Johnny B. Nasty: Johnny B. Nasty and the Rock Circus

Ahora que los Nasty Army han pasado a mejor vida el bueno de Johnny B. Nasty la emprende en solitario con un disco que sorprende muy positivamente. Rock deudor de los 80, hecho con mucho gusto, con todos los clichés, directo y plagado de unas letras que están muy cuidadas y trabajadas a pesar de que son directas, a veces soeces, pero que versan sobre el mundillo del rock-metal, sus fans, la gente del negocio y demás. Todo orbita en la escena y de mano de gente que ya lleva años en esto.

Abren con un “Maquina infernal” que es toda una declaración de intenciones: rock directo deudor de las grandes bandas de la escena de los 80, véase Barón Rojo, Obús, Panzer… En otras manos unas letras como las de “Frikipollas” o la de “Yo quiero ser Sleazy” podrían haber quedado sumamente facilonas y ofensivas, pero la verdad es que Johnny las convierte en divertidas críticas a los habituales especímenes que viven en nuestra escena. Las dota de buenos estribillos y bonitas líneas vocales repuntadas con una producción algo sucia pero ideal para el estilo macarra.

“Luna” puede que ponga las manos en la cabeza a más de uno por lo directo de la letra, pero la cosa funciona y firman otro tema pegadizo que detestará la homenajeada, si es que existe… Las colaboraciones de Sherpa y de Miguel Costas (ex de Siniestro Total) suman al producto final. Todo un lujo para el CD. Precisamente el evocador tema “Qué hago yo aquí” es de lo mejor del álbum, y curiosamente es en este cuando aparece Sherpa. Otra tremendamente evocadora y de letra muy bonita es “Víctimas de nuestra generación. Esta última, bien apoyada por coros, parece un guiño a Barón.

Es un disco que entra desde la primera audición, bastante variado a pesar de que mantiene en todas las canciones unos parámetros similares. Hay un homenaje a Homer Simpson en “Me atrapó el Dios del Rock”. Su faceta de filósofo debe ser reivindicada. Hay en muchos temas bonitos homenajes a tiempos pasados y a grandes bandas. Las noches de fiesta son tratadas en “Fiebre del Rock” y el amor a primera vista protagoniza “Sexo telefónico”.

Gratísima sorpresa al de Johnny y este CD. Esperemos que se prodigue pronto en directo y veamos sobre las tablas todas estas canciones, que dicho sea de paso, parecen haberse escritas para sonar en directo. Lo mejor de todo es que en todas las canciones Johnny nos cuenta algo, y en muchos momentos, llega. Son pasajes del día a día e historias de la vida muy bien musicadas. Y es que cuando quien escribe y toca tiene algo que decir, se nota.