En el prog muchas veces el sentido de la estética es más que dudoso. ¿Habéis visto el merchandising oficial de Dream Theater? A eso me refiero. Pero se les perdona, porque pese a todo podemos disfrutar de discos como este estupendo "Kaleidoscope", el nuevo trabajo de la súper-banda Transatlantic, que tras esa horrenda portada esconde 75 minutos del mágico brebaje sonoro al que nos tienen acostumbrados.

En el prog muchas veces el sentido de la estética es más que dudoso. ¿Habéis visto el merchandising oficial de Dream Theater? A eso me refiero. Pero se les perdona, porque pese a todo podemos disfrutar de discos como este estupendo «Kaleidoscope», el nuevo trabajo de la súper-banda Transatlantic, que tras esa horrenda portada esconde 75 minutos del mágico brebaje sonoro al que nos tienen acostumbrados. De hecho, la primera característica que me llama la atención de esta banda es que, siendo alguien como yo, que siempre insisto en la importancia del minutaje y que los discos de más de 55 minutos se me hacen largos por mucho que me guste la banda, me veo asombrado ante lo rápido que se me pasan los casi 80 minutos que suelen durar los álbumes de esta agrupación. No sé qué será, pero cuando me quiero dar cuenta el disco ya está acabando y acabo volviéndolo a poner.

Cuatro años y medio después de la publicación de «The Whirlwind», obra con la que nos presentaron una sola canción dividida en 12 movimientos, este»Kaleidoscope», su cuarto álbum, vuelve a formato de «Bridge Across Forever»: dos suites que rondan los treinta minutos, y algunos temas más cortos entre ambas. Como era de esperar, lo más interesante son los dos temas largos, con los que queda demostrado que su especialidad es componer suites (las comparaciones son odiosas, pero ya podrían haber tomado nota sobre esto algunos en su último trabajo). ¿Qué nos ofrece este álbum respecto a los anteriores? Nada. Y es que ya sabemos que Transatlantic tienen su sonido definido y ni tienen interés en cambiarlo, ni los fans tenemos ganas de que se vayan por otros derroteros. Como decía en el artículo sobre el progresivo en la actualidad, en la mayoría de sectores de este género hoy día ya sabemos con qué nos vamos a encontrar, y este es el mejor ejemplo: el disco arquetípico de Transatlantic ya está definido y no precisa ningún cambio, simplemente queremos canciones nuevas con esa fórmula, que nos recuerden por qué nos gustan tanto y, ya de paso, que den pie a nuevas giras con ese material nuevo.

El disco abre con «Into the Blue», que también es la  primera épica del álbum. Debo decir que este tema es el que más escuchas ha precisado para cogerle el gusto, y es que si bien tiene todos los elementos que necesita, parece como que por algún motivo no acaba en encajar a la primera. Pese a ser claramente inferior a su hermana en el disco (el tema-título), sigue una estructura muy parecida y que es la que encontramos en todas las suites que nos encantan de esta banda: una intro instrumental extravagante como Overture, seguida por la sección principal en la que encontramos las melodías y estribillos más memorables y que más tarde, después de un par de movimientos más, volverán a aparecer en un Reprise a modo de himno para cerrar la canción, dejándolo en todo lo alto. La segunda mitad del tema es considerablemente superior a la primera, y como curiosidad nos encontramos algunos versos cantados por Daniel Gildenlöw, quien había sido miembro en directo de la banda desde sus inicios pero que no había aparecido en ningún disco de estudio hasta hoy.

«Shine» es una de las típicas baladas a las que nos tienen acostumbrados: melosa, con un estribillo sentimental altamente pegadizo que será cantado por todos los asistentes en los conciertos y que en las primeras escuchas parece totalmente prescindible pero se le acaba cogiendo cariño. «Black as the Sky» es el segundo tema «corto» que nos encontramos, esta vez con algo más de movimiento y que sin lugar a dudas hubiera sido un mejor adelanto que «Shine». Pete Trewavas toma las riendas en esta canción con una de sus características líneas de bajo, tan gruesa y trepidante que hace que tu pie no pueda parar de marcar el ritmo instintivamente. En momentos como este es donde toma todavía más protagonismo el hecho de tener a cuatro cantantes en el grupo, y paralelamente, también es uno de los temas donde los fans de la voz de Stolt podemos disfrutar más. En cambio, para aquellos que prefieran la voz de Morse tenemos el siguiente corte, «Beyond the Sun», que bien podría haber sido incluido en alguno de sus discos en solitario y que a usos prácticos realmente es tan solo una intro para «Kaleidoscope», el colosal tema que corona el plástico y que se lleva sin lugar a dudas el título de «highlight». Una estupenda manera de finalizar (ojo finalizar, que ocupa poco menos de la mitad de la duración del álbum), ya que está casi a la altura de algunos de sus himnos míticos como «Duel With the Devil» o «All of the Above». Se llevan la palma la despampanante Overture, así como los pasajes «Black Gold» y «Desolation Days», en total 32 minutos de puro oro (lo único que a mi parecer le falla es ese final en fade out, este tema se merecía acabar de un modo más épico) que hacen que un disco que hasta ese punto era merecedor de un simple «bien» pase a ser realmente recomendable. En conclusión, «Kaleidoscope» se queda ligeramente por detrás del resto de la discografía de la banda, pero sigue siendo un trabajo notable y muy disfrutable, con algunos de los mejores momentos de su carrera en el último tema.

Grupo:Transatlantic

Discográfica:InsideOut Music

Puntuación:8

Canciones:

  1. Into the Blue
  2. Shine
  3. Black as the Sky
  4. Beyond the Sun
  5. Kaleidoscope

Año:2014-01-27

Votación de los lectores:5