Ashes Divide: Keep Telling Myself it’s Alright

Seguramente mucha gente vio en A Perfect Circle tan solo el proyecto paralelo de Maynard James Keenan, algo alejado de su música en Tool, y con un aire mágico que impregnó el rock de los dos trabajos de la banda (dejo de lado remixes y versiones).

Pero no, aquello era mucho más. Porque Billy Howerdel era más que el guitarra y co-fundador de aquella banda. No hay más que escuchar unos pocos segundos de su nueva banda, ASHES DIVIDE, para ver que quizá sí, Keenan era pieza importante de APC, pero el cerebro musical absoluto era Howerdel. Y como no, acompañando a este proyecto está el siempre presente Josh Freese; ya he perdido la cuenta de las bandas donde este tio ha prestado sus baquetas. Además, viejos conocidos como Paz Lechatín aportan su granito de arena; o incluso el mismo hijo de Maynard, Deevo Keenan cede su chelo en un tema. Además, entre los créditos del álbum también están Johnette Napolitano, presente en ‘Too Late’, y Matt Skiba, de Alkaline Trio.

Simplificando al mínimo la descripción, tanto de álbum como de grupo, diría que cualquiera que sintiera necesidad de un nuevo trabajo de A Perfect Circle (que apunta a que nunca llegará), saciará sus ganas con ‘Keep Telling Myself it’s Alright’. Musicalmente parecidísimo, solo está el cambio de la voz, ocupándose el propio Howerdel de la misma, que si bien no es Keenan, cumple bastante con las expectativas y raya a la altura. Es la canción donde colabora la ex-bajista de APC sin duda la de mayor potencial y la que mejor podría definir este trabajo. ‘Denial Waits’ es dulce, susurrante, algo más dura en sus estribillos, pero sobre todo, sentida. También podría resumirse con ‘Sword’, el tema que cierra el álbum: una intro de piano triste, que da lugar a un ritmo más crudo, donde el piano pasa a segundo plano, para volver a ser protagonista al final.

Y es que esos temas encuentran el equilibrio perfecto de lo que se presentan (en algunos por separado) los otros nueve, todos con adornos que hacen de cada pieza una delicia. Canciones calmadas del estilo APC, que cerrando los ojos uno podría pensar que está escuchando ese grupo, como ‘Forever Can Be’, ‘A Wish’ o ‘Ritual’, con tintes muy atmosféricos todas, se intercalan a cortes con mayor presencia de las guitarras, como ‘The Stone’, una de las más destacadas, o ‘Higher’, incluso con cortes de ritmo alegre, como es ‘Defamed’, o alguno que se sale de la velocidad de crucero, como ‘Enemies’.

Un disco que, si bien no llega al nivel de las obras del grupo que marcaron a Howerdel, sirve de reclamo a una buena legión de fans. Quizá no tenga tanto encanto como ‘A Mer de Noms’, ni llegue tan adentro, puede que no se hable de este álbum dentro de unos años como se hace ahora de aquel, pero que quede claro que talento tiene de sobra para plasmarlo en nuevas composiciones.