“Khemmis es un grupo de heavy metal maldito (“doomed”) de Denver, Colorado.” Con esta frase, que juega ingeniosamente con el significado del género más mayoritariamente asociado a la banda, abre la nota de prensa que acompaña el envío de su nuevo disco, “Desolation”, que saldrá a la venta el próximo 22 de Junio.

Es mi primer contacto real y en profundidad con los norteamericanos, pero el éxito de sus dos álbumes precedentes (“Absolution”, en 2015, y “Hunted”, en 2016) y la confianza depositada en ellos por parte de la industria (telonearon a Enslaved y a Oathbreaker, y este año les veremos por primera vez en Europa en el festival Roadburn) les convierte en una aventura prometedora. Vamos a escuchar.

La singularidad de la mezcla de influencias

‘Desolation’, de Khemmis, abre con “Bloodletting”, un tema acompasado que enseguida te sitúa en el meollo de la música. Es absorbente. Antes de que te des cuenta, te sientes envuelto por esa atmósfera de elegancia y melancolía que crean las guitarras de Ben Hutcherson y Phil Pendergast, punzantes en los agudos de los riffs y avasalladoras hasta convertirse en abrumadoras en los graves.

Gracias a los guturales, que la banda utiliza con mucha sabiduría de forma esporádica, la canción se cierra con el punto justo de tenebrosidad, para dar paso a los ritmos galopantes de “Isolation”.

En este segundo tema se mantiene el tono afligido, pero ahora se baña de determinación con unas cuerdas mucho más agresivas y sincopadas, herederas sin vergüenza del Iron Maiden más clásico e identificable. Las voces en armonía de Ben y Phil son expresivas a la hora de narrar una historia de pena y pérdida, convirtiendo la canción en un tema que comunica con emoción verdadera.

Provoca deseo de retornar a él. Llegando al ecuador del álbum, queda claro que Khemmis es un grupo coral y complejo. En sus creaciones se mezcla un número lo suficientemente interesante de influencias y géneros que hace que resulte insulso clasificarlos sólo como “doom”.

Es indudable que van algo más allá de eso, pero tampoco se sienten cómodos arriesgando inútilmente. Con temas como “Flesh to nothing”, se puede escuchar que tienen claro cómo quieren sonar y qué quieren ofrecer, y es en esa definición conceptual humilde que consiguen atraerte.

¿Cómo suena Khemmis?

“The Seer” asalta al oyente con unos acordes profundos, que, al introducirse la voz en la estrofa, se tornan mareantes y esotéricos. La cadencia enigmática del tema se ve respaldada por el bajo de Daniel Beiers, bien puntuado por la batería de Zach Coleman. Khemmis desenvuelve así harmonías misteriosas que pueden recordar a Ghost, alargando aún más la sombra de las influencias de las que nace su música.

Sin embargo, llega un punto en la canción en la que los de Denver optan por virar hacia una perversidad más directa que a la que nos tienen acostumbrados los suecos, y apartan de un manotazo el calificativo “suena a Ghost” de la descripción del tema. volviéndolo a los cauces de “suena a Khemmis”.

“Suena a Khemmis” es un epíteto difícil de definir. Como comentaba antes, una parte importante de lo que explica a Khemmis es la mezcla de referencias que puedes palpar en su propuesta, una propuesta que aporta acentos poco habituales de encontrar en un contexto muy afianzado ya en bandas como Candlemass, Mastodon o Baroness.

Un extenuante viaje sensorial

“Maw of time” acerca apocalípticamente el final del disco con su brutalidad y estridente disonancia. Los seis instrumentos protagonistas -dos guitarras, un bajo, una batería, las voces limpias, y la desgarradora voz gutural que te increpa y retener– apisonan el ritmo. La esporadicidad de uso de este recurso convierte su omnipresencia en este tema en un elemento comunicador aún más potente.

Cada intérprete cumple su función dentro de la estructura, convirtiéndole en un personaje con personalidad, objetivos y anhelos propios. Una genialidad compositiva que contrasta casi con extrañeza en el conjunto del álbum.

El final del tema anuncia su llegada con la deconstrucción agónica de dichos personajes, una conclusión aterradora cuyo impacto emocional se desarrolla en el último tema del disco, “From ruin”, pesimista y esperanzadora a la vez, y, en ocasiones, desalentadoramente solitario. Khemmis no tiene prisa, como así lo demuestran sus metrónomos calmados y prudentes.

En “Desolation” la música y la historia asociada a ella fluyen sin presión, desarrollándose nota tras nota. Los americanos no usan grandes filigranas ni espectaculares progresiones pero aprovechan la larga duración de sus temas (“From Ruin”, tema que cierra el disco, llega casi a alcanzar los 10 minutos) para introducirte en una narrativa sensual y intrépido para hacerte viajar por un paisaje de grácil pesar y aflicción. Al acabar el disco, indudablemente, no estás en el mismo sitio en el que lo has empezado.

Grupo:Khemmis

Discográfica:Nuclear Blast

Puntuación:7

Canciones:

  1. Bloodletting
  2. Isolation
  3. Flesh to nothing
  4. The Seer
  5. Maw of Time
  6. From Ruin

Año:2018-06-22

Votación de los lectores:5