Bigelf: Into the Maelstrom
Bigelf son una increíble banda que desgraciadamente ha sufrido demasiados tropiezos a lo largo de su carrera. Y es que esto es lo único que explica que con material de tanta calidad todavía sigan siendo unos desconocidos para mucha gente. A la mayoría os sorprenderá saber que se fundaron en 1991, y que en todo este tiempo tan sólo han publicado cuatro álbumes de estudio y dos EP’s. La primera etapa destacable (después de los primeros años) se encuentra entre los años 2000 y 2003, cuando publicaron trabajos nada despreciables como «Money Machine» y «Hex», antes de desaparecer de la industria musical durante un lustro. En 2008 ganaron impulso de nuevo, y alcanzaron unas cotas de popularidad inesperadas con su obra cumbre, el fenomenal «Cheat the Gallows», que los llevó a conseguir grandes metas como tocar en el High Voltage Festival de Londres o formar parte de la gira Progressive Nation junto a Dream Theater y Opeth por toda Europa.
Y ahí llegó el momento clave. Cuando navegaban a toda vela hacia el éxito, el barco empezó a hacer aguas por todos lados. Problemas financieros, problemas personales, problemas entre los miembros de la banda. ¿El resultado? Dos músicos que habían estado en la banda durante ocho años (uno de ellos más) abandonaron la formación dejando a Damon Fox y Duffy Snowhill solos en la banda. Ante la abrumadora situación, Bigelf entran en hiato indefinido. Sin embargo, la gran amistad entre Damon y Mike Portnoy hace que el segundo lo anime a revivir el proyecto, de modo que aquí estamos. Con Portnoy como músico de sesión a la batería y la incorporación de Luis Maldonado a la guitarra, Bigelf vuelven a la carga con «Into the Maelstrom», su nuevo trabajo. Y esperamos que esta vez sean capaces de seguir adelante durante mucho tiempo.
Este álbum no nos ofrece un sonido nuevo, y particularmente pienso que eso está bien por el momento en el que se encuentran. Si me permiten explicarme…»Into the Maelstrom» es un muy buen ejercicio de identidad, destinado a recuperar todo aquello que era el orgullo y bandera de Bigelf. Es un disco que representa un nuevo inicio como banda, pero asentando el sonido que los ha llevado a ser lo que son y a partir de cual ya veremos qué más nos pueden ofrecer. Personalmente opino que en el aspecto compositivo no está al nivel del colosal «Cheat the Gallows», pero sigue siendo un lanzamiento muy a tener en cuenta. Canciones adictivas, esa fantástica mezcla de rock progresivo, psicodelia y sonido sabbathiano… la sensación de que por tus oídos desfila un circo de los horrores protagonizado por extravagantes alienígenas. A esto le añadimos que la producción se ha vuelto todavía más jugosa al aumentar el nivel de saturación, de modo que el disco entero es como intentar comerse de una pieza un pedal de fuzz. Y eso es bueno.
Estrictamente ligado con esta enorme saturación está el sonido del bajo en el álbum, que prácticamente ha tomado más protagonismo que la guitarra, algo que también podría tener que ver con el hecho de que el guitarrista sea la última incorporación y no forme parte del núcleo de la banda propiamente dicho. Si pasamos a fijarnos en la batería, la verdad es que me he llevado una muy grata sorpresa. Cuando supe que Portnoy iba a grabar este disco, me imaginé lo peor, pensaba que pasaría como en muchos otros discos en los que ha colaborado: sobrecargaría las líneas para ser el centro de atención. Pero no. No esta vez. Y gracias a ello, el disco es mucho mejor de lo que podría haber sido. En esta ocasión, Mike ha sabido ser comedido y poner sus dotes al servicio de la música de Fox. Hay algún momento en el que imprime más personalidad y se dedica a hacer de las suyas, pero en líneas generales hace un muy buen trabajo como músico de sesión, adaptándose a las necesidades de cada canción. Al fin y al cabo, lo que estas canciones piden son baterías sencillas con pequeños detalles, y en gran parte es a lo que se ha dedicado esta vez.
El disco abre con la simple y pegadiza «Incredible Time Machine», y acto seguido nos ofrece uno de los mejores cortes del álbum, la movida «Hypersleep». «Alien Frequency» es otro de los highlights, así como la tranquila «Mr. Harry McQuhae», que cumple las funciones de balada del disco junto a la algo más mediocre «Theater of Dreams», pese a que ninguna de ellas coge los tintes floydianos que tenía aquella maravillosa «No Parachute» de hace unos años. Para cerrar tenemos «ITM», que pone sobre la mesa algunas de las ideas más interesantes del redondo (esos vientos reminiscentes al prog más viejuno y ese ritmo del 6:07…) y sirve como broche final a un álbum que no decepciona a los que ya éramos fans de la banda y que muy seguramente captará nuevos seguidores. Bigelf vuelven a estar en movimiento, nos han demostrado que son capaces de volver a sacar álbumes competentes, y esperamos que ahora que se ha reinstaurado su cirquense imperio, añadan algunas influencias nuevas a la fórmula. A ver con qué nos sorprenden la próxima vez (esperamos que haya una).
Grupo:Bigelf
Discográfica:InsideOut Music
Puntuación:8
Canciones:
- Incredible Time Machine
- Hypersleep
- Already Gone
- Alien Frequency
- The Professor & The Madman
- Mr. Harry McQuhae
- Vertigod
- Control Freak
- High
- Edge of Oblivion
- Theater of Dreams
- ITM
Año:2014-03-03
Votación de los lectores:5
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