos caña y más caña, lo de este disco en directo puede ser de traca.

Como decía más arriba, premeditadamente o no, HAMLET demuestran el por qué son uno de los grupos más consolidados dentro del metal nacional. Y eso sin tener seguramente el reconocimiento justo a su carrera, aunque… pensándolo bien, si han seguido haciendo discos como este a pesar de los palos recibidos, dudo que les importe el seguir recibiéndolos si lo único que consiguen es que se hagan más fuertes. Como ellos mismos dicen, es difícil etiquetar este disco porque tiene un poco de todo: intenso, salvaje, melódico, elaborado, rápido… Unos pensarán que era el disco que necesitaba el grupo ahora, otros que deberían haberlo hecho hace tiempo, y no faltarán los que buscarán cualquier cosa para criticar, porque cuando un grupo llega a cierto estatus, hagan lo que hagan, siempre les lloverán palos (algunos argumentados, otros infundados); y HAMLET está en ese selecto grupo. Que nadie se lleve las manos a la cabeza por leer la duración de los temas, o por lo que se pueda leer por ahí; aquí, como siempre, y ahora más que nunca, cada uno debería escucharlo detenidamente y juzgar.

Varo (varo@themetalcircus.com)

Grupo:Hamlet

Discográfica:Roadrunner Records

Puntuación:9

Canciones:

  1. El Hábil Reino del Desconcierto
  2. La Tentación
  3. El Traje Del Muerto
  4. Siete Historias Diferentes
  5. En El Nombre De Dios
  6. No Habrá Final
  7. Escupe Tu Vanidad
  8. Si No Tu Quién
  9. Revolución
  10. Sacrificio

Año:2009