Kiss: KISS SYMPHONY – ALIVE IV

Contrariamente a la descafeinada intentona sinfónica que protagonizaron METALLICA
hace 4 años, donde la orquesta iba por un lado y METALLICA por otro, “Kiss Symphony”
resulta ser un producto muy apto tanto para aquellos incipientes nuevos fans
de KISS como para los fanáticos de toda la vida que se tatuan los conocidos
maquillajes de la banda en su cuerpo.

Hacer una afirmación por el estilo a bien seguro me va a costar una buena ola
de comentarios desagradables por parte de fanáticos acérrimos de METALLICA,
pero al César lo que es del César. Cuando DEEP PURPLE hicieron su “Concerto
For Group And Orchestra” me pareció un trabajo bien hecho. Cuando los de Hetfield
hicieron “S & M” me pareció una sucia jugada comercial para llenar el tiempo
con tal de no alegar sequedad de ideas.

Sin embargo, nadie en su sano juicio podrá negar que el efecto logrado por
KISS en este directo sinfónico es poco menos que impresionante. La simbiosis
entre la banda de Gene Simmons y Paul Stanley y la Melbourne Symphony Orchestra
es incontestable y la manera en que todo suena simplemente inalcanzable. Llevar
la grandilocuencia de un show de KISS a los microsurcos de un par de Cds es
tarea titánica, pero finalmente lo han conseguido. Siempre les he criticado
por haber hecho “Alive!”, “Alive II” y “Alive III” prácticamente en el estudio,
pero la banda es consciente de que en tiempos actuales es casi imposible engañar
a los fans. Cuando IRON MAIDEN hicieron algunas modificaciones en  su reciente
“Rock In Rio” porque el volumen de la grabación del público no era suficientemente
alto y hubo que cortar y pegar fragmentos vocales de Bruce Dickinson para llenar
ese vacío, los fans la armaron (muchos de ellos vieron el concierto original
en versión pirata ya que fue emitido por la televisión brasileña). El propio
Steve Harris tuvo que emitir un comunicado al respecto y explicar de que se
trataba todo. Por tanto, las probabilidades de que KISS vuelvan a hacer creer
a los fans que un disco en estudio con sonido de publico es un disco directo
de verdad son nulas. Y han dejado los errores. Eso es lo que hace especial “Kiss
Symphony”. Poder escuchar un pequeño gallo de Paul Stanley, poder escuchar algun
punteo a destiempo en “I Was Made For Lovin’ You” o alguno de los fallos de
Peter Criss a la batería. Simplemente por eso, este disco merece gran parte
de la nota que tiene.

KISS en la actualidad se han convertido en una broma para muchos. Ace Frehley
ya no está en la banda y en su lugar ha entrado quien fuera asistente personal
de la banda, tour manager durante años, y ex –guitarrista de BLACK N’ BLUE,
Tommy Thayer. Dado que KISS tienen la propiedad de los derechos de explotación
comercial de los maquillajes, lo han maquillado y vestido como Ace Frehley y
el chico se ha dedicado a replicar exactamente todos los solos del “Spaceman”
nota por nota con un resultado brillante. Peter Criss por su parte, ha vuelto
a la banda tras un año y medio fuera de la misma por sus exigencias monetarias
y parece estar mas en forma que en las últimas giras. No tiene mucha variedad
en su estilo, evita las complicaciones, y se limita a llevar el ritmo como puede.
Es conocido de sobras que desde hace años, Criss padece el síndrome del tunel
carpiano, lo cual dificulta sus ejecuciones tras la batería. Por su parte, Gene
Simmons y Paul Stanley siguen siendo los mismos de siempre. Paul esta vocalmente
mejor que nunca, aunque las partes mas altas de algunos temas parecen costarle,
pero las saca adelante. Simmons es Simmons. Le ruge al público con un estruendoso
“let me hear you” desde el inicio con “Deuce” o explota su vena mas abiertamente
sátira en “Calling Dr. Love”.

El disco respeta el orden del concierto y por tanto está dividido en tres actos
repartidos en dos Cds. El primer acto es KISS en formato crudo, sin colorantes
ni edulcorantes. “Deuce”, un ovacionado “Strutter”, “Let Me Go Rock N’ Roll”,
un felizmente recuperado “Lick It Up”, el mencionado “Calling Dr. Love” y un
explosivo “Psycho Circus” con un Stanley especialmente elocuente que arenga
al público soltando “esto esta siendo grabado”.

El segundo acto comienza con una emocionante versión de “Beth”, por primera
vez interpretada con una orquesta real en vez de una cinta sobre la que Peter
Criss hace su propia versión karaoke. Y ha quedado de perlas. Peter Criss está
visiblemente emocionado al final de la misma y me recuerda a cuando KISS hicieron
su concierto de reunión en el Tiger Stadium de Detroit el 28 de junio de 1996.
Durante la interpretación de “Beth”, Peter Criss, ausente de la banda durante
16 años, rompió a llorar y no pudo acabar la canción. En este caso la acaba,
pero denota que está a punto de emocionarse como por entonces. Y es lo bueno
de KISS. Serán un negocio, se habrán convertido en una broma para muchos fans,
Ace Frehley quizá no está en la banda, quizá no han hecho ningún disco decente
en una decada…pero tienen un significado en la vida de cientos de miles personas
y en la de ellos mismos, y contra eso no hay ninguna crítica posible. Siempre
lo han dado todo.

Paul Stanley explica a la audiencia que mas tarde saldrá la orquesta completa,
pero que ahora van a hacer algunos temas con unos cuantos miembros de la orquesta
en formato acústico, bajo la dirección de David Campbell. Y así es: tocan “Forever”,
“Goin’ Boind”, “Sure Know Something” y un “Shandi” irrepetible.

Pero es cuando comienza el tercer acto cuando realmente la cosa cobra el significado
real. Toda la orquesta toma sus posiciones maquillados como la banda (el propio
director maquillado también, evidentemente) y la banda toca su disco mas orquestal,
“Destroyer”, casi al completo. Abren con “Detroit Rock City” y los arreglos
ideados por Campbell son geniales. Respeta las partes mas rockeras y embellece
las mas dadas a ser sinfónizadas. “King Of The Nightime World” y “Do You Love
Me” quedan algo mas desapercibidas, pero “Shout It Out Loud” queda sobresaliente.
Sin embargo, es en un tema como “God Of Thunder” donde la orquesta tiene un
trabajo mucho mas elaborado y notable. La maliciosidad de la melodía y la manera
en que Simmons enfatiza su propio personaje dan pie a una versión realmente
escalofriante.

Similar suerte corre “Love Gun”, el tema insignia de Paul Stanley. La orquesta
está muy presente en los momentos de percusión mas relevantes (cuando Criss
simula una pistola disparando con su caja) y Stanley borda la interpretación.
De todas maneras,el momento mas emocionante del disco llega con la meritoria
interpretación de “Black Diamond”, otro de los temas que mas se prestan a arreglos
sinfónicos. El dramático solo final ejecutado por Tommy Thayer eriza el vello
y los arreglos orquestales para el caos final durante el cual la batería se
eleva varios metros por encima del escenario y la pirotecnia aparece por todos
lados son espeluznantes.

La mayor sorpresa del disco es, sin lugar a dudas, la fiel interpretación de
“Great Expectations”, un tema que la banda jamás había tocado en directo. A
tal efecto, aparece sobre el escenario el Australian Children’s Choir, que acompaña
a Gene Simmons a la voz. El arreglo final del tema es de nuevo brillante. El
fin llega con una curiosa versión de “I Was Made For Lovin’ You” y una interpretación
de “Rock And Roll All Nite” que debió acabar con toda la polvora de Melbourne.
El enfoque que David Campbell ha dado a la sinfonización del tema es algo mas
simplístico que en otros como “Detroit Rock City”, pero efectivo a fin de cuentas.

Como siempre, la presentación del disco es otro punto a tener en cuenta con
una banda como KISS. Un lujoso digipack con dos libretos que incluyen fotos,
la relación completa de músicos de la orquesta, cartas de los fans y fotos curiosas
de todo el evento completa una edición destinada a darle una patada en la cara
a todos los que llevan enterrando a la banda hace décadas. Quizá viven de las
rentas del pasado, ¿pero cual es el problema si la formula sigue funcionando?
Si no se ha roto, no lo arregles.