Habeas Corpus: Justicia

Convencidos. Así han estado, y así seguirán HABEAS CORPUS. Tanto en sus ideas como en sus trabajos, evolucionando, que no cambiando, a lo largo de cerca de quince años de historia, siete trabajos, que tienen su consecuencia en este octavo, ‘Justicia’. Titulo claro y explícito, pero más aún su portada.

Ya afianzados como cuarteto, con Mr Chifly ocupándose individualmente de las guitarras, solo este y MARS siguen al frente del grupo, acompañados esta vez de Victor e Iván como nuevos fichajes al bajo y la batería respectivamente. Siguiendo muy presente su lado hardcore, con esta nueva obra vuelven a hacer, literalmente, lo que quieren. Y es que el término evolución no tiene que estar reñido con mejor o peor, sino con el calificativo de distinto. Hay grupos que no se cansan de hacer veinte años lo mismo mientras estén convencidos de ello (y si venden, pues mejor todavía para ellos). Pero hay grupos inquietos, abiertos a nuevos estilos, a experimentar, que necesitan de ese pequeño cambio manteniendo sus señas de identidad. Y la trayectoria de Habeas Corpus es un ejemplo perfecto de esto.

Seguramente ‘Justicia’ sea un trabajo más duro y embrutecido; y se aprecia sobre todo, y desde el principio, en la forma de afrontar las canciones por parte de MARS. Su registro melódico queda en un más que segundo plano, y se dedica a gritar sobre unas letras reivindicativas, sí, como siempre, pero que también dejan paso a otras temáticas. Solo hay que leer algunos de los títulos para darse cuenta de lo primero: ‘La riqueza es un crimen’, ‘La ideología del Sistema: consumismo’ o ‘La Religión es muerte’ son claros ejemplos. Letras explícitas, donde el grupo no se cansa de criticar la sociedad. Uno se podría preguntar el por qué, si han evolucionado musicalmente, porque no lo hacen también en el terreno de las letras; tan sencillo como que algunos grupos puede que se cansen de gritar sin poder hacer mucho más, y Habeas Corpus ni se han cansado ni tienen intención de hacerlo. Simples suposiciones de un servidor, pero mientras haya cosas que no vean bien, MARS es totalmente libre de expresarse al respecto.

Un lado más personal deja huella en ‘No en mi nombre ‘, con mayor presencia del rap del pasado (al igual que ‘Control y vigilancia’), y sobre todo en ‘Después del último adios’, que desde ya tiene papeletas para convertirse en un himno para los directos, con esos coros del todo destinados a tal fin. Pero pronto se ve tapado por temas rápidos y brutos, como ‘Hipocresía’ o ‘Brutalidad policial’. Digamos que dentro de los parámetros donde está encuadrado en disco, han intentado darle un punto de dinamismo bastante acertado y hasta cierto punto conseguido.

Un paso más en una carrera, confiados en sus ideas; y es normal en un país donde esté quien esté al poder, hay cosas donde no se mejora. Lo dejan claro con ‘La razón del poder’ y con todos los pensamientos que proyectan en su música. Pasos seguros en una trayectoria larga, a la que quedan años por delante, y más teniendo en cuenta que donde el grupo demuestra todo su buen hacer es en sus giras.