Soundgarden: King Animal

Teniendo en cuenta el reciente reportaje sobre la pre-escucha de esta vuelta de SOUNDGARDEN que hicimos (y que aquí se puede leer), no me voy a andar con introducciones, que ya hubo momento de ellas en dicho texto. Lo simplificaré a un hecho: la reunión de SOUNDGARDEN, al menos a nivel discográfico, está a la altura de las expectativas, y de algunos compañeros de batallas (y de épocas) como ocurrió con ALICE IN CHAINS hace unos años.

Sigo opinando igual que entonces en muchos aspectos. ‘Been Away Too Long’ y ‘Non-State Actor’ son dos temas ideales de aperture, el primero con la justa velocidad y el segundo con un ritmo tremendamente pegadizo y que recientemente ha sido lanzado como single. Y desde ahí se nota el peso que tiene la batería de Matt Cameron; otra cosa en la que me reafirmo es que el mayor protagonista aquí es él. Y entonces llega ‘By Crooked Steps’, posiblemente el corte más poderoso y que con unas pocas notas enamora desde la primera escucha; machacón como pocos, simple y efectivo, tiene todas las papeletas para ser un fijo en sus conciertos. Ese lado más pesado y denso (pero sin tanta fuerza) lo muestran más adelante en ‘Blood On The Valley Floor’, pero el disco no se centra en una sola faceta de los de Seattle. La muestra perfecta es que entre las dos últimas mencionadas encontramos una joya como ‘A Thousand Days Before’, con algunos riffs con reminiscencias hindúes, un puente soberbio y una atmósfera que te atrapa desde el comienzo. Ya dije que ‘‘Bones Of Birds’ podría perfectamente entrado en ‘Superunknown’, y cuanto más la he escuchado, más pienso que esté hecha en esa época; junto a ‘Taree’ templan más el álbum dotándole de mucha clase antes de volver a acelerarse (sin desmadre) con ‘Attrition’.

De hecho, el álbum está muy estructurado, ya que otra dupla de medios tiempos son las encargadas de meternos en el tramo final. En ‘Black Saturday’ destaca su estribillo, mientras que ‘Halfwat There’ bien podría ser un tema compuesto por Cornell en solitario que nunca vio la luz. Otra de las destacadas es ‘Worse Dreams’, y es de agradecer que se hayan guardado grandes composiciones para el final de ‘King Animal’. Evocando a su título, parece meternos de lleno en una pesadilla, y es otra de las que tiene pinta de que funcionaría a la perfección en sus directos. Los diez minutos finales con ‘Eyelids Mouth’ y ‘Rowing’ son de los que se saborean, y de los que hacen que los cincuenta anteriores hayan merecido la pena. La primera vuelve a mostrarnos una estructura simple con un riff repetido en bucle, pero donde toda la banda destaca como conjunto. La segunda tiene un toque blues apoyado en una base de bajo (también en constante repetición) que pone la guinda a su vuelta.

La pre-escucha dejó buen sabor de boca, pero ‘King Animal’ es un álbum que hay que degustar, saborear, igual que pasó con algunos de los discos pasados de SOUNDGARDEN. Quizá por ser un grupo que tuvo su momento de gloria en los 90, han sabido hacer un álbum como entonces, de los que ganan con las escuchas si la gente sabe superar el ansia de ponerse con un disco nuevo después de haber escuchado otro. Quien tenga tiempo y sepa disfrutarlo, lo hará. Año 2012, sí, pero más noventero que nunca. Con un poco de suerte, para 2012 tendremos al grupo de nuevo por aquí para ver si quitan el sabor agridulce de su pasada actuación en Sonisphere.