Realmente hay cosas que resultan curiosas. No porque sean nuevas, pero es chocante como de la noche a la mañana se puede pasar de la inactividad absoluta a estar descargando en un festival de más de 20 bandas como la cuarta formación más importante del cartel y con un contrato discográfico renovado bajo el brazo. Y esto en cuestión de unas semanas, después de años de silencio.

No habría apostado ni un céntimo por FLOWING TEARS después de que cayeran en un periodo lleno de sombras que no auguraba nada bueno para la formación. Además, su Gothic Metal no va en la línea del que se viene estilando últimamente en Europa y las mediciones sobre el índice de seguidores que todavía apoyarían a la banda se antojaban harto complicadas. Está claro que el género ha demostrado ser volátil y que hoy en día pocos exponentes quedan de lo que allá por la década de los 90 surgió como estilo abanderado por gente de la talla de THEATRE OF TRAGEDY en su vertiente más gothic/doom o THE GATHERING en esa transición hacia el rock hipnótico.

FLOWING TEARS no se encuadraban en ninguno de esos bandos, pero su Gothic Metal tenía más peso que las ligeras apuestas que inundan el mercado hoy en día. De la combinación de una base rítmica rica y más variada de lo habitual; una voz lejana a ser clónica del resto; y unos músicos más cercanos a la generación de banda como TIAMAT, MOOSNPELL o SAMAEL … surgió una formación con gran proyección pero que finalmente se fue desinflando ante la responsabilidad y el reto planteado. Culpa de aquel pequeño descalabro lo tuvo la difícil situación existente en el seno de la banda. Los compromisos extra musicales siempre condicionaron toda actividad referente a giras, grabación de discos y demás. Esto no es que sea nuevo ni que sólo les afecte a ellos; pero es curioso comprobar cómo en alguna gira la cantante de la formación – Stefanie por aquel entonces – tuvo que hacer durante varios días consecutivos cientos de kilómetros para atender sus obligaciones laborales y seguidamente estar al pie del cañón en el escenario con FLOWING TEARS. Y esto justo antes de empezar una tournée de más de 20 fechas.

Pero desde aquel entonces ha llovido mucho. La banda se toma esta nueva andadura junto Ascendance Records de manera muy diferente. Tienen el conocimiento y la experiencia previa; y además parten con la ventaja de tener una formación aparentemente más sólida con los hermanos Vogt y Bejamin y Stefan – que también comparten labores en POWERWOLF- al frente.

Vayamos pues, una vez hechas las pertinentes presentaciones, a lo que representa el grueso de este trabajo. “Invanity – Live in Berlin” recoge un concierto semi acústico conmemorativo del décimo aniversario de la banda. Por razones prácticamente obvias, la grabación fue registrada en directo en la céntrica iglesia de la pasión (PassionKirche) de la ciudad de Berlín. La verdad es que puedo imaginarme el marco perfectamente. Berlín es una ciudad cosmopolita donde toda apuesta cultural tiene cabida. Así que no creo que extrañase mucho el hecho de que una banda como FLOWING TEARS realizase un concierto de estas características en una iglesia local. Eso sí, no me imagino algo parecido en alguno de los dominios de Rouco y compañía en el terreno patrio. ¡Menudo escándalo! dirían. Pero ese es otro tema, y ya sabemos quiénes son los adelantados y quién los reaccionarios en ambos casos.

Con un sonido maquillado y pasado por los controles, se trata de recoger lo mejor de la banda en su última década de carrera. Es así como los temas escogidos – bastante acertadamente, por cierto- pertenecen a sus álbumes “Jade” (2000), “Serpentine” (2002) y “Razorbliss” (2004). Digamos que está lo más representativo, a saber, temas como “Swallow”, “Merlin” o “Lovesong for a dead child”.

La joven voz de Helen suena poderosa y amplia en registros. Buen comienzo, ya que lo de encontrar buenas vocalistas últimamente se vende caro. De manera sencilla y sincera, Helen describió el concierto como algo único, con una atmósfera espiritual especial y un cariz realmente emocional. Y no estaba equivocada. Las sensaciones y el sonido de “Invanity” transmiten exactamente eso: emoción.

Con una carrocería instrumental menor a la habitual, FLOWING TEARS fueron capaces de meterse al público en el bolsillo y dejar perlitas como la versión de SLAYER de “Dead Skin Mask” que suena realmente transformada y curiosa. Y el caso es que todavía hay más, por que el mismísmo Johan Edlund presta su voz en su particular papel de NICK CAVE en “The Weeping Song”. Este hombre la verdad es que es extraño donde los haya y hace cosas que se escapan al entendimiento del resto de los humanos, pero hay que decir que metido en su rol oscuro lo borda. Y la profundidad y gravedad de su voz son genuinamente auténticas. Bravo por este tema, que se escapa de la tónica habitual de los cortes de la banda.

Es por tanto un disco para disfrutar en momento de relajo, degustando cada segundo de interpretación. Sigo quedándome con los temas clásicos como “Merlin” – probablemente la mejor composición de FLOWIN TEARS a lo largo de su historia -, pero es el conjunto el que hace que el trabajo no sea algo previsible, monótono y esperado. Por lo demás, seguiremos esperando a la siguiente entrega metálica que esperemos no tarde mucho en llegar.

Alejandro Pérez

Grupo:Flowing Tears

Discográfica:Ascendace Records

Puntuación:8

Canciones:

  1. Swallow
  2. Undying
  3. Portsall (Departure Song)
  4. Lovesong For A Dead Child
  5. The Marching Same
  6. Merlin
  7. Pitch Black Water
  8. Dead Skin Mask
  9. The Weeping Song

Año:2007